Cuando Cristiano transforma las bajas revoluciones en alta tensión

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Cuando Cristiano transforma las bajas revoluciones en alta tensión

por ALBERTO LOPEZ FRAU el 23 septiembre, 2014 • 23:04

1.- El Madrid se impuso al Elche en un partido que a efectos prácticos concluyó en el descanso. Durante el primer acto asistimos a unos primeros minutos donde el conjunto ilicitano se adelantó en el marcador y provocó cierta incertidumbre en el marcador, no tanto en el juego, y otro a raíz del empate del Madrid donde poco a poco se fue manifestando la distancia real entre uno y otro equipo, sin alardes por parte del conjunto de Carlo Ancelotti y sin descomponerse en exceso el once de Fran Escribá.

2.- De inicio el Madrid formó con un sistema 4-4-2, con el que parece que encuentra un mayor equilibrio. Aunque realmente el equilibrio se ve favorecido por la presencia de un mediocentro defensivo como es Asier Illarramendi en el once. Si en A Coruña sirvió para contener y ordenar el equipo ante el amago de remontada del Depor, esta noche fue la referencia por delante de los centrales y el iniciador del primer pase por delante de la defensa. Junto a él aparece Toni Kroos, que liberado de la función de mediocentro posicional, posición que ocupa cuando el equipo juega un 4-3-3, tiene más libertad para tocar y descolgarse hacia la frontal del área para ejecutar su gran disparo. Hoy encontró el larguero en uno de sus lanzamientos.

3.- Tocaba fácil el Madrid los primeros minutos, con cierto aire de superioridad que se traducía en un juego de bajas pulsaciones. Se percibía un cierto relax poco recomendable. El Elche de Escribá es un equipo bien ordenado y que se despliega con criterio y facilidad. Domingo Cisma, lateral izquierdo de origen, tuvo que jugar como lateral derecho en la línea de cuatro atrás. Mosquera y Adrián eran los encargados de hilvanar futbol y Rodrigues, Víctor y Corominas los elegidos para intentar conectar con Jonathas a la espalda de los mediocentros blancos. A los catorce minutos, Cristiano realizó el típico penalti que hacen los delanteros cuando intentan despejar en su propia área. Su intento de despeje se concretó en un patadón involuntario a Mosquera. Sin intención alguna derribó al mediocentro del Elche. Edu Albácar lo transformó con un lanzamiento digno de su exuberante pegada con el cañón que tiene por pierna izquierda batiendo al debutante hoy en liga Keylor Navas.

4.- El Elche conseguía contrarrestar el anodino toque del Madrid y desplegarse por fuera. Rodrigues le ganó la espalda a Marcelo y provocó la tarjeta amarilla para el brasileño. En el inicio de partido, Coro había hecho lo propio con Carvajal. Con ambos laterales con tarjeta amarilla y el Elche intentando lastimar al Madrid a la espalda de Marcelo, Ancelotti ordenó a Illarramendi estar atento a las coberturas por ese costado. Fue un acierto y precisamente por ese costado izquierdo comenzó a inclinar el partido a su favor el Madrid desde ese instante. El triángulo que formaban Marcelo, Illarramendi e Isco era el más productivo del Madrid. Inclinando el campo hacia la izquierda fueron enviando al Elche hacia la lona.

5.- En el minuto veintinuno James, más apagado está noche que en Riazor el pasado sábado, colocó un buen centro que Gareth Bale aprovechó para conectar su cabeza con el balón y empatar el partido. Cinco minutos después, Marcelo se tiró en el área pero el colegiado pitó penalti, Cristiano lo transformó en el que iba a ser el primero de su recital particular, porque el portugués vive siempre su partido privado. Con un 200 % de implicación, con algunos errores, fruto de su ansia por el gol, pero con una tensión competitiva admirable y un tesón extraordinario, resuelve las acciones ofensivas con una contundencia impresionante. Siete goles en los últimos tres partidos hablan por sí solos. Nada más cumplirse la media hora decidió emular una vez más al gran Carlos Alonso González, Santillana, para rematar de cabeza un buen centro de Marcelo desde la banda izquierda y colocar el 3-1 en el marcador. Así se llegó al descanso y prácticamente al final real del partido. El Madrid tenía dos goles de ventaja en el marcador sin realizar un juego avasallador, pero sí lo suficientemente positivo para que sus hombres de ataque puedan relacionarse con el gol con Cristiano a la cabeza. El poderío aéreo del Madrid en el juego aéreo ofensivo es destacable.

6.- El segundo acto transcurría con cierto aire anodino hasta que Isco levantó al respetable de sus asientos con un gambeteo cerca del córner izquierdo. El Elche no se amilanó y con un buen Víctor a la espalda de Illarramendi y Kroos conseguía generar algo de inquietud en la frontal del área del Madrid. Varane no pasa por sus mejores días tras su lesión y en ciertos momentos la defensa del Madrid recula en exceso. Quizá por la confianza de la ventaja en el marcador, quizá por no estar sus componentes en la mejor forma física. Ancelotti quiso de nuevo evitar males mayores y retiró a Carvajal con amarilla para dar entrada a Arbeloa. Escribá, por su parte, quiso revitalizar su zona ancha con la entrada de Pasalic por un buen Adrián, que dejó varios envíos largos en diagonal de alta escuela.

7.- Entró Chicharito por Bale en el último tramo para formar dúo ofensivo con un Cristiano que aprovechando que el mexicano era la referencia se movió con libertad por todo el frente de ataque para redondear el marcador con dos goles más: uno de penalti que cometió Pasalic sobre el portugués y otro aprovechando un buen pase interior de Bale.

y 8.- El Madrid ganó el encuentro con unas revoluciones bajas que se vuelven altísimas cuando el balón depende de Cristiano Ronaldo, que significa lo mismo que tener muchos jugadores distintos encarnados en uno solo, con sus virtudes y sus defectos, pero que vuelve a estar cerca de su mejor nivel, justo el que tenía ahora hace cerca de un año cuando se lesionó muscularmente en Almería. Desde entonces nunca paró lo debido tras cada recaída y lo fue arrastrando y pagando. Solo el tiempo dirá si él mismo y el club aprendieron la lección. Mientras tanto se acerca a su mejor nivel, y en esa versión es casi imparable.