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1.- Es difícil noquear si tu rival se abraza a ti por todo el cuadrilátero. Como ese jugador de ajedrez que fuerza tablas desesperadamente y al que solo le interesa que pase el tiempo. Si tu oponente no es especialmente hábil en el ataque, sucede eso: que no pasa nada. Y nada pasó en el Calderón, como quería el Chelsea.
2.- Las comparaciones, efectivamente, son odiosas. Atlético y Chelsea son competitivos, cierto; defienden bien, cierto; y son poderosos a balón parado, más verdad aún. Lo que no ocurre nunca en el Manzanares es que se nieguen a ganar un partido. A veces más arriba, otras muchas más atrás, pero siempre con la única obsesión de vencer. El Chelsea directamente renunció a intentar ganar.
3.- Algo se debe estar haciendo mal para que un partido que de por sí tiene poco fútbol lo dirija un árbitro que contribuya a que directamente no haya nada. Jonas Eriksson fue un pelele en manos de las pérdidas de tiempo, saques de banda interminables y otras tretas varias que permitió al equipo de Mourinho.
4.- El portugués es un gran estratega, eso pocos se lo deben discutir. Estudia a su rival y lo intenta anular sea como sea. Encontró los evidentes defectos del Atlético a la hora de construir fútbol y decidió que lo intentaran durante un partido entero. Un buen amigo entrenador me dijo un día que si un equipo no quiere jugar, no se juega: 0-0 y en tu casa ya vendrás.
5.- A la irreprochable labor defensiva del Chelsea, que impidió una sola ocasión clara de los rojiblancos, cabe unirle cierta dosis de exageración. Esperaba un equipo con tres en el medio en lugar de dos, pero ya meter cuatro es un abuso. Ni en mis sueños mourinhescos más defensivos imaginé un equipo titular así.
6.- No es el Atlético un equipo especialmente ofensivo y alegre. Entre las muchas virtudes de los rojiblancos no está el atrevimiento. Dicho esto, en comparación con el Chelsea del Calderón me pareció hasta suicida. Cabe agradecerle a uno de los dos que al menos tuviera el balón, atacara y lo intentara. Ese fue el Atleti, aunque sin éxito.
7.- A estas alturas creo no haber mencionado ninguna ocasión de gol. Extraigo una, más que nada por rubor. En el impotente ataque colchonero apareció un tiro de Mario Suárez que rozó el palo. Poco más, y ese poco más lo puso Diego Ribas. Fue la novedad en el once y el que más talento tenía sobre el campo. También el único que podía romper el plan del Chelsea y desgraciadamente el primero en marcharse del campo. Juntarlo con Arda Turan no me parecía tan excesivo.
8.- En un partido tan accidentado, repleto de parones y triquiñuelas, no podían faltar las incidencias. El Chelsea perdió a Cech y a Terry por lesión y se quedó sin Lampard y Mikel para la vuelta. Lo del portero es un grave problema; lo del central, si no llega, lo es menos; y lo del medio es un lío… para el Atleti. No le queda otra a Mourinho que poner a los buenos: Oscar, Schurrle o Hazard.
9.- Durísimo partido para Fernando Torres. No solo tuvo que intentar hacerle daño al equipo de su vida, cosa que consiguió bastante a menudo, sino que era el primer defensa y no el primer delantero. La ovación de gratitud de su gente le llegó al alma. Eso sí, como deje a su Atleti sin el sueño de una final que dura cuarenta años, alguno no lo va a poder superar.
10.- Diego Costa está lejos de ser Diego Costa. Desde que volvió de la lesión sin rotura le falta la chispa y la velocidad que destrozaba rivales. Sigue siendo bueno, pero no es devastador. Si el Atleti quiere pasar, le necesita a su mejor nivel. Y para ello debe estar concentrado y sin distracciones. Saludar a la afición del Chelsea no parece lo más oportuno en un momento así.
11.- Mourinho y Simeone. El segundo admira al primero, el primero me parece incapaz de admirar a nadie. Al Cholo le ha faltado tiempo para elogiar la figura de su colega. A José le ha sobrado para recordar los puntos que les diferencian. Nadie debería dudar a estas alturas de que Mou es tan gran entrenador como soberbio.
y 12.- El Atleti lo va a pasar mal en Stamford Bridge. Allí le esperan todas y cada una de las armas que el Chelsea pueda utilizar, dentro y fuera del campo. Es lo que quería The Special One. El problema es que si hay un equipo capaz de sufrir y de aguantar, es el rojiblanco. Por ahí la eliminatoria está más que viva y creo que depende de Diego Costa.
* Alberto Pérez es periodista.
– Foto: Alexander Marín (Atlético de Madrid)
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