Alemania respondió a todas las críticas recibidas con una versión más dura y oscura que las anteriormente vistas en los pasados años y certificó su pase a las semifinales con una victoria clara por 0-1 ante una selección italiana muy competitiva.
Cambios muy interesantes en el once titular de Silvia Neid. Entraron Simone Laudehr y Anja Mittag por Dzsenifer Marozsán y Melanie Leupolz, además de que regresaba tras cumplir su sanción Jennifer Cramer (por Luisa Wensing). Cambios necesarios, ya que la mediapunta del Frankfurt no ha estado a la altura de las expectativas en este torneo y la interior del Freiburg está muy verde como para ser titular en la Nationalelf. Neid sabía lo que buscaba en ellas: trabajo, recorrido, experiencia y actitud.
Inicio de partido intenso por parte de ambas selecciones. Agresividad en la presión, destrucción en el centro del campo y pocas oportunidades de gol. Alemania llegaba mucho y bien por la banda izquierda con Laudehr, mientras que por la derecha se atropellaba un poco el juego entre Maier y Lotzen, pero no fue hasta mediados de la primera parte cuando llegó el primer gol del partido. Incomprensible saque de esquina otorgado por Manieri, quien no supo qué hacer con el balón ante la leve presión de Lotzen. El saque de esquina salió rechazado al centro del área, donde Laudehr disparó y con la inestimable ayuda de Bartoli el balón acabó dentro de la portería.
Poco o nada de las italianas. Sólo creaban peligro con balones a la espada de Cramer, quien demostró cierta debilidad contra Gabbiadini. Camporese pudo empatar de cabeza tras un centro desde la izquierda, pero su remate salió desviado. Y Panico no apareció gracias al excepcional trabajo defensivo de Bartusiak y Krahn.
La segunda parte empezó igual que la primera, con un ritmo elevado en ambos equipos. Alemania dominaba el centro del campo con Nadine Kessler sensacional en las ayudas y Lena Goessling imperial en la destrucción. Pero faltaba la imaginación. Por eso, en el minuto 52 Neid decidió meter a Marozsán en el campo con absoluta libertad de movimientos. Entre las ganas que ponía Marozsán intentando reivindicarse, la autopista que había creado Laudehr en la izquierda, las incorporaciones de Kessler y las llegadas al segundo palo de Lotzen las alemanas inclinaron el campo hacia la portería de Marchitelli, pero no supieron transformar las ocasiones en gol. En ningún momento dio la sensación de que las italianas podían empatar el partido, pero tampoco Alemania supo cerrarlo, y eso es algo que puedes pagar muy caro contra los grandes equipos.
El miércoles se verán las caras con las anfitrionas, la selección sueca, en un partido trepidante y en el que veremos si esta selección que ha despertado tantas dudas es de verdad la máxima candidata al título.
* Borja Rodríguez.
– Foto: AFP
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