Tras asistir la pasada semana al duelo de Champions en el que el Bayern tambaleó al Real Madrid en Munich, mucha gente comenzó a preguntarse cómo ese poderoso conjunto bávaro ha perdido con claridad los dos últimos campeonatos alemanes. ¿Tan bueno es el Borussia Dortmund pese a no haber hecho nada relevante en Europa desde hace años? ¿Dónde radica su éxito? Sin duda, la propuesta Schwarzgelben (Negro y Oro) resulta tan interesante como atractiva a todos los niveles, desde el fútbol fresco que logran transmitir los hombres de Jürgen Klopp sobre el césped hasta la excelente labor de Michael Zorc en la secretaría técnica.
Precisamente en Zorc nos detenemos. Llegado del modesto Tus Eving-Lindenhorst en 1978, cuando apenas contaba con 15 años, el ex mediocampista desarrolló toda su carrera profesional en el Borussia hasta su retirada de los terrenos de juego en 1998. Apenas unos meses después accedía al cargo que actualmente ocupa. Tras conquistar todos los títulos posibles como jugador en la época más gloriosa de su club, él fue el encargado de gestionar la renovación de un equipo que daba sus últimos coletazos. Así llegaron los Lehmann, Rosicky, Jan Koller o Marcio Amoroso, todos ellos jugadores de talla internacional que lograron mantener a los de Westfalia compitiendo al máximo nivel por un tiempo.
KLOPP, LA DETERMINACIÓN
Pero tras los años de vino y rosas, una desoladora crisis financiera asoló al Borussia Dortmund obligándole a desprenderse de sus principales figuras, a vender el nombre del querido Westfalenstadion (pasó a llamarse Signal Iduna Park) e incluso a coquetear con la zona de descenso a mediados de la pasada década. Superado el bache económico, en verano de 2008 Michael Zorc toma una determinación: Jürgen Klopp, el joven técnico del Mainz 05, es el ideal para reflotar al equipo. Visto con la perspectiva del tiempo, ha sido quizás su fichaje más acertado.
De Maguncia, Klopp se trajo consigo al central serbio Neven Subotic. Del Bayern llegó otro zaguero que apenas contaba, Matts Hummels, en calidad de cedido (un año después se harían con su propiedad). Tras una campaña fogueándose en el Feyenoord, Nuri Sahin regresaba a Westfalia para orquestar el juego desde el eje del campo. Sebastian Kehl, Kuba Blaszczykowski o Weidenfeller ya formaban parte del plantel… Poco a poco, el ojo clínico de Zorc y la habilidad de Klopp para acoplar piezas rescataron al Borussia de la mediocridad. Tras dos temporadas iniciales en las que asentar un proyecto que crecía poco a poco y donde se rozó la clasificación a la Champions League, el año pasado nos sorprendieron a todos coronándose campeones de la Bundesliga, un logro que anhelaban desde 2002.
Junto a los ya mencionados, los goles de Lucas Barrios, el imberbe talento del canterano Mario Götze y el sorprendente Shinji Kagawa (las redes de Zorc lo cazaron en el Cerezo Osaka de la Segunda División japonesa), el Borussia floreció como un equipo dinámico, tremendamente imaginativo y excelso en algunos compases de la temporada. Los más atrevidos se lanzaron al ruedo asegurando que practicaba un juego tan excelso como el del Barcelona.
PROYECTO CONSOLIDADO
Si algo le han achacado a Jürgen Klopp sus detractores, desde que tomó el timón Schwarzgelben, han sido sus malos resultados en Europa. Con una plantilla bastante joven en la mayoría de sus integrantes, pero corta de recambios, Kloppo asumió el reto de dar un paso más en busca de la gloria continental. Se esperaba que los fichajes de Perisic y Gündogan, llamado éste último a sustituir a Nuri Sahin, se acoplasen como un guante a un equipo eficiente en pleno crecimiento. Empero, 7 puntos de 18 posibles con tres derrotas en el inicio de la Bundesliga y varios traspiés en la Champions League enrarecieron el ambiente. Para colmo, Lucas Barrios se lesionó de gravedad.
Los contratiempos supusieron una prueba de fuego para Klopp y sus hombres, pero de la adversidad surgió un espíritu de superación que ha mantenido al equipo invicto en competiciones germanas desde el pasado mes de septiembre. Ya fuera de la Champions League, aunque con el enorme revés que supuso la lesión de Mario Götze en diciembre, el equipo revirtió mostrando la madurez que tanto se anheló en Europa pero que le ha permitido renovar sus laureles.
En la portería, Weidenfeller destaca por su sobriedad incluso cuando comete errores. En el decisivo choque ante el Bayern hace dos semanas cometió un penalti sobre Robben que pudo costarles muy caro. Segundos después, lo atajaba con seguridad para certificar la victoria de los suyos. Sus principales escuderos son Hummels-Subotic, pareja más que consolidada tras 4 campañas formando el eje defensivo. La derecha es del polaco Piszcek, un lateral de vocación ofensiva que sabe administrar a la perfección sus siempre productivas incursiones. Por la izquierda no le va a la zaga el canterano Schmelzer, un seguro de vida que ha ocupado el carril zurdo pese a algunas lesiones.
SEGUNDA LÍNEA DE ATAQUE
En la media finalmente ha emergido Gündogan, que comienza a recordar a ese centrocampista que maravilló el año pasado en el Nürnberg y al que, cuando ha sido necesario, el veterano Sebastian Kehl ha suplido a la perfección. El prometedor Moritz Leitner y Sven Bender completan la terna de medios de los que Klopp ha sacado mayor partido.
Pero si por algo se distingue el Borussia Dortmund es por una segunda línea de ataque que aúna todos los factores que la hacen incomparable. Ellos son el principal sello de identidad de un equipo alegre, dinámico y muy divertido en el que varios perfiles se combinan para cubrir todos los registros. Así, tenemos a Kagawa, que si bien ya destacó la pasada temporada en la actual ha dado un paso adelante en sus prestaciones, para erigirse como uno de los mejores jugadores de Europa en su posición. La prolongada ausencia de Götze le ha hecho crecer, asumiendo un rol en el que ha respondido a la perfección con goles importantes y ascendencia en los momentos delicados. Grosskreutz y Kuba aportaron profundidad, contundencia, polivalencia y recursos a un nivel inferior al de Kagawa, pero igualmente fundamentales. Las apariciones del croata Perisic, llegado del Brujas en pretemporada y autor del primer gol en el partido ante el Gladbach que les dio el bicampeonato el sábado, fueron también un valor añadido. Todos los mencionados moviéndose al son de Mario Götze, la verdadera joya de la corona y hombre clave, no solo en el esquema de Klopp, sino en el propio proyecto del club.
Adelante, el polaco Lewandowski ha superado a base de ahínco y dianas a un Lucas Barrios primero desafortunado por su larga lesión y luego desacertado de cara a puerta, perdiendo el sufijo –im de la palabra prescindible. Suplente habitual del paraguayo, Lewandowski asumió el reto con naturalidad, alcanzando cifras inesperadas en una punta de lanza que se ha destapado por estar más afilada de lo esperado. En él y los compatriotas con los que comparte vestuario se centran la mayoría de las esperanzas de Polonia para no desentonar en ‘su’ Eurocopa.
UN FUTURO PROMETEDOR
¿Falta algo? Por supuesto. Regresemos a Zorc. Lejos de acomodarse en los triunfos actuales, el manager general sabe que la victoria es algo que se cimenta día a día. Es por ello que en el ecuador de la actual temporada ya trabajaba intensamente en la próxima. El primer impacto llegó con la confirmación del fichaje del centrocampista Leonardo Bittencourt (17 años, natural de Leipzig pero poseedor también de la ciudadanía brasileña) del Energie Cottbus, internacional con Alemania Sub17 y Sub19, del que Zorc comentó que estaban «encantados de haber adquirido otro gran talento«.
Pero si con Bittencourt sorprendieron, con Marco Reus dieron el gran golpe, especialmente a un Bayern que ambicionaba sus servicios. Sin duda la gran sensación del primer semestre de Bundesliga, el volante del Borussia Mönchengladbach regresará a la que había sido su casa en los años de juvenil. Y por si esto fuera poco, Mario Götze, también pretendido por el club bávaro, renovó hace un par de meses hasta 2016, un capítulo al que se han sumado recientemente tanto Michael Zorc como Jürgen Klopp.
Con el futuro asegurado, las dudas se centran en un Kagawa que se ha negado a renovar repetidas veces y en el papel de Lucas Barrios, que manifestó su descontento hace meses por no jugar más, pero cuando ha gozado de oportunidades (bastantes, de hecho) no las ha sabido aprovechar.
Así pues, el porvenir de una escuadra cada vez más talentosa y experimentada pero con muchísimos kilómetros aún por recorrer se antoja ilusionante para aquellos que seguimos con entusiasmo el fútbol alemán y concretamente al Borussia Dortmund, una escuadra llamada a seguir discutiéndole los próximos años la hegemonía germana al Bayern y a pelear en Europa por las cotas más altas. Una apuesta indudable a campeón del futuro.
* Domingo Amado es periodista deportivo. En Twitter: @GarrinchaCF
– Fotos: Patrick Stollarz (AFP)
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