Cómo llega el Barça al Clásico

por el 21 abril, 2012 • 11:19

De las cuatro temporadas que Pep Guardiola lleva en el Barça, la actual ha sido la más fecunda en incidencias, variantes y dificultades, lo que ha desembocado en una sensación global de cierta irregularidad, motivada mucho más por razones intangibles que por los propios resultados. En 56 partidos oficiales ha logrado 42 victorias, cedido 11 empates y sufrido únicamente tres derrotas, todas ellas por la mínima (Getafe, Osasuna, Chelsea). Por el camino ha conquistado tres títulos, alcanzado la final de un cuarto aún pendiente y está peleando el sprint final de otros dos. Cualquier otro equipo del mundo querría semejante balance a mediados de abril.

Probablemente, la sensación de irregularidad se centre en esos once empates concedidos, en los que se combinan lesiones graves (Villa, Afellay, Fontàs) con una notable incidencia en conflictos musculares (hasta once jugadores diferentes los han sufrido, algunos con reincidencia); una pretemporada desaconsejable para la preparación; cierta laxitud en algunos tramos de temporada; y la ineludible presión de quien ha ganado tanto que parece inevitablemente destinado a caer, al margen del nuevo varapalo sufrido con Abidal. Problemas y servidumbres.

Pero desde el punto de vista futbolístico, la temporada está reforzando algunos grandes conceptos de este equipo, además de repetir pautas de planificación conocidas: crecimiento progresivo hasta noviembre-diciembre (donde siempre se dirimen asuntos clave); fase valle en enero-febrero; plena forma a partir de marzo para el tramo definitivo. Destacaría cinco facetas del presente curso.

 

1.- Un ecosistema para Messi

Aunque se simplifica hablando de la dependencia absoluta que padece el Barça con Messi (lo que es cierto en materia de goles), la realidad es mucho más rica: se trata de un gran pacto tácito que ha construido el entrenador en estos cuatro años. Un ecosistema propicio para que el argentino alcance un rendimiento inimaginable. Basta revisar el Chelsea-Barça de 2009 (el del Iniestazo) para comprender la magnitud del cambio. De aquel delantero que vivía en la banda derecha a este futbolista que abarca todo el campo, ahí se observa una metamorfosis enorme.

El ecosistema da un paso más cada temporada. Lo dijo Guardiola en Wembley, cuando definió que todos los esfuerzos irían encaminados en perfeccionar las plataformas por las que circula Messi. La sensación actual de que todo depende de Messi (los goles sí) es responsabilidad del bajo estado de forma de Xavi, que es el peldaño intermedio de todo el ecosistema. El Barça juega para Xavi para que este haga jugar a Messi. Si Xavi no es el de los grandes tiempos -lo que está ocurriendo ahora-, todo discurre de forma mucho más directa y hacia Messi. Pero esto es un accidente, que no desvirtúa la realidad del ecosistema.

 

2.- La apuesta por el juego posicional

Incluso en los momentos más peliagudos de la temporada, el juego de posición ha sido intocable. Cuando un resultado zozobraba, el modo de jugar permanecía. No es fácil persistir en ello cuando el reloj insiste en caer con su sentencia. Pero el Pep Team ha sabido respetar esa seña de identidad.

De manera incomprensible, en ocasiones se confunden los principios con los instrumentos y se cree que el porcentaje de posesión es relevante por sí mismo o que la presión para recuperar un balón perdido es una acción que depende la voluntad individual. Sin embargo, no son más que herramientas de un modelo, el juego de posición, que Guardiola intenta evolucionar sin cesar.

 

3.- El proceso evolutivo Xavi-Cesc

El fichaje de Cesc Fàbregas forma parte de dicha evolución. Su llegada abre un proceso de relevo de Xavi a largo plazo, proceso que se está produciendo en vivo y directo, sin anestesia, de manera gradual, sobre el césped y con Xavi como notario del mismo. El proceso está resultando más difícil de lo que se preveía, sea porque a Cesc le está costando mucho el reaprendizaje idiomático, sea porque su verticalidad innata se entrecruza con la imprescindible horizontalidad de Xavi, factor necesario para que el equipo avance posiciones del modo que necesita.

Dicha verticalidad fue confundida, en algunos tramos del curso, por aceleración desmesurada. Con Cesc al mando, gente veloz como Messi, Alexis o Alves se sintieron legitimados para saltarse el peldaño intermedio de Xavi, lo que dio paso a cierto correcalles embarullado y a un incremento exponencial de los riesgos. Guardiola ha proclamado siempre que para defender bien hay que ser capaces de atacar bien y eso significa atacar con orden y respetando los principios posicionales. Desde marzo, los ritmos se respetan más.

 

4.- Las variantes tácticas

Para estimular dicho proceso, el entrenador propició variantes tácticas como jugar con dos o tres defensas (el cuarto solo existe en defensa organizada, lo que en el Barça ocurre muy pocos minutos por partido); llenar el centro del campo con cuatro o cinco medios distribuidos en formas variadas; suprimir perfiles complementarios en medio campo, apostando por jugadores similares; estimular el vacío en el frente central del ataque… Variantes que se ensayaron en tiempo real y que permitieron aplicarlas en momentos de crisis, como en el Real Madrid-Barça de Liga tras el gol instantáneo de Benzema.

Con mayor o menor acierto, el equipo fue adaptándose a posibilidades diversas y distribuciones distintas, fruto de una idea que manda en el Barça: hay que evolucionar semana a semana para evitar ser cazado por los rivales. Quizás el momento más radical ocurrió en la final del Mundialito de clubes ante el Santos, cuando mediado el segundo tiempo llegaron a contarse siete centrocampistas sobre el césped.

 

5.- La concentración defensiva

Aunque pocas veces es enfocada, la organización defensiva es una de las claves de este Barça. Un ejemplo nos lo puede mostrar. En los últimos siete encuentros, el Barça ha recibido 12 disparos a portería y dos al palo. En siete encuentros. Es decir, ha concedido dos remates al equipo rival por encuentro. Si no tuviéramos en cuenta el enfrentamiento con el Zaragoza, en los otros seis encuentros (dos con el Milan, más Athletic, Chelsea, Levante y Getafe) ha permitido 8 remates a puerta. ¡Ocho remates en seis partidos!

Este dato no es fruto de la calidad individual de los defensores, sino virtud colectiva de una organización que prioriza atacar bien para defenderse a partir del balón y de un modelo de juego. Este es el Barça que llega al sprint final de la temporada. Ganará o perderá el pulso, pero estas son algunos de sus principales rasgos tácticos.

 

– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona)




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