1.- Después de varias semanas de bloqueo en el juego y de unos días de adrenalina desbocada, el Real Madrid podía encontrar un contexto amable con la visita de la Real Sociedad. Así ha sido. Ese contexto era clave para entender cómo sería el partido. No hacia qué lado caería, que eso no parecía estar en duda vistos los antecedentes, sino sobre el desempeño.
2.- Y hemos podido ver la mejor versión del Madrid de los velocistas, apoyado en una buena presión alta y mucho espacio abierto prestado por los donostiarras. Buen contexto para serenarse después de tanto nerviosismo.
3.- No ha sido ajeno a ello Casillas, que con el marcador ya favorable ha sacado uno de sus reflejos mágicos para evitar un empate que, probablemente, no habría significado nada en el marcador final, pero sí en el desarrollo. El Madrid necesitaba una tila, no un café. Casillas ha sido esa tila.
4.- Casillas y la Real Sociedad. Monumento a la inanidad táctica en el equipo de Montanier, desajustado en todo momento: colocar cinco defensas frente a este Real Madrid y adelantar a tus hombres ha sido una invitación a ser superado en todas las líneas. Lo más parecido al suicidio futbolístico. Tirar la línea defensiva arriba, buscando achicar espacios, se ha antojado imposible para los cinco defensas que ha juntado. Cuando no fallaba uno, lo hacía su compañero. Siempre había alguien mal colocado.
5.- Madrid en modo vendaval con Alonso, liberado por sus rivales, en estilo Quarterback, apoyado por un Kaká excelente en la mediapunta. Sociedad cooperativa de gran categoría, nada que vez con esa agrupación de músculo que se ha dado en otros momentos, el pasado miércoles sin ir más lejos. Esa es la pregunta que Mourinho no parece querer escuchar: ¿Por qué hoy de este modo y en Villarreal con tanta metalurgia?
6.- Las definiciones son espeluznantes. La del Pipa Higuaín en un primer gol explosivo; la de Cristiano Ronaldo, reconduciendo la línea del balón por dos veces y combando hacia fuera, tras un regalo delicioso de Kaká; las de Benzema, en especial la del tercer gol, tras un caramelo de Xabi, controlando con dulzura, bajando con precisión, vaselineando como quien se toma un helado a mediados de agosto a la sombra de una palmera.
7.- Benzema, mejor incluso en la movilidad que en la definición, lo que ya es mucho decir. Un mediocentro que juega de delantero, pero tiene alma de volante creativo. Un interior adelantado, un bailarín de los espacios, rey del vacío, señor de los pasillos.
8.- En el otro vértice, el joven Varane, inexperto y con todo por hacer; sobrio, bien colocado, tallo largo de zancada feliz. Ahí está el líder de la defensa blanca del porvenir. La sostenibilidad futbolística atrás no pasa por Pepe, sino por Varane, pero esa es otra decisión estratégica de imprevisible resultado.
y 9.- Minutos para Sahin, la gran esperanza blanca, jugadorazo que ha vivido una temporada inexplicable. Partido sin desgaste emocional, que era lo que necesitaba el cuadro blanco tras tanta agitación. Bálsamo donostiarra antes de un enfrentamiento de Champions cuesta abajo.
– Fotos: Elisa Estrada – Helios de la Rubia (Real Madrid)
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