1.- El Valencia no estará en el bombo para la próxima fase de la Champions League. Nadie daba como favorito al equipo de Ernesto Valverde, algo normal después de la mala imagen que dieron en el partido de ida en Mestalla. Precisamente en ese estadio, en casa, fue donde el Valencia perdió esta eliminatoria por un claro motivo: no saber competir. Allí, el PSG abusó de los defectos del rival, y con su pegada le bastó para dejar la eliminatoria casi resuelta. A ese casi se aferró el Valencia en el Parque de los Príncipes de París y, desde luego, pugnó la eliminatoria.
2.- Contadas son las ocasiones en las que ha competido el Valencia contra rivales superiores. Se recuerdan los partidos contra el Barça, el primer partido de liga en el Bernabéu y el tú a tú planteado al Bayern München. Contra el PSG, el Valencia volvió a ser competitivo, incluso superior a los franceses, pero ni la pegada ni la calidad es comparable en las líneas de ataque. Lavezzi, sin brillar en exceso, se ha bastado para marcar en los dos enfrentamientos, mientras que Soldado, el gran referente ofensivo de su equipo, se va de vacío.
3.- Valverde se enfrentaba a un reto doble: estaban obligados a marcar y a mantener la puerta a cero. Las circunstancias no invitaban al optimismo; sin Costa, Rami y la baja de Joao Pereira a última hora, la defensa era un verdadero cuadro, formada por suplentes y un Mathieu reconvertido a central que estuvo espléndido. Para no conceder las facilidades de la ida, Albelda volvió para guardar las espaldas de Parejo y Tino hasta que le duró la gasolina, pero prescindieron del toque de Canales o Banega. Ancelotti insistió en el conservadurismo que no le permitió sentenciar en Mestalla: trivote con Motta como ancla por delante de los centrales y el equipo replegado en su campo.
4.- El Valencia compite cuando consigue que el balón llegue arriba con fluidez, cuando no se trastabilla en sus propias posesiones dejando su portería en bandeja. En esta mejoría tuvo mucho que ver Parejo, una apuesta personal de Valverde, que empieza a dar resultados cuando la grada había perdido la fe en él. Partió como volante, pero vino a recibir atrás y cayó a la banda para ponerle balones a un Jonas con ganas de tirar paredes. Hasta tres ocasiones claras tuvo el brasileño, pero no encontró los palos de Sirigu. El resto de balones los cortó Thiago Silva, que, aun recién salido de una lesión sigue destacando en un equipo lleno de estrellas.
5.- No funcionó la medular física de Ancelotti. Chantome y Matuidi buscaban hacer un embudo por delante de Motta, pero terminaron por bloquear sus propias transiciones cuando el Valencia presionaba. Pastore fue menos intermitente y tuvo que ayudar a descongestionar a su equipo, que sufría la baja de Verratti. Pero el PSG notó aún más la ausencia de Ibrahimovic, y no por el remate o las ocasiones de gol, sino por el volumen de juego que provoca el sueco. Zlatan recibe en la mediapunta y la aguanta hasta que llegan los compañeros en oleadas; sin su referencia, los franceses se limitaban a buscar la velocidad de Lavezzi a la espalda de los centrales.
6.- A pesar de la buena imagen al descanso, al Valencia le seguía faltando ese gol que hiciera dudar al equipo de Ancelotti. Valverde tomó la decisión de relevar a un Albelda cansado y amonestado para apostar por un mediapunta. Se decantó por Éver Banega, una elección acertada pero que acababa con las posibilidades de que jugara Sergio Canales, el jugador con mejor último pase de la plantilla.
7.- El PSG no supo, o no pudo, meterle intensidad al partido en la reanudación. Los pulmones de Matuidi eran lo único que mantenía a los parisinos enchufados al partido. En cambio, la presencia de Banega dio otro aire a la última fase del juego valencianista. La persistencia de Tino Costa también dio sus frutos. Un balón robado cerca del área del PSG acabó con un zapatazo de Jonas desde la frontal que se coló sin que Sirigu pudiera alcanzarlo. Su gol parecía una señal que daba argumentos para creer a los jugadores valencianistas. Con el marcador a favor, el Valencia vivió sus mejores minutos: los laterales se incorporaban y abrían espacios, mientras Matuidi achicaba aguas en un medio del campo totalmente errático.
8.- El cambio de Piatti se le atragantó a Ernesto Valverde. El argentino entró para aprovechar su frescura y su velocidad, pero la salida de Gameiro y los rechaces acabaron prematuramente con las cábalas del Txingurri. Otra vez más, ocurrió en París lo mismo que en Mestalla, y una pérdida de Parejo en su propio campo propició el gol. Entre Gameiro y Lavezzi se llevaron el esférico tras rebotar en los defensas valencianistas y, con su segundo remate, el argentino batió a Guaita. Un tachón en el buen partido de Parejo, que cada vez crece más en todas las facetas de su fútbol, pero que sigue sufriendo cuando juega más cerca de su defensa.
9.- Aún hubo tiempo para que el Valencia se hiciese dueño total del partido y terminara avasallando al PSG con centros a su área. Salió Valdez, el hombre de los últimos minutos, y sirvió de revulsivo anímico, pero la voluntad del paraguayo no tuvo ninguna recompensa. Cuando solo faltaba un gol para forzar la prórroga, Parejo y Tino Costa ya estaban desfondados por el esfuerzo y el Valencia no tuvo reservas para superar la dupla formada por Alex y Thiago Silva.
y 10.- El PSG volverá a disputar unos cuartos de final de la Champions por primera vez desde 1995, aunque ante un rival de altura se notarán mucho más las carencias que tiene los franceses para hacerse con el control de los partidos. Para el Valencia, el buen partido de París queda empañado por el primer asalto de la eliminatoria, donde el equipo de Valverde no supo competir cuando tenía todas las piezas para hacerlo.
*Alex Argelés es periodista.
– Foto: L’Equipe
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