"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Desde algún lugar de España,
Te hablaba en mi última carta sobre la importancia de la baja de Carles Puyol. Me temo, mi amigo, que no es la única ausencia relevante. El reverso del hueco de Puyi es la incalculable ausencia de David Villa, el goleador. Es una baja pareja. Creo que no hay precedentes, pues tanto en Alemania como en Austria y Sudáfrica, España vivió al son de los goles del delantero asturiano. Sigo pensando que la clave estará en nuestra solvencia defensiva, pero no parece menos importante la contribución realizadora que supone el Guaje, siempre puntual y cumplidor, llueva, nieve o brille el sol. No en vano es el máximo goleador histórico de la Selección y el hombre capaz de marcar en cualquier circunstancia, del modo que sea, para dar ventaja en el tanteador y decantar partidos. Así lo ha demostrado durante años. Él ha sido la pelota en la red.
Sabes que no me gusta encumbrar al delantero como la estrella absoluta del equipo y dejar en la sombra a otros compañeros que realizan un trabajo igualmente fundamental. Pero seamos realistas: el gol es la unidad de medida del fútbol. Por consiguiente, el delantero debe ser el activo más valioso y mejor cotizado. Esto es justo y tiene sentido, sin que tenga que conllevar demérito al resto de tareas y de hombres. Es por ello por lo que, con independencia de mi tesis de que la baja de Puyol puede ser muy determinante, sin Villa no hay gol hasta que se demuestre lo contrario. Y el gol es la principal fuente de financiación para un equipo. Si no entra la bola… ya puede jugar el Espíritu Santo. Aquí es donde entra en juego el asturiano. A la hora de consumar.
¿Imaginas el pasado Mundial sin David Villa? Por entonces Torres llegaba justísimo después de una lesión y Llorente aportaba mucho como suplente de lujo, pero ninguno de los dos parecía listo para marcar sostenidamente. Para habituarse a la portería en citas exigentes hay que estar muy en forma y muy en paz, además de muy entonado. Esa contribución sólo la ha proveído David Villa en los últimos tiempos. La verdad es que cuesta imaginar la Copa del Mundo ganada por España sin el concurso del gran goleador de Tuilla. Incluso tengo la tentación de decir que hubiera sido imposible. En todo caso, lo que quiero destacar es que España tiene una importantísima vacante: la del goleador recurrente. Y esa baja no se cubre fácilmente.
Entenderás que no pueda confiar del todo en Torres. Al contrario de lo que piensan ciertos sectores oportunistas, su errático rendimiento de los últimos tiempos y su singular travesía trágica no debe empañar su valor y sus méritos (sobre todo pretéritos, me temo). Pero una cosa es respetarle y seguir contando con él y otra muy distinta designarle como el hombre gol en Polonia y Ucrania. Esto es lo que quiero decir. Torres no es una garantía hasta que él nos quite la razón. Puede volver a brillar o puede no hacerlo. Luego está Llorente, que es un delantero interesantísimo, rara avis española de un perfil diferente. El jugador riojano es más rematador, con un juego aéreo único por su tamaño y con gran capacidad para monitorizar a los centrales rivales. Sus virtudes son consenso público, pero Del Bosque parece quererlo como suplente, como plan B de ataque. Es probable que desee un 9 con más movilidad que encaje mejor en el esquema de juego combinativo. Aquí entra Negredo, al que nadie esperaba en la lista. Se habla de que puede ser titular este mismo domingo contra Italia y la verdad es que podría hacerlo bien. Es probable que le haya perjudicado la irregular temporada de su equipo, el Sevilla, pero en todo caso el madrileño no es todavía una referencia goleadora de peso. Y está inédito en grandes citas porque es debutante. Como ves, David Villa no es nada fácil de sustituir.
Sin Villa no hay gol hasta que se demuestre lo contrario. Y el gol es la principal fuente de financiación para un equipo. Si no entra la bola… ya puede jugar el Espíritu Santo. Aquí es donde entra en juego el asturiano. A la hora de consumar.
¿Y qué hacemos entonces?, me preguntarás. No tengo ninguna panacea. La cuestión ahora es extraer de otros lugares todo lo que aportaba el Guaje, que no era poco. Entre la notable nómina de delanteros restante se debe solventar la papeleta y creo que se hará con creces, aunque la empresa no es nada fácil. Adicionalmente, los volantes con llegada pueden ser fundamentales. Me refiero a Silva, Iniesta y Cazorla, principalmente, sin olvidarme tampoco de Juan Mata. Y menciono aparte a Pedrito, que llega muy fresco y con un interesante pico de forma. ¡Recursos hay de sobra! Y sin embargo, aunque el talento esté a manos llenas, en muchas ocasiones la generación de juego no coincide con la realización de goles. Y aquí es donde me acuerdo especialmente de David Villa, capaz de enchufarla a barlovento o sotavento. ¿Qué hacer si el partido se atasca? ¿En quién confiar? Bueno, como digo, no estoy especialmente preocupado por eso. El centro del campo es superlativo y nuestros atacantes son igualmente muy buenos. Solamente esperemos que el gol no falte a su cita. Por brujos que lo invoquen, desde luego, no será, pues tienen muchos e innumerables. E inimitables.
Por favor, guarda esta carta hasta el 1 de julio. Pase lo que pase mantén la correspondencia. Afectuosamente,
* Carlos Zúmer es periodista. En Twitter: @CarlosZumer
– Foto: Reuters
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