Apenas ochentaiocho días después de terminar la Serie de las Cenizas en Inglaterra se inició la siguiente en las antípodas. Tan corto espacio de tiempo entre dos series no se veía desde 1921, cuando, curiosamente, también hubo ochentaiocho días.
Australia pasó de no ganar ningún encuentro en Inglaterra a hacer un pleno de victorias que impidió a los ingleses ganar su cuarta serie consecutiva por primera vez desde 1890.
Solo Australia ha conseguido el pleno de triunfos y lo ha hecho en tres ocasiones, siempre como local: 1920/1921, 2006/2007 y 2013/2014. Inglaterra tendrá la oportunidad de redimirse en la siguiente edición a disputar en verano de 2015.
Primer Test (Australia gana por 381 carreras)
Por octava vez consecutiva una serie jugada en Australia empezó en Brisbane y Australia hizo valer su escenario talismán del The Gabba (el Brisbane Cricket Ground), donde Inglaterra no gana desde 1986.
A los oceánicos les bastó una gran segunda entrada (401 carreras antes de declarar el resultado tras el séptimo wicket) para ser inalcanzables ante un inoperante equipo inglés que no llegó a 180 carreras en ninguno de sus dos turnos de bateo. En los últimos sesentaicinco años Inglaterra solo tiene otra derrota ante Australia por más de 381 carreras: en noviembre de 2002 perdió por 384 carreras, también en Brisbane.
Segundo Test (Australia gana por 218 carreras)
En el segundo encuentro se esperaba la reacción inglesa, pero Australia lo impidió y consiguió una ventaja de 398 carreras tras terminar la primera entrada para ambos. La ventaja era tan abismal que cuando Australia logró 132 carreras más en su segundo turno de bateo decidió declarar tras el tercer wicket (la declaración es terminar tu entrada sin que todos tus bateadores hayan sido eliminados y normalmente se hace para que dé tiempo a concluir el partido, como fue el caso).
Desde el primer test de 2006, cuando Australia declaró en su segunda entrada tras el primer wicket, los oceánicos no habían interrumpido tan pronto una de sus entradas.
Inglaterra mejoró su producción, pero solo logró 312 carreras más, insuficiente para optar a la victoria. La serie, al mejor de cinco, se situó 2-0, renta que solo ha sido remontada una vez en la historia del cricket: lo hizo Australia en la Serie de las Cenizas de 1937 ante Inglaterra.
Tercer Test (Australia gana por 150 carreras)
El partido que podía decidir la serie se celebró en el WACA de Perth, campo gafe para los ingleses, donde solo derrotaron a Australia en 1978 y habían perdido en sus seis últimas visitas.
Y los oceánicos volvieron a ganar con suficiencia. Tras la primera entrada para ambos consiguieron una renta de 134 carreras, y ya en su segundo turno de bateo les bastó declarar tras el sexto wicket con 369 carreras conseguidas para hacer inviable la remontada inglesa.
De esta forma Australia se garantizó la victoria en la serie tras ver cómo Inglaterra se llevaba las tres últimas. Es la quinta vez que Inglaterra llega como tricampeón consecutivo y la primera que Australia recupera el título en tan solo tres test.
Cuarto Test (Australia gana por 8 wickets)
El Melbourne Cricket Ground asistió a otro cómodo triunfo australiano en medio de un gran éxito de público. 91.092 espectadores presenciaron el primer día, récord para una jornada concreta en Serie de las Cenizas, y se logró la segunda mejor media de asistencia en la historia del recinto.
Australia situó el 4-0 en el global de la serie gracias a una victoria por ocho wickets (es decir, superó en carreras a Inglaterra y aun tenía ocho bateadores en juego), un margen que no conseguía en este estadio desde 1990.
La otra curiosidad del marcador es que Australia no superó en ninguna de sus entradas las 233 carreras y aun así ganó el partido. El equipo oceánico no conseguía esto en la Serie de las Cenizas desde 2001 en Nottingham (ganó con 190 carreras en la primera entrada y 158 en la segunda); y jugando en casa no lo lograba desde 1990 en Brisbane (victoria con 152 carreras en la primera entrada y 157 en la segunda).
Quinto Test (Australia gana por 281 carreras)
El último encuentro, en Sídney, trajo la peor actuación inglesa de toda la serie. Australia solo necesitó lanzar 543 bolas para eliminar a veinte bateadores y no permitir más de 166 carreras en ninguna de las entradas. Inglaterra no completaba dos entradas con 166 o menos carreras en ambas desde el 28 de diciembre de 2006 en Melbourne (159 y 161 carreras para acabar perdiendo por una entrada y 99 carreras).
Todo fue muy rápido. El partido se completó en apenas tres días y en ninguna de las entradas se superaron los 76 overs (en cada over se realizan seis lanzamientos).
No se eliminaba a los cuarenta bateadores, veinte por equipo, en un test de la Serie de las Cenizas desde el 29 de diciembre de 1998 en el Melbourne Cricket Ground en un partido ganado por Inglaterra por tan solo doce carreras.
Y solo hay un precedente entre estos dos equipos con cuatro entradas por debajo de los 76 overs eliminando, en todas ellas, a todos los bateadores. Entre el 17 y 18 de julio de 1888 en el Lord’s londinense, el test número 28 en la historia del cricket, Australia ganó por 61 carreras un partido de solo dos días de duración y en donde no se llegó a jugar el over número 72 en ninguna de sus entradas.
Y además…
El grand slam de los saltos de esquí tuvo como campeón a un austriaco, lo habitual los últimos años, pero a uno inesperado, Thomas Diethart. Este joven, que aún no ha cumplido los 22 años, estuvo en las pruebas austriacas del torneo de hace tres años sin ningún éxito, pero su irrupción esta temporada en la Copa del Mundo ha sido asombrosa: seis pruebas, dos victorias y un sexto lugar como peor actuación.
Esos dos triunfos llegaron el día de año nuevo (Garmisch-Partenkirchen, Alemania) y de Reyes (Bischofshofen, Austria), suficientes para dar a Austria su sexto título consecutivo en el cuatro trampolines, racha que ningún otro país ha conseguido.
La otra noticia estuvo en Innsbruck (Austria). El mal tiempo obligó a disputar una única manga que fue ganada por el finlandés Anssi Koivuranta, todo un especialista de combinada nórdica, como demuestra su medalla olímpica y su título mundial en competición por equipos. Koivuranta se convirtió en el primer hombre de éxito en la combinada (ya sea con triunfos en Copa del Mundo o con medallas olímpicas y mundiales) que consigue una victoria parcial en este torneo.
La competición por etapas del esquí de fondo vio por fin triunfar a los noruegos. Nunca antes habían conseguido este título, y con Martin Sundby y Therese Johaug lograron un doblete que ningún otro país ha sido capaz de hacer.
Otro noruego, Petter Northug, que ha sido podio cuatro veces sin ganar nunca la competición, se hizo con un triunfo parcial más para sumar once en total, más del doble que su inmediato perseguidor.
El Winter Classic, uno de los partidos al aire libre (esta temporada hay cinco más), se celebró por sexto año consecutivo. El escenario fue el Michigan Stadium, The Big House, que hizo honor a su apelativo reuniendo a 105.491 personas, récord en la NHL y en el hockey hielo mundial. La fiesta para la afición local no fue completa, puesto que Detroit cayó ante Toronto por 2-3 en los shootouts (los lanzamientos de desempate). Es el quinto triunfo visitante en las seis ediciones del clásico.
La multitud de espectadores que desafío al frío (-11 ºC) y a la nieve permitió superar en más de 33.000 espectadores el récord anterior de asistencia en la NHL (71.217 en el primer Winter Classic, el de 2008, celebrado en el Ralph Wilson Stadium de Orchard Park) y dejó atrás los 104.173 que en diciembre de 2010 asistieron al derbi universitario entre Michigan y Michigan State, el denominado The Big Chill at the Big House.
Con un gol en la prórroga, Finlandia impidió la fiesta del anfitrión en un abarrotado Malmö Arena (12.023 espectadores presenciaron la final, récord del torneo) y se proclamó por tercera vez campeón del mundo de la categoría tras las de 1987 y 1998 (esta última vez en casa).
Suecia se quedó con la plata por décima vez, récord histórico, y es el segundo país que pierde la final jugándola en casa. Solo le había ocurrido a Canadá, pero en tres ocasiones: 1999, 2003 y 2010.
La Spengler Cup es una de las señas de identidad del fin de año deportivo. Una competición por invitación llamada así en honor del doctor suizo Carl Spengler, natural de Davos, sede de la competición desde 1923.
La final se disputó el día de fin de año y enfrentó por cuarta vez a un club ruso y uno suizo: en 1969, el Lokomotiv Moscú derrotó al HC Davos; en 1981, el Spartak Moscú también venció al HC Davos; y en 1991, el CSKA Moscú se impuso al HC Lugano. Pero en esta ocasión hubo revancha helvética con el triunfo del Servette ante el CSKA Moscú por 5-3. Es el primer título del club ginebrino.
Indianapolis Colts 45-44 Kansas City Chiefs. Lo que apuntaba a paliza histórica, ya que el equipo visitante vencía 10-31 al descanso y 10-38 tras apenas dos minutos de la reanudación, se convirtió en una de las mayores remontadas de todos los tiempos en postemporada. Concretamente la segunda, puesto que Buffalo, en 1993 ante Houston, perdía 3-28 al descanso y 3-35 en la segunda mitad antes de remontar y acabar ganando por 41-38 en la prórroga.
Philadelphia Eagles 24-26 New Orleans Saints. Un sencillo field goal de Shayne Graham con el tiempo cumplido acabó con el gafe de los Saints, que jamás habían ganado un partido de postemporada como visitante (cinco derrotas en cinco partidos).
Cincinnati Bengals 10-27 San Diego Chargers. Cincinnati no gana un partido de postemporada desde 1991, y tendrá que esperar al menos otro año más. En esta ocasión le condenó una horrible segunda mitad donde no fue capaz de anotar y acumuló fallo tras fallo. Además prolongó un curioso gafe: en todos los partidos de playoff donde en algún momento fue por detrás en el marcador (doce), acabó perdiendo. Por su parte, San Diego igualó su segunda mayor victoria en playoff, algo muy meritorio teniendo en cuenta que su récord es de hace cincuenta años y parece imbatible (51-10 ante los Patriots).
Green Bay Packers 20-23 San Francisco 49ers. Los californianos se adaptaron mucho mejor al frío de Wisconsin (el partido concluyó a una temperatura inferior a los 16 grados bajo cero) y encadenaron dos victorias seguidas como visitantes en playoff por primera vez en su historia. Green Bay siempre dio la sensación de ir a remolque, incluso cuando tenía ventaja, y acusó en exceso las lesiones y el peor partido de su quarterback, Aaron Rodgers, en playoff en cuanto a yardas de pases se refiere (solo 177).
La temporada universitaria terminó con la temporada regular y dio paso a las bowls, la postemporada, donde cada universidad juega una según su actuación durante el año, entre otras cosas. Las más importantes son las cuatro que forman las Championship Series y la gran final nacional que, en 2015, pasará a disputarse en formato Final Four.
BCS Championship (Pasadena, California)
Los dos mejores equipos del país, el invicto Florida State (13-0) y el sorprendente, pese a ser del prolífico estado futbolístico de Alabama, Auburn (12-1), se jugaron el título y a punto estuvo de producirse una sorpresa histórica. Auburn logró el primer touchdown del partido, y el segundo y el tercero, hasta conseguir una renta de 18 puntos que jamás se había remontada en la final nacional, desde que esta existe con el actual formato (1999).
Pero Florida State sí lo consiguió y por partida doble. La primera, con un touchdown de retorno de kick off de 100 yardas a falta de cuatro minutos. Y cuando Auburn volvió a adelantarse, con otra anotación a falta de trece segundos.
Los Seminoles lograron la tercera temporada invicta de su programa (8-0 en 1950, 12-0 en 1999 y 14-0 en 2013), sumaron su tercer título nacional (1993, 2000 y 2014) y ganaron su sexta bowl consecutiva en las seis últimas temporadas.
Rose Bowl (Pasadena, California)
Michigan State se impuso al vigente campeón, Stanford, por 24-20. Los Spartans no ganaban esta bowl desde 1988. La derrota de Stanford fue la primera del campeón en ejercicio desde Washington (ante Michigan) en 1993.
Fiesta Bowl (Glendale, Arizona)
El partido entre Univesity of Central Florida y Baylor hizo un guiño a su nombre y fue una fiesta de anotación: 94 puntos en un partido que ganó UCF por 52-42, consiguiendo su primer título.
Fue la Fiesta Bowl con más puntos de la historia, tuvo la segunda máxima anotación de un equipo (Nebraska logró 62 en 1996) y fue la segunda de la historia que vio cómo el equipo perdedor anotó 42 puntos (a Oklahoma le ocurrió en 2007 ante Boise State tras jugar una prórroga).
Sugar Bowl (New Orleans, Louisiana)
La octogésima edición de la Sugar Bowl fue otro festival anotador que se decantó del lado de Oklahoma al imponerse por 45-31 a Alabama.
Oklahoma no conseguía tantos puntos en una bowl desde la Gator Bowl de 1991 (48-14 ante Virginia). Por su parte, Alabama solo había recibido 45 o más puntos en la Liberty Bowl de 1969 (33-47 ante Colorado).
Orange Bowl (Miami Gardens, Florida)
Otro dominio de los ataques, otra sorpresa –porque venció el equipo peor rankeado– y otro marcador muy alto: Clemson 40-35 Ohio State.
Clemson logró su primera Orange Bowl desde 1982 y anotó su segunda mayor cantidad de puntos en estos partidos (en la Humanitarian Bowl de 2001 derrotó por 49-24 a Louisiana Tech). Por su parte, Ohio State perdió una bowl tras anotar 35 o más puntos por primera vez, algo que tampoco le había ocurrido a ningún otro equipo en los casi ochenta años de historia de la Orange Bowl.
Coincidiendo con el año nuevo, la Professional Darts Corporation disputó su campeonato del mundo. En la final, el neerlandés Michael van Gerwen derrotó al escocés Peter Wright. Este último igualó el mejor resultado de su país en la competición, el subcampeonato de Gary Anderson hace tres años. El de Van Gerwen es el segundo título de Países Bajos, tras el conquistado por Raymond van Barneveld en 2007.
El campeonato se inició en Sheffield (Reino Unido) con los pilotos españoles y, sobre todo, con Toni Bou manteniendo su abrumador dominio, como demuestran los siguientes datos.
Los españoles llevan 73 victorias seguidas en el mundial indoor, una racha que está a punto de cumplir diez años. En las 28 últimas pruebas ha habido dobletes con podios de Bou, Cabestany, Raga y Fajardo. Y los 22 últimos triales han sido ganados por Toni Bou. Todo ello es, evidentemente, récord histórico del campeonato.
Roma (Italia) albergó una nueva etapa que tuvo los triunfos del belga Niels Albert y de la estadounidense Katie Compton. Para la ciclista es el quinto triunfo consecutivo, logro solo conseguido por la neerlandesa Daphny van den Brand (siete seguidas entre 2005 y 2006 y seis seguidas entre 2002 y 2003).
El torneo por invitación de equipos mixtos que se celebra cada año en Perth (Australia) tuvo una final inédita entre Francia y Polonia, país que debutaba en la competición.
Y gracias a un impecable Jo Wilfried Tsonga, que ganó sus ocho partidos, Francia pudo por fin hacerse con el título tras haber perdido las finales de 1998 y 2012.
Tsonga es la cuarta persona, y el primer hombre, que juega y gana todos sus partidos en una misma edición (es importante matizar lo de jugar porque es muy habitual que algunos partidos intrascendentes no se disputen). Lo habían conseguido tres mujeres, todas con ocho partidos también: Monica Seles (en 1991 con Yugoslavia) y las estadounidenses Serena Williams (en 2003) y Lindsay Davenport (en 2004, con el añadido de que además ganó todos sus sets).
Como cada inicio de año, el fútbol japonés disputa su final de copa en Tokio (sede del partido decisivo desde 1965). Esta vez los contendientes fueron Yokohama Marinos (con seis títulos en siete finales) y Sanfrecce Hiroshima, que disputaba su decimocuarta final, un récord histórico.
En apenas veinte minutos los de Yokohama consiguieron dos goles de ventaja y ese fue el resultado final, 2-0. De esta forma el Yokohama Marinos logró su séptimo título en ocho finales, igualando la efectividad del Kwansei Gakuin. Por su parte, los de Hiroshima han perdido sus ocho últimas finales de una competición que no ganan desde 1969, con el nombre de Toyo Industries.
El tercer partido del enfrentamiento bilateral entre Nueva Zelanda y las Indias Occidentales en formato ODI (One Day International, es decir, 300 bolas por equipo), jugado en Queenstown (Nueva Zelanda), trajo una destacada actuación individual del oceánico Corey Anderson. Los Black Caps ganaron el encuentro por 159 carreras y Anderson contribuyó con 131 sin ser eliminado. Pero la verdadera hazaña fue lograr el century (cien carreras) en apenas 36 bolas, convirtiéndose en el jugador que menos bolas ha necesitado para conseguirlo superando al pakistaní Afridi, que en 1996 en Nairobi (Kenia) ante Sri Lanka, logró su century en 37 bolas.
* David Fernández es estadístico.
– Foto: Ryan Pierse (GYI)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal