Personaje histórico de la sociedad brasileña debido a la infancia que tuvo en la más absoluta pobreza y con la que se identifican muchos de sus compatriotas. Pasó de robar para comer a convertirse en el quinto máximo goleador del fútbol brasileño pese a tener unas características diferentes al atacante clásico del país sudamericano. Nacido en Marechal Hermes, suburbio de Río de Janeiro (Brasil), el 4 de marzo de 1946, fue un delantero sin gran técnica pero con unas condiciones físicas impresionantes: saltaba en vertical 90 centímetros en parado y realizaba los 100 metros en poco menos de 11 segundos. Alto y potente, tenía un remate de cabeza infalible y un fuerte disparo con ambas piernas que le permitió ser una máquina de hacer goles.
Su infancia fue traumática, al ver con 5 años cómo su madre moría devorada por las llamas en un incendio. Desde ese momento tuvo que empezar a robar para poder sobrevivir y así estuvo hasta los 18 años. Un día lo pillaron y le enviaron a un correccional donde su vida cambió y empezó a jugar al fútbol. Lo hizo a una edad bastante tardía, pero eso propició su salida de la delincuencia y sus primeros pasos los dio en el Campo Grande. Al principio era bastante torpe en todas sus acciones, pero le ayudaron a mejorar y su progresión fue constante. En 1965 y 1966 jugó con el conjunto júnior y ascendió al primer equipo para disputar dos temporadas hasta 1968, momento en que uno de los grandes del fútbol brasileño se fijó en él y le contrató.
Fue el Atlético Mineiro. Allí se consagró definitivamente y fue el protagonista del campeonato brasileño de 1971 logrando 15 goles y siendo el mejor artillero. Su equipo se proclamó vencedor del torneo tras derrotar en la liguilla final al Sao Paulo por 1-0 y al Botafogo por 0-1, con gol de Dadá. Un año más tarde repetiría la cifra goleadora, pero el Atlético Mineiro no pudo revalidar el título. En 1973 se marchó al Flamengo y comenzó una vorágine de clubes por los que pasó (en total 15) a los que garantizó goles y entrega. Volvió con el Galo en 1974, fichó por Sport de Recife en 1975, cuando se proclamaron campeones de Pernambuco (llegando a anotar Dadá 10 goles en un encuentro contra Santo Amaro) por delante del Náutico, y en 1976 llegó al Internacional de Porto Alegre. Esa campaña conquistaron el campeonato al derrotar en la final a Corinthians por 2-0, el primero de ellos obra de Dadá, que además fue premiado con la Bola de Prata que entrega la revista Placar por sus 28 dianas. A continuación perteneció a Ponte Preta en 1977, de nuevo Atlético Mineiro en 1978 (lograron el campeonato de Minas Gerais), Paysandú en 1979, Náutico en 1980, Santa Cruz 1981, unos meses al Bahía entre 1981 y 1982 (conquistando el campeonato estatal de Bahía), Goiás 1983 (triunfando en el campeonato del estado de Goiás), Coritiba media temporada de 1984, Río Negro el resto del curso de ese año, Nacional en 1985 y su último club, el XV de Noviembre Piracicaba, donde colgó definitivamente las botas cuando contaba con casi 40 años. Como ha relatado en muchas ocasiones, no le preocupaba la técnica, el sólo tenía en su cabeza el gol y lo demostró en su larga carrera, anotando un total de 926 goles (525 oficiales) en conjuntos de todas las regiones del país, desde el Amazonas a Río Grande.
Con la selección brasileña fue internacional en 7 ocasiones entre 1970 y 1973. Dadá coincidió con una gran generación de delanteros en la que se encontraba Jaizinho, Roberto Miranda, Edú, Valdomiro Vaz o César Maluco y nunca se llegó a consolidar. La clave para su debut tuvo lugar en un enfrentamiento entre el Atlético Mineiro y Brasil en septiembre de 1969 en el que Dadá se salió, marcó un tanto y su equipo venció al combinado nacional por 1-2. Su estreno oficial se produjo en un amistoso el 12 de abril de 1970 ante Paraguay en Maracaná que finalizó empate a cero. Dos meses después, tras la destitución de Joao Saldanha, y según se rumorea debido a la petición del presidente del país Emilio Garrastazu al posterior seleccionador Mario Zagallo, fue convocado por Brasil para el Mundial de México. Allí, la verdeamarela se coronó campeona tras ganar todos los encuentros del torneo y derrotar a Italia por 4-1 en la final. No dispuso de ningún minuto pero, como siempre ha declarado Dadá, sólo con entrenar junto a Gerson, Rivelino o Pelé valió la pena la experiencia. Su último partido lo disputó frente a Suecia, en el estadio de Rasunda de Estocolmo en junio de 1973. Acabó con victoria local por 1-0.
Actualmente realiza labores de comentarista deportivo, donde sigue echando mano de las múltiples frases que le hicieron famoso en Brasil. Estos son algunos ejemplos:
– “Dime el nombre de tres cosas que detienen el aire: el colibrí, un helicóptero y Dadá”.
– “No existe gol feo. Feo es no marcar”.
– “Un rey siempre debe ser recibido por bandas de música”.
– “Hago todo con amor, incluyendo el amor”.
– “Nunca aprendí a jugar al fútbol porque perdí un montón de tiempo haciendo goles”.
– “Sólo hay tres poderes en el universo: Dios en el Cielo, el Papa en el Vaticano y Dadá en el área”.
– “En un club de fútbol hay nueve puestos y dos profesiones: el portero y el delantero centro”.
– “He hecho más de 500 goles, sólo corriendo y saltando”.
– “Cuando saltaba el defensor podía ver el número de mi bota”.
– “Hay dos cosas que no aprendí: jugar al fútbol y fallar goles”.
* Alberto Cosín.
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