"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
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El 21 de marzo de 1964, en Dublín (Irlanda), se disputó el Cross de las Naciones, antecedente del actual Campeonato del Mundo de Cross. Es decir, se cumplen cincuenta años de dicha edición, que tendría como vencedor absoluto a Francisco Aritmendi. Es el único triunfo, en categoría masculina absoluta que ha tenido España en toda su historia. Medio siglo ha trascurrido de uno de los momentos más históricos del atletismo español.
Franciso Aritmendi escribía una de las más brillantes páginas del atletismo español en Dublín, pero su carrera deportiva había comenzado años antes. Aunque nacido en Málaga del Fresno (Gudalajara), su familia era de un pueblo cercano, Cogolludo. Nació en 1938, en plena Guerra Civil, y en condiciones muy precarias fue creciendo. A los 15 años tuvo su primer contacto con el atletismo en una carrera que se celebró en su pueblo. Durante sus incios se autoentrenaba, pero empezó a destacar y fue fichado por el Real Madrid. Después se marchó hacer el servicio militar a Zaragoza y allí empezó a entrenar con un grupo de corredores maños. Su nivel deportivo fue creciendo y en 1961, en el Campeonato de España disputado en Getxo, entró 18º defendiendo los colores de Zaragoza. El campeonato fue dominado por Antonio Amorós. Al año siguiente el vencedor fue Mariano Haro y Francisco Aritmendi entró en novena posición en el Campeonato de España disputado en Santander y participó en el Cross de las Naciones de Sheffield 1962, en el que acabó en el puesto 33º. Al año siguiente tomó una decisión muy importante al marcharse a Barcelona, donde estaría a las ordenes de Gregorio Rojo. De su entrenador tiene un gratísimo recuerdo: “Era una gran persona y nos ayudó en todo lo que pudo. Se iba con su ‘Seat’ detrás de nosotros cuando haciamos entrenamientos de 20 kilómetros”.
Deportivamente seguía mejorando, y fue segundo, detrás de Haro, en el Campeoanto de España de Cross disputado en la Casa de Campo de Madrid. Aritmendi vestía los colores del Barcelona, pero sus condiciones laborales en la capital catalana eran malas. Trabajaba en una profesión que le exigía esfuerzo, era operario, y no tiene un grato recuerdo de esa etapa. Sin embargo, sí recuerda gratamente a sus compañeros de entrenamiento y sus rivales. En 1963, el Cross de las Naciones se celebró en Lasarte. Aritmendi salió delante, como de costumbre, pero pagó el esfuerzo y se retiró a falta de un kilómetro. Fue fuertemente criticado.
El de 1964 fue el gran año de Aritmendi. Consiguó el título de Campeón de España de cross, el título en el Cross de las Naciones y en pista lograría ser el primer español en la historia en bajar de los 14 minutos en el 5.000 y con ello conseguir el pasaporte para los JJ. OO. de Tokio, en los que participaría. El Campeonato de España de 1964 se celebró en Lasarte y Aritmendi realizó una auténtica exhibición. Sus grandes rivales fueron Aguilar y Haro. Valiente, como de costumbre, decidió atacar en el kilómetro 7 y se hizo con el triunfo sacando en meta 28” a Aguilar. Haro pagó caro el esfuerzo de intentar seguirlo y llegó a 2,28 de Aritmendi. Con este estado de forma se presentó en el circuito Leopardstown Racecourse, situado a 8 kilómetros al sur de Dublín, para la disputa el 21 de marzo de 1964 del Cross de las Naciones. Nueve fueron las naciones presentes y Paco Aritmendi, que era como popularmente le conocían, empleó similar táctica que en el Campeoanto de España. El valeroso atleta alcarreño se situó en cabeza y fue despegando a sus rivales; no paró hasta que sucumbieron todos, incluido el gran favorito Gaston Roelants. Fruto del esfuerzo, el belga tendría que abandonar a los dos kilómetros del ataque Aritmendi. El británico Batty, que venía de vencer en el campeonato inglés, también pagó caro su intento de seguir a Aritmendi. Su impulso inicial de seguir a Aritmendi hizo que se hundiera en los kilómetros finales, acabando finalmente en la 14ª posición.
Aritmendi completó las dos últimas vueltas, de un total de cinco, completamente en solitario. En la vuelta final le fueron reduciendo distancia, pero a falta de 1.200 metros volvió a cambiar y se llevó el triunfo con una distancia de nueve segundos sobre el inglés Hill y trece sobre otro inglés, Cooke. Haro entró en undécima posición, pero por momentos llegó a colocarse segundo, detrás de Aritmendi. El atleta palentino había sido tercero en la edición del Cross de las Naciones disputado el año anterior en San Sebastian. Aguilar también cuajó una notable actuación entrando decimotercero. El resto de españoles entró en posiciones más retrasadas: L. Gutiérrez (41º), J. Molins (44º), M. A. Alonso (47º), Jesús Fernández (55º), José Fernández (56º) e I. Corcuera (62º). Por equipos venció Inglaterra y España fue quinto. Misma posición que los júniors, en el que nuestros representantes fueron Jesús de Alba (12º), Jorge González Amo (16º), Juan Hidalgo (19º), Francisco Albert (21º) y José María Morera (abandonó).
(Así narraba el triunfo El Mundo Deportivo)
“Me había preparado muy bien. Yo estaba en gran forma y las semanas previas me fui a entrenar a Lasarte, de allí era mi mujer y las condiciones del circuito se asemjeron mucho a las que iba a tener en Dublín. Eran dos hipódromos de hierba”, comenta Aritmendi. Preguntado por su táctica ese día, responde: “Yo era un corredor valiente, podía morir en el intento, pero siempre lo daba todo, no especulaba en carrera. Si estaba en forma, no tenía rivales. Yo sabía que era superior. Muchas veces sucumbí y me lleve muchos palos de periodistas que no entendían que un día te puedes encontrar bien y otro mal, pero cuando estaba en forma era imparable y corría siempre dando la cara, y eso hice en el Cross de las Naciones de Dublín”.
Ese verano se marchó con su entrenador Gregorio Rojo a entrenar a Volodalen (Suecia). Durante doce días estuvieron concentrados bajo la atenta mirada de Gosta Olander, mítico entrenador sueco que entrenó, entre otros, a Gunder Hagg y que tuvo una enorme fama en los años sesenta debido a que Volodalen pasaron buena parte de la élite del fondo mundial: Roelants, Jazy, Eriksson o Mimoun.
“Los primeros días no me hacía mucho caso por mi constitución física, pero a medida que pasaban los días se dio cuenta de mi valor y se percató de la clase que yo tenía”, recuerda. Después de su exitosa estancia por tierra suecas se marcharon a Berlín (Alemania), donde se disputaba un 5.000. La intención era hacer la mínima para Tokio y el resultado no pudo ser más satisfactorio. Aritmendi destrozó su marca personal y el récord de España al correr en 13:53.4. Era el primer español que bajaba de los 14 minutos en el 5.000, ya que el anterior récord, en manos de Fernando Aguilar, estaba en 14.02.0. La prueba la ganó Ron Clarke, que se marchó en solitario desde el 2.500, mientras Aritmendi tenía que tirar del grupo trasero. Ese esfuerzo le trajo como recompensa el tercer puesto en la carrera, el récord de España y la mínima para los JJ. OO.
Para Tokio se preparó a conciencia, pero, según confesaba, “esperaba algo más”. “Tuve mala suerte con las series, antes no había clasificación por tiempos, solo entraban los tres primeros de las cuatro series y quedé cuarto. Me vencieron Ron Clarke, Kip Keino y el ruso Nikolay Dutov, consecuentemente me quedé fuera de la final. Con mi tiempo (14:05.0) me hubiera clasificado en la serie de Gammoudi y Schul, que fue finalmente el campeón olímpico. La final la viví pegado a la mujer de Ron Clarke, al cual me une una buena amistad. Realmente tuvo mala suerte, creo que si no hubiera llovido el resultado final hubiera sido otro”.
En 1965 volvió a proclamarse campeón de España de cross en otra tremenda exhibición en la que logró sacarle 45 segundos a Mariano Haro. Su estado de forma era excepcional. “Estaba mejor que en Dublín, había competido muy bien en un cross en Francia, pero llegué a Ostende lesionado y no pude hacer más” , explica. En el Cross de las Naciones de Ostende (Bélgica) acabó de en el puesto 23º, primer español en meta.
Los siguientes años estuvieron marcados por las lesiones, que marcaron mucho su progresión atlética. En 1966 fue cuarto en el Campeonato de España de Cross y no pudo acudir al Cross de las Naciones debido a que España se ausentó de esta competición que se disputó en Rabat (Marruecos). En pista logró su primer y único título de campeón de España de 10.000. En 1967 fue quinto en el Campeonato de España de cross y 35º en el Cross de las Naciones que se disputó en la localidad inglesa de Barry. En 1968 fue nuevamente quinto en el Campeonato de España de cross y 52º en el Cross de las Naciones celebrado en Túnez Túnez). España fue bronce por equipos, secundando a Inglaterra y Francia.
Los últimos años habían sido de lesiones y su cambio de club, al Español, fue la puntilla que hizo que tirara la toalla cuando aún era joven, pero tenía dos hijos. “Yo era de familia muy humilde y no podía seguir con esa situación: fuera de mi hogar, con las lesiones impidiendo rendir y en club que no me sentí a gusto”, así explica Aritmendi su abandono del atletismo a los 30 años de edad. Con la ayuda de un atleta de su tierra, que le buscó otro trabajo, regresó a Gudalajara. Durante un tiempo llegó a llevar un grupo de entrenamientos de niños. En la actualidad, a sus 75 años, continúa corriendo de vez en cuando y sigue el atletismo cuando puede. “Me ha encantado el espectáculo de Iván Fernández en el Campeoanto de España de Cross. Muy valiente, me recuerda a la forma de correr que tenía yo”, nos comenta.
Los atletas de antes vivían de su trabajo y el atletismo era una actividad sin recompensa. “Yo trabajé toda mi vida. La única ayuda que tuve fueron 20.000 pesetas de la federación para la compra de una vivienda de protección oficial, pero que luego tuve que estar pagando durante veinticinco años”, relata Aritmendi. La situación de penuria de los atletas españoles en esa época era absoluta. Alguno de ellos me ha llegado a confesar que llegaron a hacer contrabando, cuando viajaban con la selección española, de coñac, material fotográfico, etc. Esto demuestra la escasez de recursos de nuestros atletas.
Cuando le preguntamos por sus rivales, nombra a tres a los que tenía admiración: Ron Clarke, Kip Keino y Gaston Roelants. De los españoles comenta que todos estaban muy igualados y que Haro empezó a dominar con su retirada, antes no había un dominio claro. De los seis Cross de las Naciones que corrió con Haro, le ganó en cuatro. “Todos éramos rivales y amigos. La realación era inmejorable con todos: Haro, Alonso (Manuel Augusto), etc., pero si tengo que mencionar a alguna persona dentro del atletismo, nombraría a Gregorio Rojo. No tengo palabras de agradecimiento a lo que hizo por todos nosotros. Fue compañero, amigo, entrenador y una grandísima persona”. Sobre homenajes prefiere no hablar, pero asegura que la ilusión de su vida es que las pistas de Gudalajara lleven su nombre.
* Óscar Fernández Villar.
– Foto: Mis Atletas
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