Liga BBVA 2012-2013 / Análisis / Fútbol
Cesc y Alexis
Resulta paradójica la cantidad de cosas que tienen en común dos jugadores tan diferentes como Cesc y Alexis. Veamos: ambos llegaron al Barça en el verano de 2011 previo pago de una cantidad comprendida entre 30 y 40 millones de euros (según fuentes y variables), estando considerados unánimemente como uno de los 5 mejores jugadores de una de las 4 ligas más competitivas del mundo. Desde entonces, ambos han compaginado glorias y (sobre todo) penas y han evidenciado encontrarse más cómodos en posiciones diferentes de las que teóricamente son las ideales (y en las que más se les necesita), en los dos casos por los mismos motivos: la rigidez posicional culé, el juego horizontal, la ausencia de espacios y la messianización (dícese de la búsqueda constante del astro argentino haciendo recaer en él toda la responsabilidad).
Fàbregas, ese niño de La Masia que se hizo hombre en una cultura diferente, ha estado por encima de lo esperado en quehaceres diferentes de aquellos en los que se esperaba (y se espera) su mejor aportación. En este sentido, cabe recordar que, por mucho que compartan el gusto por la posesión del balón y el juego combinativo, nada tienen que ver los estilos de Arsenal y Barça. La anarquía frente a la rigidez posicional y la búsqueda permanente de la verticalidad frente a la búsqueda de la misma solo tras haber completado una larga secuencia de pases que hayan permitido instalar al equipo con garantías en campo contrario tal vez sean las mayores diferencias. Estas son, con toda probabilidad, las que han hecho que Cesc aún no haya acabado de despuntar como interior, por lo que, a día de hoy, en ningún caso ha justificado que Iniesta haya de ser desplazado a la izquierda para tener un sitio en las alineaciones iniciales de los partidos más exigentes. Menos aún para siquiera ser tenido en cuenta como relevo de Xavi a corto plazo.
Sin embargo, sí que ha brillado como mediapunta o falso 9 (o incluso podría hacerlo como 9 puro, como quedó patente en la final de la Eurocopa). Al disponer en este rol de la libertad posicional con la que se siente más cómodo, así como al encontrarse cerca del área rival (donde siempre ha generado ocasiones, ya sea finalizando o asistiendo), se ha mostrado en el mismo como el jugador de primer nivel que es. Sin embargo, ninguno de los dos esquemas que utilizó Pep Guardiola para darle este papel dio unos réditos superiores al eterno 4-3-3 en el que, actualmente, no tiene sitio.
En cuanto a Alexis Sánchez, la gran esperanza chilena, la situación es muy similar. Sin embargo, a causa de que aún Villa no está totalmente recuperado de su lesión y de que Tello todavía necesita madurar, sigue conservando su puesto (aunque una microrrotura en el aductor izquierdo le ha convertido hoy mismo en baja). En este caso, es menester hacer hincapié una vez más en las enormes servidumbres que conlleva ser delantero en un equipo que está construido para que Messi, Xavi e Iniesta puedan desplegar su fútbol. Así, algunas veces hay que quedarse pegado a la cal, otras tirar constantes desmarques de ruptura sin esperar asistencia alguna. Tampoco conviene abusar del disparo de media distancia o del regate, pues pueden finalizar una jugada que se pretende eternizar en pos de la búsqueda del pase definitivo o, como mínimo, de evitar una pérdida que pueda dar lugar a un contragolpe. Un jugador como Alexis, que encuentra en la carrera continua propia del juego directo su hábitat natural, que parece robado por el Barcelona al Real Madrid (copryright de Fernando Pacini), ha tenido que modificar mucho su estilo para amoldarse. Tanto, que justamente ahora lo que se le reclama es tratar de ser más decisivo, compaginando su anterior versión con la actual, lo que hasta la fecha no ha conseguido con asiduidad.
Por el contrario, como delantero centro, posición en la que nunca ha jugado de manera habitual, sí ha cuajado actuaciones brillantes. Aprovechando su potencia y movilidad, ha sido capaz de dar más quebraderos de cabeza a la inconmensurable pareja Pepe-Ramos que ningún otro 9 (palabras mayores). Incluso compaginando la zona central del ataque con la derecha ha sido capaz de poner en enormes dificultades al lateral izquierdo, además de a los centrales. No obstante, como le sucede a Cesc, la vuelta al 4-3-3 se le plantea como un escollo muy difícilmente salvable.
Y es que sin Abidal ni ningún otro central-lateral zurdo de garantías, y con los dos mejores laterales de largo recorrido de los últimos 15 años de la historia del Barça (que tanto en el caso de Alves como en el de Jordi Alba ven enormemente reducido su potencial al encontrarse en el extremo), ha perdido todo sentido la vuelta al 3-4-3 más allá de ocasiones puntuales. Tampoco ese difícilmente clasificable esquema usado la pasada temporada por Guardiola, en el que, habiendo 4 defensores y jugando Busquets, Xavi y Messi en su posición natural, Alexis alternaba el extremo derecho y la punta del ataque, mientras que Cesc intercambiaba con Iniesta las posiciones de extremo izquierdo, mediapunta e interior, dio mejores resultados que el 4-3-3, por lo que Tito se ha decantado por el esquema clásico. Cuánto tardarán en adaptarse Fàbregas y Sánchez a este último (si es que alguna vez lo hacen) es una de las preguntas más recurrentes entre el barcelonismo, a la cual es imposible dar ahora mismo una respuesta. Sin embargo, aún existe otra variante, otra puerta que (re)abre el Bernabéu…
* Rafael León Alemany. En Twitter, @_rafaleon_
– Foto: EFE
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