España / Copa del Rey 2012-2013 / Fútbol 2012-2013 / Fútbol
1.- Once de once en la liga, tres de tres en la Europa League y ahora cuatro de cuatro en la Copa del Rey. Son datos suficientes para argumentar basándose en tópicos. Si algún estadio de fútbol llega a ser alguna vez un fortín, un feudo o un territorio conquistado tiene que ser este. El Vicente Calderón solo ve ganar y quien le da el nombre se convierte en el general de los antepasados por cuyo honor pelea la milicia rojiblanca.
2.- El Atleti siempre se saca algo, Simeone siempre les saca algo. Estaban 1-1, recién golpeados por un gol con el que no contaban, habían bajado el ánimo, la intensidad y el carácter y eso no se permite. Para levantar a las masas mejor un guerrero que un artista. Adrián ya mostró su talento cuando se podía, pero era más necesario el Cebolla. Su manera de irrumpir ya contagia y hasta obliga a tocarla con la mano como hizo Navarro para el 2-1 final.
3.- Tres manos, tres penaltis, tres goles, tres expulsados, tres minutos de alargue y más de tres semanas para la batalla del Pizjuán, donde nadie sacará bandera blanca porque esta eliminatoria se gana por aplastamiento. El partido fue blando, limpio, lento, dulce y cándido comparado con el que está por venir. En todo momento se sintió lo que había en juego y la adrenalina fluyó a borbotones sin descanso. Dicen que son partidos para hombres y mucho mejor si llevan casco como Medel.
4.- El chileno personificó la idea del Sevilla. Si el Atleti no juega a la mano y prefiere apisonar, hay que ir a la melé y arar con todos los bueyes disponibles. Emery lanzó a toda su tropa física en el centro del campo y la hierba del Calderón todavía sufre por la cantidad de jugadores que la pisaron en la primera parte. Igualar a Simeone es difícil hasta en la banda, pero el vasco le dio pelea, como su equipo.
5.- Los hispalenses aguantaron bien la primera media hora mientras les duró la sexta marcha. Desde la grada y desde la televisión se rezaba por los primeros agotamientos para que llegara el fútbol. En quinta y con dos en la chepa en lugar de tres, aparecieron Diego Costa y Adrián. Falcao se hubiera puesto las botas con todo lo que generaron, pero esta vez lo tenían que acabar ellos y ninguno supo terminarlo todo a la altura de como lo empezó.
6.- El primer tiempo concluyó siendo del Atleti…y de Beto. Con la misma mano con que firmó su contrato hace unas horas se mostró diligente y seguro y negó de raíz los seguros augurios de Simeone en el vestuario para probar al nuevo. Tan firme y sereno con los pies como con los manos y tan osado como para gritar a una defensa cuyos nombres aún tiene que aprenderse. Cierto es que Adrián y Diego Costa le facilitaron la tarea, pero eso ya es cosa suya.
7.- Estaba claro que el partido era cosa de manos y no deja de ser insólito que un partido junte tres en cuarenta y cinco minutos y que además el árbitro acierte. Spahic fue el primero, quizá agobiado por tener que aguantar el aliento de Diego Costa todo el partido. El brasileño se desquiciará muchas veces, pero no tanto como hace desquiciar a los demás. Pelea, corre, salta, empuja, cuerpea, se tira, te somete a un ejercicio de crudeza mental en el que solo puede quedar uno. Y además mete los penaltis. ¡Jugadorazo!
8.- 1-0 y contra diez, demasiado bonito, demasiado fácil para ser el Atleti, incluso para el de Simeone. La voracidad esta vez costó un peaje y tenía que ser la sociedad Navas-Negredo, la de siempre, la que de verdad hace justicia al Sevilla campeón europeo de hace unos años. Godín acabó ahí su partido y Negredo golpeaba a ese rival que no llega a estar noqueado casi nunca aunque lo parezca.
9.- Llega el momento del Cebolla y sobre él renace una idea: la de comerse los minutos porque es mucho mejor que dejarlos pasar. Es algo que no hace nunca Miranda. El brasileño tuvo que descansar en Bilbao para mostrar que se nota mucho más cuando no está. Su temporada es de selección brasileña, tal y como ha decidido Scolari. Rápido, agresivo, inteligente, concentrado, técnico, no tiene el pelo largo ni hace aspavientos ni llama la atención por nada más que por su espectacular rendimiento.
10– El partido vuelve a estar parejo y hay dudas de qué hacer, en unos y en otros. Medel quiere ir a filas en compañía de Kondogbia, un joven de 19 años con dotes técnicas sumadas a un físico para envidiar, dentro y fuera del campo. No le supera el envite y eso que no claudicar en la pelea contra Mario y Gabi solo está al alcance de jugadores con la mili hecha. Bonita, dura y noble confrontación.
11.- La mano ganadora se la lleva el que pone más cartas, el que quiere más, el que arriesga, el que no llega a lanzar el órdago pero sí algún que otro envido. Navarro tenía el farol. Pasó mucha parte del partido en el suelo por algún que otro empujón, patadita o quizá ni eso y lo acabó en él. Permitió a Diego Costa enfrentarse dos veces a Beto (realmente fueron muchas más) sin compañía; su universo psíquico insondable le vale para no huir en los momentos donde solo puede quedar uno.
12.- La partida de ajedrez dejó cinco minutos para un movimiento de ficha más. Ya son diez contra nueve y Simeone lanza a los suyos a la ofensiva al tiempo que Émery decide replegar a la tropa. Si el Atleti huele sangre se lanza despiadado, pero a esas alturas ya faltaban fuerzas para la cacería. El Sevilla ya se relamía pensando en recargar armas en su territorio como para arriesgar nada más.
y 13.- Hace falta este receso para alimentar baterías, tanto los que juegan como los que lo ven. El partido dejó cansado a todo el mundo por su aceleradísimo ritmo sin capacidad para el freno. Incluso escribirlo fatiga. Lo que queda será aún más intenso y suficientemente desbocado como para dormir bien y esperar por él porque cuando llegue se habrá acabado el tiempo para pestañear.
* Alberto Pérez es periodista.
– Fotos: Atlético de Madrid
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