¿Cuántas veces hemos escuchado la sentencia “¡Cuánto daño le ha hecho Guardiola al fútbol!”? Sucede que el fútbol de Guardiola, como el discurso de Lillo o el de Óscar Cano, llevan dos rombos, no son aptos para todos los públicos. Son molestos, incómodos y hasta cierto punto groseros porque han removido determinadasas hipótesis sobre las que se ha venido asentando el fútbol durante los últimos años.
¿A quién hace daño que sean los propios centrales quienes proponen a su portero una salida en corto para construir desde atrás? Es hermoso ver cómo los jugadores, desde pequeñitos, están abandonado temores infundados para ser protagonistas. Asumir riesgos ya desde el inicio conlleva goles y derrotas, de acuerdo, pero, ¿cuál es el trabajo del entrenador entonces? ¿Prohibirles jugar de la manera que le están proponiendo sus futbolistas? ¿O dotarlos de una estructura táctica y un soporte técnico adecuado para que desplieguen con mayor resolución la manera de sentir el fútbol que insinúan los jugadores? ¿En quién piensa el entrenador? ¿En sí mismo o en el crecimiento de los futbolistas?
Soy de los que piensa que los entrenadores no somos sino hacedores, facilitadores del juego que proponen los futbolistas. De ahí la relativa importancia con la que Lillo y Cano visten al entrenador. El técnico no dispone, sino propone. Por ello Guardiola proponía salir jugando desde atrás, porque Piqué era central, porque Iniesta o Xavi no pueden depender de la segunda jugada. Y por eso Mourinho proponía jugar en largo en el Chelsea, porque Cech la desplazaba a 70 metros y Drogba ganaba 9 de cada 10 disputas aéreas. Porque el fútbol de Lampard aparecía por detrás del balón, jugando de cara.
En el fútbol, como en la escritura, en la vida en general, aprendemos por imitación, por mimesis. La imitación como punto de partida, la relatividad como punto de llegada. Y la formación, el conocimiento, la práctica como camino son el itinerario del entrenador. Solo así he aprendido a disfrutar de Guardiola y de Mourinho, de Lillo y Cano y de otros muchos sin disminuirme con prejuicios infundados y dogmas estúpidos.
Nuestra tarea, creo, es adquirir un profundo conocimiento del juego y de los jugadores. Ver qué sienten, cómo se relacionan entre ellos y proponer entonces si se debe (poder, se puede) salir jugando como proponía el Barça con Guardiola o jugar directo como Mourinho en el Chelsea. O como ninguno de los dos, sino como proponen nuestros jugadores. Nuestra aspiración y nuestro deber es ser capaces de facilitarles el trabajo a ellos, a los futbolistas. Son ellos los que juegan.
* Felipe S. Mateos es Entrenador de fútbol. Metodología Fútbol Base C. A. Osasuna.
– Fotos: Curro Vallejo (Marca)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal