Clément Grenier fue sin ninguna duda la mejor noticia de la temporada pasada del Olympique Lyonnais. Sus 7 goles, sus asistencias y, sobre todo, su clase son motivos suficientes para que los aficionados del OL tengan ilusión este curso.
Con 22 años recién cumplidos estamos ante la nueva joya francesa. Tras ser internacional en todas las categorías inferiores, Didier Deschamps ya lo ha hecho debutar con la absoluta bleu.
Con la reciente venta de Lisandro López, Grenier se ha convertido en la estrella de un muy joven Olympique Lyonnais. Para ello ha hecho oídos sordos a los cantos de sirena que venían de Londres. El Stade Gerland tiene aún motivos para soñar por competir en una Ligue 1 que a priori parece avocada a un duelo PSG-Mónaco.
Con 1,86 m de altura queda claro que pesando 74 kg es un jugador muy delgado. De constitución física espigada, aprovecha su altura para ver el juego mejor que nadie en su equipo. Pese a su frágil apariencia, sus largos brazos lo compensan a la hora de proteger el esférico. No destaca por su velocidad sin balón, pero sí con él en conducción; por ello es un jugador de carreras cortas. Muy ágil y hábil a la hora de zafarse de los rivales, tiene mucha facilidad para girar sobre su propia cintura, por lo que suele recibir duras entradas.
A sus 22 años aún tiene tiempo de limar dos de sus carencias físicas: aumentar su masa muscular y llegar más entero al final de los encuentros.
Grenier es el clásico mediapunta en un sistema básico de 4-2-3-1. Se desenvuelve como pez en el agua detrás del delantero y se ahoga si lo envían a la banda (aunque pueda ocupar el interior derecho). Necesita jugar en el centro, desde donde organiza el ataque de su equipo. Experto en el juego entre líneas, controla bien los tiempos del partido: acelera en los contrataques, reposa el juego incorporando a la segunda línea y distribuye hacia los extremos para oxigenar al equipo.
En defensa no suele destacar en las ayudas. Su labor consiste en buscar espacios de los que poder recibir el pase tras el robo de sus cumpañeros. De este modo ahorra fuerzas y genera la correcta salida del juego del Olympique Lyonnais.
El joven francés es un jugador de una técnica exquisita. Domina el juego con ambas piernas, aunque es diestro. De estilosa conducción con la cabeza levantada, su precisión en el control es excelente. Además, posee un brillante toque de balón, ya sea en el pase corto como en el centro al área. Tiene ese don para dar ese último pase por el que se pagan millones.
Desde la marcha de Pjanic es el encargado del juego a balón parado. Faceta en la que se nota que ha calado la escuela de Juninho Pernambucano. Tiene un guante en el pie derecho. La temporada pasada anotó varios goles de lanzamiento directo y asistió con frecuencia desde el córner. Es muy preciso a la hora de definir, aunque aún puede ganar algo de potencia en el golpeo.
* Marc Pons es periodista.
– Foto: AFP
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