1.- Viejo aroma italiano en un derbi que deja a Cristiano Ronaldo por encima de todos. Un impecable gol de falta, una asistencia espléndida y dos disparos al palo. Balance estadístico formidable para el luso, pero mucho mejor lo no cuantificable: una presencia poderosa, superlativa, desconcertante para el Atlético. Un Cristiano de dulce que no se arruga ante un rival endurecido al estilo de su técnico cuando vestía de corto.
2.- Derbi de alta intensidad, pierna muy dura, entradas al límite y provocaciones constantes, uno de esos partidos de testosterona elevada. Diego Costa como paradigma de todas las marrullerías, del mismo modo que Xabi Alonso lo es en materia de corte y confección, vertiente estibador afilado.
3.- El Madrid, que posee más variantes y capacidades que su rival, aunque no las despliegue en exceso, temía tanto las cabalgadas rojiblancas que se ha blindado por dentro, favorecido por la baja de Filipe Luis, intuyendo que dicha ausencia provocaría que el visitante no viajase por fuera. Y así ha sido: un Atleti que siempre inicia por fuera, hoy lo ha buscado todo por dentro y por ahí se ha ahogado.
4.- Partido con reducido volumen de juego. Al Atleti no le interesan las zonas intermedias, como mostrara cien veces anteriormente, véase la final de la Supercopa europea. Es el Atleti del 30 % de posesión como definiera y propusiera Simeone, que solo quiere tener contacto con el balón si es para transitar veloz y definir con acidez.
5.- Con estos condicionantes, el partido se ha jugado hasta el 2-0 en un atasco monumental: no lo digo como demérito, sino como constatación. Un atasco que al Madrid no parecía importunarle, con Casillas de espectador salvo en una acción temprana en la que ha mostrado nuevamente sus excelentes reflejos. El espléndido gol de Cristiano en tiro libre abonaba la sensación de comodidad táctica en la que se movía el conjunto de Mourinho: atascado pero voluntariamente, vista la propuesta rival. Y con el marcador a favor.
6.- Había víctimas, claro. Özil y Di María andaban superados por el encuentro, embotados en ese ritmo de cazalla, bronca y esquinas peligrosas, desconectados del ritmo veloz que exigía el rival, al contrario que Cristiano, activo y generoso arriba como Ramos, mariscal de las zonas traseras. No eran momentos para jugar a fútbol, sino para buscarse la vida.
7.- Blindado atrás por la eficacia de Pepe (también la de Godín en el bando opuesto) y por Alonso más un soberbio Khedira sujetando las caderas del equipo, el Madrid era el de las jugadas puntuales, escenario donde Cristiano se agiganta y Özil se opaca. Obra de ambos ha sido el segundo gol, el que ha descascarillado a los de Simeone, retratado a Cata Díaz y liberado espacios como si fuesen las burbujas encerradas en la botella.
8.- Una feliz asistencia del portugués ha demolido al Atleti, hiperventilado en los días previos, víctima de esas impostoras implacables llamadas expectativas. Al Atleti le puede consolar (que no le consuela, ya lo sé) su incremento de competitividad respecto de años anteriores. Por una vez, el Real no le ha aplastado sin misericordia, pero le ha vencido bien y sin que Casillas haya sufrido ni un rasguño. de hecho, ni cosquillas.
9.- Descerrajada la idea de Simeone, al que todo le ha salido mal, han aparecido los espacios y, con ellos, resucitado Özil, que se ha dado un festín en el tramo final. No es ningún secreto que tener carriles abiertos y pista libre para correr es alimento para los jinetes blancos, lo que ha aprovechado el alemán para conectar con el portugués y galopar sin freno. Ninguno, sin embargo, más destacado que Benzema, ese delantero postizo con alma de mediocentro, creador inagotable de huecos y apoyos, una delicia para la vista.
y 10.- Deja el Atlético sensación de partido fallido en todos los terrenos y el Madrid, la impresión de haber recuperado la velocidad general (aunque haya “ausentes” perdurables como ese Di María desconocido) y es conocido que la velocidad es sinónimo de comodidad para el cuadro del Bernabéu. Con un hombre fuerte por línea (Ramos, Alonso y Cristiano) y dos piezas engrasadas (Khedira y Benzema), el Madrid parece estar despertando de su pájara post-veraniega.
– Foto: Helios de la Rubia (Real Madrid)
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