1.- Clos Gómez pitó el final de un partido feo, brusco y con muy poco fútbol durante los ciento veinte minutos que duró. Pero más que eso, señaló el final de catorce años de decepciones rojiblancas contra el máximo rival, ese que parecía imbatible ya jugara con suplentes o titulares, lloviese o tronase. Incluso aunque se produjera unapocalipsis merengue, el Atlético de Madrid era incapaz de conseguir una victoria contra el Real Madrid. Pero ahora todo eso se acabó y durante mucho tiempo parecerá un simple mal sueño de una amarga noche interminable, porque… ¡ay! Catorce años no son nada.
2.- La Copa del Rey es un trofeo extraño. Cuando comienza su andadura son pocos los equipos a los que realmente les interesa el torneo del KO por excelencia, el más antiguo de España. Tanto a los de Primera como a los de Segunda parece estorbarle, ya que les desconcentra de objetivos mayores como es entrar en Europa, evitar el descenso o conseguir el ascenso. Para los de Segunda B es ilusionante, sobre todo económica y socialmente, por si consiguen ir pasando rondas y encontrarse con un Primera, a ser posible Real Madrid o Barcelona, a los cuales les parece una copa muy menor con respecto a la Liga y, sobre todo, la Champions.
3.- Es por ello que para el Madrid ganar esta Copa del Rey no era más que una forma de utilizar algo de maquillaje para agraciar el rostro de una temporada bastante feota. Sumar la decimonovena no era del todo emocionante, no ya sólo para el jugador o técnico blanco, sino para la afición, desilusionada con esto del fútbol tras las semis contra el Dortmund. En cambio, para el Atlético era el reconocimiento final a un gran año que ha devuelto al club colchonero a la Champions League y que mantiene el nivel de visitas a Neptuno del último trienio. El dios acuático, antes sorprendido de ver a gente cerca suya, se está empezando a acostumbrar a que suba la marea siempre por estas fechas.
4.- Conforme se acercaba la final se diferenciaban cada vez más los ambientes dentro de cada uno de los equipos madrileños. En el Atleti sólo se pensaba en la Copa, la Copa, la Copa. El trabajo en la Liga ya estaba hecho hace tiempo, a diferencia de otras temporadas, y el Cholo podía centrarse únicamente en cómo ganarle al Real Madrid catorce años después, sí, de cuando Simeone era el líder de la gran Lazio de Eriksson. Mientras, al otro lado de Madrid, el capitán no jugaba porque no le gusta al técnico, el cual aparta a un central antes titular, con la amenaza punzante de terminar el curso en blanco.
5.- Así llegó el Madrid al gran día. Su casa, el Bernabéu, estaba reluciente, todo a pedir de boca para la candidatura olímpica, sin incidentes entre aficiones ni problemas mayores. Hasta el Rey parecía en buen estado físico. El césped, impecable y los onces de ambos equipos ya en el campo. El del Atleti era el de gala, el habitual toda la temporada y el que lo ha situado tercero y en esta final. El del Madrid tenía a Albiol, que ha pasado de jugar partidos intrascendentes a ser titular en una final, y a Modric, que la verdad es que se ha ganado a pulso su presencia en este partido.
6.- Con la entrada del croata daba la sensación de que Mourinho tenía claro el juego que le iba a plantear Simeone. Desde el inicio, el Atleti hizo de cortés invitado a la Casa Blanca y le cedió el balón al equipo local, sabedor de lo que le cuesta gestionarlo con claridad. Con Modric, el Madrid ganaba capacidad creativa y al entrar por Di María no perdía las incisiones de Khedira ni la mente privilegiada de Özil. Y, además, libraba de carga a Xabi Alonso, que pide a gritos que llegue el final del curso académico.
7.- Algo hacía indicar que éste no iba a ser el derbi de siempre. Lo primero es que el Atleti en ningún momento dio la sensación de esa seguridad que tantos partidos le ha costado contra el Madrid. Los blancos atacaban, presionaban y robaban, pero rápidamente los rojiblancos se reorganizaban, juntaban filas y seguían trabajando. Lo segundo es que esta vez la mala suerte la tuvieron los madridistas, con tres palos en el partido y dos ocasiones marradas ante el portero. Y lo tercero, que la pérdida de autocontrol fue de los locales.
8.- Sin embargo, el Real Madrid le cambió el guión muy rápido a Simeone. El argentino quería aguantar el tan habitual inicio voraz madridista y tratar de hacer daño a la contra. Pero una mala defensa en un córner de Godín le valió a Cristiano para adelantar a su equipo. Desde ese instante, la iniciativa tenía que pasar obligatoriamente al Atlético para que el Madrid intentase aprovechar su instinto asesino con sus velocistas en cualquier despiste rojiblanco.
9.- El Atleti sabía a lo que se atenía. Aunque haya perdido constantemente contra el Madrid el de hoy era otro partido, y esa idea no se les fue de la cabeza a ninguno de los once. Tenían que crear y crearon. Apareció Gabi en el centro y el Atleti se organizó. Si Arda Turan estaba demasiado cubierto en la izquierda, pues balones a la derecha para que Costa hiciera daño a Ramos y Coentrao. Y si no, balones a Falcao, que el Tigre ya se sacaría algo de las zarpas.
10.- Lo que se sacó fue el empate. Cual ‘10’, Falcao recibió en la línea divisoria, rodeado de varios rivales. Sorteó al primero, el central marcador, con un giro estrepitoso y aguantó a los demás para poner uno de esos pases que a un tipo como él le encanta recibir: raso, a la carrera y con la dirección y fuerza justas para sólo tener que rematar. Eso sí, Diego Costa tiró adonde tenía que tirar.
11.- Entre palos y palos del Real Madrid transcurrió el choque. Uno de ellos fue de Cristiano Ronaldo, con un elegante libre directo por debajo de la barrera. Poco o nada aportó el portugués después de ese momento. Se enfurruñó, se fue poniendo cada vez más tenso, más nervioso y más impredecible. Comenzó a recordar a ese primer Cristiano madridista, el que marcaba un gol y se ganaba una amarilla por quitarse la camiseta, o el que se enfrentaba a los adversarios. No consiguió marcar, así que optó por lo segundo. Patada inicial a Juanfran, coz a otro rival en una jugada sucesiva para acabar con un gesto más de capoeira sobre Gabi que le costó la roja directa en la prórroga.
12.- El tiempo del partido se alargaba y se acercaba a la medianoche, al 18 de mayo, día de San Pascual Bailón, patrón de la buena muerte. Los más creyentes cuentan que el santo anuncia a quien se lo pide cuándo va a morir, para tener unos últimos minutos sin la horrible incertidumbre. Pareció que Mourinho le rezó y el santo le respondió: “Hoy vas a perder la final”. Mourinho no quiso verlo y se fue expulsado.
13.- Los dos equipos querían el tiempo extra. De lo contrario, no hay otra forma de explicar que al acabar los noventa minutos ninguno hubiera realizado un cambio. Karanka hizo tres para empezar la prórroga. Metió a Di María, Higuaín y Arbeloa, comprensibles, pero desestabilizadores al producirse todos de una sola tacada. Así, el Atleti apenas se inquietó en todo lo que duraron los treinta últimos minutos. Sin Modric, el Madrid no tenía cerebro, ya que ni Alonso y Özil aparecían.
y 14.- Tenía que acabar así, con un gol de jugada a balón parado. Uno más de los ya incontables que ha recibido el Madrid esta temporada. Mala colocación defensiva y mala salida de Diego López a tapar a Miranda. El gol hizo justicia al equipo que más en serio se tomó la Copa, que más ganas tenía de ganarla. Neptuno: prepárate que vienen enormes olas rojiblancas.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Ángel Gutiérrez (Atlético de Madrid)
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