"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Situémonos. Sector central-izquierdo del Barça en ataque. Messi en agitación y conducción. Tras haber rebasado el muro de cinco en el inicio, se enfrenta a la situación más complicada: el espacio es ridículo para volver y para abrir, no hay compañero fácil y la individualidad es contenida. El Chelsea lo ha llevado al hueco prácticamente inexistente entre el mediocampo y su defensa.
“La pareja Terry-Cahill emularon la “táctica Levante”: esperar a Messi, sin saltar a por él. El sábado, Iborra fue una sola vez a por Messi y esa tentación le costó un gol” decía Martí Perarnau en su crónica. Efectivamente. Sobre todo, Cahill. En el sector derecho de la defensa blue, en el movimiento letal de Messi, hacia dentro, hacia su pierna buena. Gary no salta a por él, no le facilita el regate ni le otorga espacio en su espalda -escenario en el que Leo es letal-.
Dos razones esenciales: el repliegue del Chelsea es sobre el balcón de su área porque así lo quiere. No conceder espacio entre sus líneas. Las recepciones en medio campo no son determinantes, pero la verticalidad cuando el Barça se asoma es mortífera. El Chelsea espera. Y si Cesc, Alexis o Messi encuentran la ubicación en el espacio, llega la asfixia. Un mar de jugadores azules sin saltar, sin caer en la trampa, evitando las paredes interiores por las que sangran los rivales del Barça. Messi se perdía, necesitaba recibir lejos del pelotón azul.
Nos preguntábamos muchos si la baja de David Luiz era decisiva para el Chelsea o incluso si podía llegar a ser positiva. Cahill respondió. El central inglés demostró que cuando cedes la iniciativa al rival, es necesario utilizar todas las piezas que se ajusten con más exactitud al modelo del contrario. Contra el Barça, Cahill fue brillante. Solo sufrió de cara a portería. Cuando Cesc -apenas dos veces- lo estiró en largas rupturas. Y aguantó hasta la extenuación. Contuvo el hábito de saltar, aspecto en el que David Luiz, hambriento de hacer más de lo que debe, pensamos que hubiese mordido el anzuelo.
* Fran Alameda es periodista. En Twitter: @Fran_Alameda
– Foto: Reuters
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