El Manchester United afrontó el retorno del último parón internacional con el duro golpe psicológico que supuso la aparatosa derrota por 3-0 frente al Arsenal, rival directo en Inglaterra que servía como prueba para confirmar o desmentir la vuelta a la competitividad al máximo nivel de los de Louis van Gaal tras un año de adaptación a sus métodos. El calendario inmediato tras el final de la fase de clasificación a la Eurocopa 2016 comprendía dos visitas consecutivas a Goodison Park y al Arena Khimki para enfrentarse al Everton y al CSKA de Moscú. Los resultados, goleada por 3-0 a los toffees y empate a uno ante el equipo del Ejército moscovita, permiten la conclusión de que el Manchester United ha superado el golpe propinado por el Arsenal, pero Van Gaal sigue en busca del dibujo que le permita alcanzar la regularidad deseada tras la lesión de su lateral izquierdo titular, Luke Shaw.
No mentía el técnico holandés cuando se lamentaba en rueda de prensa del daño que suponía para su libreta la fractura de peroné del joven internacional inglés. Desde entonces se ha visto obligado a tocar piezas y mover jugadores de sitio para intentar conseguir el equilibrio perdido. Daley Blind, hasta ese momento central zurdo, se desplazó al lateral, para finalmente dejar su puesto al argentino Marcos Rojo, siendo relegado al banquillo al igual que su compatriota Memphis Depay, que ha ido poco a poco perdiendo influencia en el equipo tras un inicio de temporada más que prometedor.
Los dos jugadores, internacionales con la oranje, parecen haber acusado la eliminación de su selección de la próxima Eurocopa, abatimiento que han llevado consigo en su retorno a la disciplina del Manchester United. El decaimiento de Memphis ha sido inversamente proporcional al auge de Anthony Martial, a quien su alto precio no parece estar pesándole ni con la camiseta de los red devils ni con la de Francia.
Remendadas la ausencia de Shaw y los momentos bajos de Blind y Memphis con la entrada de Phil Jones como central, Rojo como lateral zurdo y Martial cada vez más asentado en la banda izquierda, a Van Gaal le queda por descubrir la posición en la que puede sacar más jugo de Ander Herrera, uno de los jugadores que mejor rendimiento ha ofrecido en el equipo mancuniano en lo que va de temporada que, paradójicamente, sólo ha empezado a tener continuidad en los últimos encuentros.
La química de Herrera con su compatriota Juan Mata y con Antonio Valencia en el flanco derecho del ataque red devil está sobradamente demostrada, así como su entendimiento con Rooney. No obstante, la posición en la que ha sido utilizado ante Everton y CSKA -segundo delantero y mediapunta- le resta presencia en la elaboración del juego, donde se siente más cómodo por mucho que haya cumplido en este rol batiendo a Howard en Goodison Park.
Cuando Louis van Gaal emplea un dibujo 4-3-3 Herrera encaja a la perfección ejerciendo como volante, pero con el 4-4-2 y el 4-2-3-1, el holandés se ve obligado a situarlo en una zona puramente ofensiva, ya que el dúo formado por Morgan Schneiderlin y Bastian Schweinsteiger (o Michael Carrick en su defecto) parece difícil de modificar dado el empaque que aportan estos jugadores al centro del campo. En caso de que Memphis regresara a la titularidad, Martial recuperaría su lugar como segundo punta junto a Rooney y en el centro del campo del United volvería a haber excedente de jugadores, pudiendo suponer a largo plazo un problema por la imposibilidad de contentar a todos. A día de hoy, lejos de ser perjudicial, Van Gaal aprovecha esta riqueza de variantes para modificar el sistema durante los partidos y convertirse en un equipo que exige la máxima capacidad de análisis de los entrenadores rivales.
Con Herrera sobre el césped, el Manchester United ha desplegado algunos de sus momentos más brillantes de juego a finales de la temporada anterior y la presente, sobre todo cuando está cerca de Mata, pero el doble pivote muestra pocas fisuras, como demostró en Moscú al anular a dos centrocampistas de corte creativo como Alan Dzagoev y Roman Eremenko, prácticamente inadvertidos -el gol del CSKA de Moscú llegó de penalti tras una internada por la banda derecha de Mário Fernandes-. Sí le faltó a los ingleses un poco de mordiente ofensiva, algo que no llegó hasta la segunda mitad, cuando Fellaini sustituyó a Schweinsteiger y el dibujo se transformó en un 4-3-3 que dio mayor vuelo a las capacidades de Herrera.
Hasta el momento, Louis van Gaal ha demostrado saber capear los primeros síntomas de desestabilización de la temporada gracias a una plantilla con mayor profundidad que el año anterior y al buen momento individual de David de Gea y Martial. Cumplido el primer cuarto de temporada, el United mantiene el ritmo del Manchester City junto al Arsenal en la Premier League y su situación en la fase de grupos de la Champions le permite seguir teniendo los octavos de final a su alcance. Aún con detalles por pulir, el Manchester United ha sabido encajar el batacazo del Emirates y rehacerse, muestra suficiente para dar por concluida su travesía por el desierto en la dura era posFerguson y darle la bienvenida de nuevo al grupo de equipos a tomar en serio.
* Agustín Galán es periodista.
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