1.- Sujetado a las manos extensibles de Víctor Valdés, el Barça ha ganado la Supercopa, decimosexto título en cinco años, pero ha dejado sin responder el cuestionario de asuntos pendientes que arrastra desde hace quince meses. No hay respuestas todavía, probablemente porque estamos en agosto y exigirle soluciones a Gerardo Martino a estas alturas sería tan necio como extraer conclusiones definitivas de los tres partidos disputados en los últimos siete días.
2.- Pero el cuestionario sigue abierto, esperando que lleguen las respuestas, mientras se va agrandando el listado de equipos potentes que hacen sufrir al Barça. Ahora es el Atlético, como la temporada pasada fueron el Bayern y el Real Madrid, el PSG y el Milan, y la anterior el Chelsea. Mientras se miden los problemas en función de jugadores individuales, lo que mengua es el rendimiento colectivo. El Barça de hoy es inferior al del ciclo 2008-2011 y no desde el punto de vista de algunos jugadores que han descendido su rendimiento, que también, sino porque ha dejado de ser una máquina colectiva de precisión.
3.- En algún punto de estos años, el Barça se aburrió de sí mismo. Lo percibió Guardiola, intentó pinchar buscando una reacción y lo que encontró fue hueso. Quienes debían reaccionar para volver a ser imparables le dijeron, por gestos, que no estaban dispuestos al sacrificio. Liberados de aquel pesado tirano de los pequeños detalles mil veces repetidos, el equipo pareció volar al principio, como quien deja el listado de tareas pendientes para mañana: hoy te sientes feliz y libre, pero mañana habrá que hacer las tareas. Se vio en primavera y ahora lo está viviendo en sus carnes El Tata Martino.
4.- Los asuntos pendientes van mucho más allá de si hace falta un defensa central o dos, si el mejor acompañante en ataque es uno u otro o si los interiores han de ser más verticales o menos. El verdadero cuestionario va de jerarquías llevadas al límite, en algunos casos para engrosar ego y palmarés, en otros para que se sepa quién manda. Va de intensidad en el trabajo diario, donde bajar un leve porcentaje el ritmo se traduce en estancamiento. Va de la búsqueda incesante de perfeccionar los detalles en busca de la excelencia, pues lo contrario significa un paso atrás. Estas son las cuestiones a las que se enfrenta un entrenador honesto e inteligente como Martino.
5.- La final de la Supercopa no alivia el cuestionario, pero tampoco debe movernos a la precipitación. Jugando siempre en la frontera de las líneas rojas, el Atlético es un conjunto formidable. Los equipos bien preparados acostumbran a ser reflejo de su entrenador y el Atleti es el otro rostro del guerrero Simeone, a quien todos recordamos sus características como jugador. El Atleti actual juega con once Simeones sobre el campo y es un mal rival para este Barça con dudas existenciales.
6.- El partido ha sido un duelo entre balón y espacio. Replegado en 4-5-1, con Diego Costa y Koke cerrando las bandas y Villa de avanzado, el Atleti ha enjaulado al Barça, fiándolo todo a una contra decisiva. Las ha tenido: dos grandes contragolpes y una deliciosa jugada de combinación. Las tres veces ha aparecido un gigantesco Valdés, el mismo que tantos goles cruciales ha salvado a lo largo de la década, para salvar a su Barça.
7.- Como hicieran antaño otros muchos equipos, el Atleti sencillamente ha levantado un muro. Ha tenido éxito. Duro, agresivo, en bastantes ocasiones más allá del límite, como en el pisotón de Godín a Alves. Compacto, serio, concentrado y coordinado. Ha basculado hasta diez veces en una misma jugada, sin desmoronarse, logrando que fuera el Barça quien perdiera paciencia y ritmo. Con empujones, patadas y agarrones o cuerpeando, cerrando espacios y presionando. De las dos maneras, los rojiblancos han ido empujando al Barça fuera del área de Courtois. Sirva Messi de ejemplo, pues apenas ha pisado área, alejado hasta casi el círculo central.
8.- Aunque ha podido marcar en el minuto 7 tras un brillante pase filtrado de Busquets, no ha sido la noche más brillante de Messi, repelido a territorios lejanos por la presión rojiblanca, agobiado y cerrado. Esta ha sido la gran victoria del Atlético: alejar a Messi, tanto como ahogar a Cesc. Con el argentino empujado a las tinieblas y el catalán emparedado entre líneas, el Barça se ha quedado sin argumentos para penetrar, pues en las bandas ni Alexis ni Neymar lograban superar el permanente 2×1 que les hacían lateral e interior.
9.- De este modo, los barcelonistas solo han rematado dos veces con peligro en 90 minutos. Pocas veces un dato refleja tanto. El Barça tuvo el balón, que es premisa necesaria pero no suficiente, pero el Atlético controló el partido. Se jugó donde y como quiso el visitante, incluidas las mencionadas líneas rojas. Lo inquietante para el equipo de Martino no es que el rival se encierre, sino que los suyos no posean la clarividencia colectiva para siquiera generar ocasiones.
10.- Crecido tras el descanso, el Atleti incluso pasó a dominar en campo contrario durante quince minutos. Fue un período inaudito, con el Barça reculado sobre Valdés, sin oler el balón, y los rojiblancos mostrando una capacidad sensacional de asociarse rápida y certeramente. El Atleti fue más peligroso jugando en bloque que generando sus transiciones defensa-ataque, más artificio que fuego real. Digamos que tuvo mucho más peso en el juego Arda Turan, excepcional, que Diego Costa.
11.- A la hora de partido, el Barça recuperó el cuero y cierta serenidad. El Atleti había estrellado sus ocasiones en las manos de Valdés y, poco a poco, fue perdiendo concentración y fiabilidad. Empezó a llegar tarde a todo, aunque el Barça no llegó puntual a nada, simbolizado en Neymar, resbaladizo como si jugara sobre hielo. Salvado por Valdés, un Mascherano hiperconcentrado y el Busquets de siempre, el campeón conquistó otro título y lo celebró con alegría, pero por la cabeza de Martino se intuyen ríos de dudas.
y 12.- Demasiado pronto para sacar conclusiones, sea sobre el ritmo de Xavi, el alejamiento de Messi o la fragilidad de las transiciones defensivas, lo indiscutible es que el juego colectivo del Barça parece seguir en la UVI como en primavera, aunque ya veremos si es algo transitorio o se convierte en crónico frente a los grandes equipos. Los próximos meses responderán a las preguntas del cuestionario y empezarán a dibujar el futuro de este colectivo.
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