Ya solo quedan 16 equipos en carrera para conseguir la Copa Libertadores. De los duelos de octavos de final, hay uno que sobresale: Boca-River. El partido entre los dos equipos más populares de Argentina llega antes de lo esperado y es el plato fuerte de los encuentros que se darán para conseguir un lugar entre los mejores ocho del certamen.
Pleno de equipos brasileños en carrera; el campeón San Lorenzo ya eliminado; un decepcionante Colo Colo, que se había armado para pelear y no pasó el exigente Grupo 1; y el Tigres de Monterrey y su muy buena primera fase. La zona de grupos dejó muchos matices, con partidos atrapantes, pero quizás sin la aparición estelar de algún futbolista que sorprenda y sea la gran revelación.
La Librtadores, luego de los cuartos de final, sufrirá un parate por la disputa de la Copa América. Se completarán las semifinales y la final desde el 22 de julio y terminará el certamen el 13 de agosto.
El conjunto Xeneize fue el mejor clasificado (recordemos que los duelos quedan definidos por la posición final tras los seis partidos del grupo): ganó sus 18 puntos en una zona en la que no debió exigirse demasiado. Zamora, Palestino y Wanderers apenas le generaron molestias a un Boca que se armó para ganar la Libertadores en un año en el que el presidente del club se juega la reelección. Pero el premio por haber sido el que más sumó parece un presente griego.
River es el último campeón de la Copa Sudamerica, certamen en el cual precisamente dejó afuera a Boca. Hizo una penosa fase de grupos. Solo ganó ante el débil San José de Oruro en Núñez y si logró su ticket (con apenas 7 puntos) fue porque Juan Aurich no pudo derrotar a los suplentes de Tigres en casa. Los Millonarios se veían eliminados y de repente revivieron. Varios equipos a lo largo de la historia terminaron haciéndose más fuertes luego de situaciones como esta y finalizaron coronándose. Muchos otros, los que no quedan en la memoria, quedaron rápidamente eliminados.
Tras un debate chiquito en torno a cuándo será el cruce, quedó determinado que el 7 y el 14 de mayo serán los partidos, con el juego decisivo en La Bombonera. Boca, invicto en juegos oficiales en lo que va del 2015, y River que con Gallardo en más de 50 juegos apenas perdió tres partidos. Un ingrediente extra: cuatro días antes del enfrentamiento de ida, se medirán por el torneo argentino.
El vencedor del Superclásico argentino se medirá en cuartos de final con el vencedor del duelo entre mineiros y paulistas. El Cruzeiro fue el peor de los ganadores de grupo. En una zona en la cual se pensaba que se clasificaría con mucho margen, terminó obteniendo su boleto en el último juego. De hecho, sumó menos puntos en seis juegos que Sao Paulo, que fue escolta en su grupo.
Aún extraña a Lucas Silva el conjunto de Belo Horizonte, que se benefició de ser emparejado en una zona con Universitario de Sucre, Mineros de Venezuela y Huracán, equipo recientemente ascendido a Primera en Argentina y que echó a perder su chance de pasar de ronda al caer ante el ya eliminado Mineros como visitante en el último juego. Los de Marcelo Oliveira deberán elevar el nivel si aspiran a alcanzar los cuartos, instancia en la que fueron eliminados en el 2014. De todas formas, no dejan de ser los bicampeones del Brasileirao y merecen respeto.
Del otro lado estará un Sao Paulo que cuenta con un plantel riquísimo en talento y experiencia, pero que hasta acá fue ganando encuentros tirando de individualidades y no por la aparición de un buen nivel colectivo. Una dura derrota en el arranque ante Corinthians, en una zona que lo emparejó con el campeón de Uruguay (Danubio) y el defensor del título (San Lorenzo), puso contra las cuerdas al Tricolor. Sumó todos los puntos posibles en el Morumbí y con un agónico gol de Ricardo Centurión, exjugador de Racing, en Montevideo logró sumar 12 puntos y alcanzar los octavos. Se viene otro choque de pronóstico reservado.
De un lado, un candidato natural a la corona más importante del fútbol sudamericano; del otro, una de las sorpresas de esta copa. El Corinthians logró su clasificación una jornada antes del cierre y, ya eliminado del Torneo Paulista, apuntará todos sus cañones a la Libertadores. Guaraní, por su parte, se quedó con el segundo puesto del Grupo 8 tras superar a Sporting Cristal y Deportivo Táchira y ya alcanzó un objetivo que parecía difícil de conseguir antes del comienzo de la copa.
El Timao, nuevamente con Tite en el banco, se convirtió en un equipo copero desde su título en el 2012. Enfrentarse hoy al conjunto paulista no implica lo que generaba hace unos años, cuando las circunstancias terminaban devorándolo. Con algunos futbolistas que alzaron la Libertadores hace tres años como Cassio o Emerson y figuras de la talla de Renato Augusto, Ralf o Paolo Guerrero, los brasileños son un equipo candidato. Cierto es que con el correr del las jornadas, fueron perdiendo solidez.
Del otro lado, el cuadro de Paraguay, dirigido por el español Fernando Jubero, quien le dio una impronta definida al equipo de Asunción. Una pareja de centrales experimentados (Julio César Cáceres y Rubén Maldonado), volantes de buena técnica y la potencia en la delantera de Fernando Fernández y Federico Santander –clave en la clasificación a octavos– conforman un colectivo que parece haber alcanzado su techo con esta instancia. A priori, el Corinthians se ve como un favorito natural en esta llave.
El campeón argentino arrancó la copa en un gran nivel, anotando nueve goles en sus dos primeros juegos, y luego tuvo altibajos demasiado marcados. Del otro lado, los uruguayos hicieron los deberes y superaron a Palestino de Chile en la pelea mano a mano por ser el escolta de Boca. Este enfrentamiento completa la parte alta del cuadro.
Racing ha mostrado dos caras. Por un lado, el equipo contundente que tiene al goleador del certamen (Gustavo Bou, con 7 goles), al futbolista más laureado del torneo (Diego Milito) y, cuando tuvo a su once de gala, a la defensa férrea. Sin embargo, perdió en buena parte de la fase de grupos a jugadores titulares como Luciano Lollo y Luciano Aued, además de que las partidas en diciembre de Centurión y Gabriel Hauche fueron un hándicap que por momentos sintió la Academia. Las 12 unidades lo dejaron el quinto mejor líder.
Del otro lado, los Bohemios de Montevideo, club que vio en sus filas a emblemas del fútbol uruguayo como Obdulio Varela o Enzo Francescoli. Corren otros tiempos, y el entrenador Alfredo Arias ha hecho un gran trabajo con un plantel sin roce internacional, con jugadores en su mayor parte surgidos de las divisiones inferiores. Por eso no sorprende que el colectivo sea el gran valor de un equipo que ha competido de manera formidable: solo cayó ante Boca –los dos juegos– y en el debut tiró de épica para dar vuelta al juego ante Zamora. Un nuevo episodio de los choques rioplatenses en la Libertadores. Racing parte como favorito, pero no puede descuidarse.
Pasamos al otro lado del cuadro, de donde saldrá otro finalista de la copa. Y quizás este sea el choque más desparejo de los que arrojan los octavos. De un lado, el conjunto de Monterrey, con jugadores de primera línea a nivel continental. Y del otro, el equipo de Sucre, que con nueve unidades alcanzó a clasificarse. Esta llave ha comenzado a disputarse una semana antes que el resto: el juego de ida será en Bolivia el 28 de abril y la vuelta una semana más tarde en México.
Los dirigidos por el Tuca Ferretti superaron en casa y como visitantes a Juan Aurich y San José de Oruro y empataron los dos encuentros ante River, pese a ir en ventaja las dos veces. La Copa Libertadores parece ser un objetivo claro para los mexicanos, que en sus filas tienen a diversos jugadores sudamericanos como Nahuel Guzmán (suplente de Sergio Romero en la selección argentina de Gerardo Martino), Egidio Arevalo Ríos (emblema de la Celeste en estos años), Guido Pizarro, Damián Álvarez, Joffre Guerrón, Rafael Sobis y Hernán Burbano. El equipo más septentrional de esta Libertadores, si se lo propone, puede llegar muy lejosm, ya que además tiene un plantel muy profundo, como evidenció en Chiclayo, cuando con suplentes derrotó a Juan Aurich.
Una gloria del balompié boliviano como Julio César Baldivieso es el entrenador de Universitario. Los del Altiplano apenas recibieron tres goles en la fase de grupos y marcaron cuatro, y sacaron un gran provecho a esos tantos (dos de David Castro y dos de Miguel Suárez). Cierto es que en Buenos Aires ante Huracán la suerte estuvo del lado del conjunto naranja que sufrió mucho para poder rescatar un punto. Para aspirar a un resultado histórico, los bolivianos deben obtener un buen resultado en casa, si no la clasificación pasará a ser poco menos que una quimera.
Los colombianos terminaron la fase de grupos en alza, con triunfos ante Estudiantes en La Plata y frente a Libertad en Medellín, y no solo se aseguraron el primer puesto de la Zona 7, sino que además dejaron buenas sensaciones luego de un comienzo irregular. Del otro lado, un conjunto ecuatoriano que había iniciado esta Libertadores como una de las revelaciones y que tras la marcha de Gustavo Quinteros a la selección ecuatoriana, aún está rearmándose.
De la mano de Juan Carlos Osorio, uno de los mejores entrenadores de la región, los paisas han amagado ya con dar el golpe grande a nivel continental. En el último semestre arañaron la Copa Sudamericana que terminó en manos de River y en la Libertadores del 2014 parecían firmes candidatos hasta un sorprendente pinchazo en cuartos. Ruiz, Zeballos, pero especialmente Yulian Mejía generan la ilusión del primer equipo colombiano que fue campeón del certamen.
Emelec se anotó dos victorias en el comienzo de su participación, una de ellas ante la Universidad de Chile en Santiago y en un grupo que a priori parecía muy duro (lo completaban Internacional de Porto Alegre y The Strongest de La Paz) tomó una ventaja que finalmente resultó vital. Claro, con la salida de Quinteros y el arribo de otro argentino –Omar De Felippe– la estructura se resintió. Si hay que apuntar a un jugador clave en el equipo eléctrico, no hay dudas: Miller Bolaños. El punta es una de las figuras de la competición y parece quedarle poco tiempo en el fútbol sudamericano. Choque parejo, quizás con un pequeño margen de favoritismo para Atlético Nacional, por historia en la competición.
Otro duelo brasileño en estos octavos de final. Estos encuentros entre equipos de un mismo país suelen ser más cerrados y apretados: mucho conocimiento, historia entre ambos, jugadores que tienen rivalidades y el conocimiento de los campos donde se van a disputar los juegos suele generar que las diferencias sean menos marcadas y que las sorpresas dejen de ser tales. Más allá de eso, tampoco es que haya un favorito claro entre gauchos y mineiros.
Los de Porto Alegre comenzaron dejando dudas, incluso el entrenador uruguayo Diego Aguirre estuvo tambaleando en su cargo durante algunas semanas. El mal clima llegó a ser tal que durante un juego del torneo estadual, Fabricio dejó la cancha harto por el hostigamiento de su público. El equipo rojo luego elevó su rendimiento, ganó su grupo (con lo justo) y alcanzó la final del Gaucho. Para esta segunda ronda, suma un refuerzo de lujo: Lisandro López. El exjugador de Racing, Oporto y Lyon llega desde Catar y le da un plus al conjunto comandado desde el campo por Andrés D’Alessandro.
El campeón de América del 2013 inició la copa sin puntos en los dos primeros juegos. Pese a haberse reforzado de buena manera (con el argentino Lucas Pratto como apuesta fuerte), el equipo no aparecía y la eliminación en el grupo más complicado –junto a Colo Colo, Atlas e Independiente Santa Fe– era más que factible. Sin embargo, un triunfo en el último partido, ante los chilenos en casa le alcanzó al Atlético para alcanzar los octavos. Siguen en el club algunos futbolistas que se consagraron hace dos años, entre ellos el arquero Víctor. El factor de la experiencia en el certamen puede llegar a ser un plus.
El último cruce de estos octavos arroja a un equipo que demostró un muy buen fútbol, Santa Fe, y otro que alcanzó el boleto de la clasificación con lo justo y con un cambio de entrenador en el medio. Esto por sí mismo no tiene valor, pero sitúa a los dos de cara a este enfrentamiento. Por supuesto, la historia de los platenses en esta competición, la famosa mística y demás, le da una responsabilidad extra a pesar de no haber sido convincentes en la fase de grupos.
Con la llegada de Gustavo Costas al banco de suplentes, los de Bogotá volvieron a festejar en grande a finales del año pasado. El equipo en el campo de juego sigue dependiendo de ese enorme futbolista que es Omar Pérez. En el Campín son un equipo intenso, con buen juego, y fuera de casa intentan defender lejos de su arco, aunque pierdan verticalidad. Hace dos años alcanzaron las semifinales y en este 2015 intentarán superar esa marca.
En el Pincha llegó Gabriel Milito en su primera experiencia como entrenador (aunque antes había estado con la Reserva de Independiente). Luego de más de dos años se marchó Mauricio Pellegrino y el Mariscal debió debutar en el juego decisivo. Un triunfo en Guayaquil era lo que necesitaba Estudiantes y lo consiguió sin sobrarle nada. El objetivo de mínima se cumplió. Hay muchas esperanzas en lo que pueda hacer Milito (que además cuenta con un muy buen cuerpo técnico), aunque también es cierto que el desafío para arrancar es muy grande. En la serie, los platenses van de punto, pero eso a lo largo de la historia ha sido el mejor papel para el León.
* Diego Huerta es periodista y editor del sitio web “Cultura Redonda”.
– Fotos: Getty Images – Rosario Central – Godoy Cruz – AP – Sarmiento de Junín
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