Haría falta dimensión editorial para resumir la riqueza táctica que ha protagonizado el Pep Team pero consciente de vivir un primer epílogo, el equipo quiso incluir la mayoría de virtudes en la final de Copa, un partido que resumió lo que han sido estos cuatro años, si exceptuamos la defensa de tres y el brillante juego de pies del guardameta titular. El resto estuvo ahí, sobre el césped del Calderón: los centrales bien abiertos; un extremo estirando la lona; un 9 profundo arrastrando centrales, apartando las piedras del camino para la llegada del imperial Messi; el falso 9, a ratos regresado a su base en banda derecha para tirar la diagonal hacia dentro; Xavi en altura de ¾, olvidado el viejo papel de aguador para destilar mejor su virtud de control; Iniesta jugando en ninguna parte, como un líquido inasible, bombero de los espacios, siempre donde mejor rendimiento puede dar; la salida limpia de Piqué, el atacante más peligroso por su conducción impasible; la anticipación olfativa de Mascherano, una de las grandes reconversiones del ciclo junto a Abidal; o la inaudita inteligencia táctica de Busquets, definitivamente pieza esencial de la maquinaria, la pequeña polea que lo mueve todo.
En la intensidad feroz del principio, en la presión exuberante, en la defensa muy alta vimos al Barça de 2009, equipo hambriento que iniciaba su construcción legendaria. En la frialdad de la transición defensiva, en la constancia posicional, en el apoyo al compañero vimos al Barça sólido que no concede oportunidades al rival, clave oculta del éxito. La final copera contiene casi todo el catálogo del ciclo Guardiola, como si los jugadores hubiesen querido exponer sobre el campo cuanto han aprendido y evolucionado en este período. Exhibición fin de curso.
La propia preparación para la final es otro resumen de la era Pep: trabajo en silencio, ajenos a la jauría de charlatanes que elucubraba sobre la escasa mentalización del equipo; microciclos de 3-4 días de carga milimétricamente aplicada por Buenaventura y Seirul.lo; entrenamientos de máxima intensidad y búsqueda de frescura mental, madre de todas las victorias. Aunque se miran las piernas, el éxito reside en la mente. Cuando el Pep Team ha podido preparar sus finales con la mente fría el resultado ha sido contundente, véase Wembley o esta Copa. Al mismo tiempo, un encuentro tan paradigmático también contiene los defectos y vicios del equipo, sus puntos flacos y aspectos a corregir. Será un partido para revisar durante años porque expresó la variedad casi completa de habilidades tácticas y también señaló aquellas facetas que pueden mejorarse. No había mejor homenaje a Pep por parte de sus futbolistas que jugar cuatro años dentro de un mismo partido.
– Foto: EFE
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