Y 932 días después, Mendilibar acabó su relación con Osasuna. El romance comenzó un 14 de febrero del 2011, día de los enamorados, tras el cese de José Antonio Camacho. El murciano fue destituido tras caer en Anoeta por 1-0. Era la gota que colmaba el vaso de un pésimo bagaje de dos puntos en veinte partidos lejos de El Sadar.
«Ir a Osasuna es una ilusión, no un marrón», manifestó Mendilibar en su presentación. Por aquel entonces, los rojillos estaban en descenso a falta de quince jornadas para el final de liga. Su primer partido fue espectacular y barrió 4-0 al Espanyol. Esa temporada los navarros terminaron novenos con 47 puntos, a cuatro del descenso.
El curso siguiente fue mágico para los rojillos. Ya con Mendilibar desde el inicio se configuró una plantilla muy competitiva donde la vuelta del hijo pródigo, Raúl García, fue la guinda del pastel. Osasuna volvió a ser fuerte en casa y los puntos que rascó lejos de Pamplona sirvieron para acabar séptimo, a tan solo un punto de los puestos europeos. Parecía que el espectro de Javier Aguirre volvía a teñir de ilusión a los aficionados, pero todo fue un mero espejismo.
Todavía la gente se pregunta cómo la temporada pasada los rojillos se pudieron salvar con 39 puntos. Fue una de las salvaciones más baratas de la historia. Tras ganar en un agónico partido al Sevilla, Osasuna visitó el Bernabeú en la última jornada con los deberes hechos. Quién lo iba a decir.
Diez victorias y nueve empates fueron suficientes para salvar la categoría. El Reyno de Navarra, ahora El Sadar, perdió la esencia de campo difícil y los rivales estaban deseando ir a Pamplona para jugar ante los rojillos. El efecto de Mendilibar había perdido fuelle completamente y se empezaba a pedir su cabeza.
El verano era el tiempo propicio para despedir al técnico vizcaíno y buscar nuevas soluciones, pero la Junta Directiva confirmó su continuidad. Una decisión que duró hasta el pasado martes 10 de septiembre en el que fue destituido tras dirigir, como un día normal, el entrenamiento en las instalaciones de Tajonar. «Hemos analizado el juego y los resultados de los tres primeros partidos de esta temporada junto a los nueve partidos de la pasada y hemos llegado a esta decisión», aseguró el presidente Miguel Archanco en la rueda de prensa de despedida.
El sábado, Osasuna había sido justamente derrotado ante el Villarreal por un contundente 0-3 y los gritos de ¡Mendilibar vete ya! sonaron con fuerza en la noche pamplonesa. Tras el desastroso partido, sobre la una de la madrugada, la Junta Directiva se reunió en la zona noble de El Sadar, pero prefirió no tomar ninguna decisión en caliente y esperar hasta el martes.
Si el martes se anunció la destitución de Mendilibar, al día siguiente oficializaron la contratación de Javi Gracia. El secreto a voces se hacía oficial y el joven técnico navarro se hacía cargo del equipo de su tierra tras ascender la temporada pasada al Almería con un juego vistoso, algo que echan de menos a las orillas del río Sadar.
Javi Gracia toma las riendas de un Osasuna que había perdido la ilusión y motivación y se dedicaba a deambular por los campos de fútbol. Cero puntos en tres jornadas ha sido la gota que ha colmado un vaso que estaba a punto de desbordarse tras la decepcionante temporada 2012/2013.
* Borja Bernarte es periodista.
– Foto: CA Osasuna
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