"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
La final de salto de altura fue tan espectacular que incluso tuvo prioridad en la señal televisiva sobre la de 3.000 obstáculos. No es para menos, se vieron cosas suficientes para afirmar que fue la mejor de la historia de los mundiales y, sobre todo, dejó la sensación de que más pronto que tarde Bohdan Bondarenko superará el record de Europa de Sjöberg (26 años en vigor) y el mundial de Sotomayor (20 años en lo más alto del ranking histórico).
Oro: Bondarenko (UCR); Plata: Barshim (QAT); Bronce: Drouin (CAN)
Cuatro saltadores por encima de 2,35 m (algo que no ocurría desde 1995, entonces fueron cinco) y tres sobrepasando los 2,38 m como en Roma hace 26 años. Una final histórica que lo pudo ser más.
Bondarenko demuestra una gran confianza en sus posibilidades. Renunció a saltar 2,32 m, 2,38 m y 2,44 m pese a la presión del catarí. Pero sabía que sus 2,41 m al segundo intento eran difícilmente superables. Una marca con la que bate el récord de los campeonatos que Javier Sotomayor tenía en 2,40 m desde 1993. Bondarenko se convirtió en el segundo medallista ucraniano en la prueba tras el título de Yury Krymarenko en Helsinki’05.
Plata muy especial para Mutaz Essa Barshim. El saltador nacido en Doha y producto de la Academia Aspire se convierte en el primer catarí de nacimiento en subirse a un podio mundialista. El país invirtió mucho dinero en atletismo a través de las nacionalizaciones pero también en la academia para descubrir talentos locales como él.
Derek Drouin fue el mejor bronce de la historia. Sus 2,38 m siempre habían garantizado algo más incluso en Roma’87, cuando hubo plata compartida. Es el segundo canadiense en subirse al podio en altura tras Mark Boswell (plata en 1999 y bronce en 2003).
Oro: Ibargüen (COL); Plata: Koneva (RUS); Bronce: Saladuha (UCR)
Los mejores saltos de las tres medallistas fueron conseguidos en la segunda ronda. La que más lejos llegó fue Caterine Ibargüen, 14,85 m, marca mundial del año, y se convirtió en la primera persona colombiana en proclamarse campeona mundial en atletismo y también en la primera persona de su país en ganar más de una medalla en mundiales al aire libre (ella fue bronce en el 2011, con lo que supera el bronce en 20 km marcha de Luis Fernando López, también hace dos años).
Koneva se tuvo que conformar con la plata, quedándose a apenas cuatro centímetros. Es la menor diferencia entre oro y plata en la prueba, igualando lo ocurrido en 1997 cuando Kašpárková derrotó a Mateescu.
Oro: Kemboi (KEN); Plata: Conseslus Kipruto (KEN); Bronce: Mekhissi-Benabbad (FRA)
El pupilo de Moses Kiptanui igualó a su maestro con su tercer título mundial consecutivo. Es también la sexta medalla para Ezekiel Kemboi, lo que le mantiene en solitario como la persona keniana con más medallas mundiales al aire libre. En cuanto a títulos, está empatado con Kiptanui y también con Vivian Cheruiyot.
Kipruto se quedó a 36 centésimas de Kemboi. Es la menor diferencia entre oro y plata desde Sevilla’99, cuando hubo 0’’20 entre Kosgei y Boit Kipketer. Pero esta plata propicia el cuarto doblete seguido de los kenianos en la prueba (hubo triplete en el 2007) a uno del récord que ellos mismos tienen, pues coparon las dos primeras plazas del 3.000 obstáculos entre 1991 y 1999.
La gran baza europea, Mahiedine Mekhissi-Benabbad, revalidó su bronce de hace dos años e igualó el mejor resultado de los europeos en esta carrera en los doce últimos mundiales (junto con los bronces de Lambruschini en 1993, Tahri en 2009 y el comentado del propio francés). Mekhissi-Benabbad es el primer atleta que gana el bronce en dos ediciones consecutivas.
Oro: Hejnová (RCH); Plata: Muhammad (USA); Bronce: Demus (USA)
Espectacular triunfo de Zuzana Hejnová, que llegó en las primeras posiciones a la recta final y ahí exhibió todo su potencial para acabar en 52’’83, récord nacional. Fue la primera medalla de una checa en la prueba.
Su diferencia sobre la segunda (1’’26) y la 3ª (1’’44) fue abismal, tanto que ambas cosas son récords históricos del 400 vallas mejorando los 0’’93 que Bidouane sacó a la plata en el 2001 y el 1’’38 de Demus al bronce en el 2011.
Estados Unidos se hizo con la plata y el bronce. Es la segunda vez que un país gana dos medallas en 400 vallas y se queda sin título. Le ocurrió al propio equipo estadounidense en el 2005 y ahí estaba ya Lashinda Demus. Porque para ella ésta es su cuarta medalla en la prueba, igualando el récord histórico de Yulia Pechonkina.
Oro: Gordon (TTO); Plata: Tinsley (USA); Bronce: Bekrić (SER)
Final de foto-finish que se llevó el atleta trinitense Jehue Gordon. Trinidad y Tobago no tenía medallas en esta prueba y solo había logrado un oro en su historia en mundiales al aire libre: el de Ato Boldon en 200 metros en Atenas’97.
Nunca antes hubo una diferencia tan minúscula entre los dos primeros clasificados de la prueba. El récord eran las dos centésimas que Ed Moses sacó a Danny Harris en 1987.
Serbia, que empezó el campeonato sin ninguna medalla en su palmarés histórico, ya lleva dos. La de Emir Bekrić, acompañada de récord nacional (48’’05), es la primera de un hombre, incluyendo la época yugoslava.
El podio estuvo formado por tres atletas que no tenían medalla en la prueba, algo extraño, puesto que solo había ocurrido en 1991 (Matete, Graham, Akabusi).
Oro: Aregawi (SUE); Plata: Simpson (USA); Bronce: Obiri (KEN)
La sueca Abeba Aregawi (nacida en Etiopía) demostró su favoritismo y ganó con relativa facilidad, aunque fue apretada en la recta final por Simpson. Suecia tiene varios oros en concursos, pero solo contaba con uno en carreras, el conseguido por la también nacionalizada Lyudmila Engquist (de origen ruso) en el 100 vallas de 1997.
El bronce de Hellen Obiri puede parecer poco para una keniana, pero ni mucho menos es así, porque aunque parezca increíble, Kenia jamás se había subido al podio del 1.500 femenino.
Bélgica puso la anécdota y Bahamas la decepción. El equipo europeo alineó a tres hermanos en las tres últimas postas: Jonathan, Kevin y Dylan Borlée. Bahamas, vigente campeón olímpico, fue cuarto en su serie y no estará en la final. Es la primera vez que el campeón olímpico en vigor queda eliminado en las series de la prueba.
Pitkämäki y Thorkildsen parece que vuelven por sus fueros. Ninguno de los dos ha ganado ni el último mundial, ni el último campeonato de Europa, ni los últimos JJ. OO., pero van a seguir su rivalidad en este campeonato tras quedar primero y tercero en la clasificación. Entre medias se metió el egipcio El Sayed tras lanzar 83,62 m, nuevo récord nacional.
La sorpresa estuvo en la eliminación del campeón olímpico Keshorn Walcott. El trinitense quedó 19º y es el primer vigente oro olímpico que cae en la clasificación de la prueba. La última final de jabalina sin el campeón olímpico fue la de Tokio’91, donde no estuvo Tapio Korjus, campeón en Seúl’88. De hecho Korjus jamás participó en un mundial.
Se pedía 1,95 m, pero como trece mujeres saltaron 1,92 m, se decidió que todas estén en la final. Será la primera final con más de doce atletas desde Osaka’07 (hubo 16) y la primera con exactamente trece desde Sevilla’99.
La última final donde nadie necesitó saltar la altura establecida como clasificación fue Edmonton’01, donde se pedía 1,93 m y se accedió incluso con 1,88 m.
Altísimo nivel en las series, con nueve mujeres bajando de los dos minutos y todas las que hicieron 2’01’’ o más siendo eliminadas. Ambas cosas son récords históricos, especialmente significativo lo de bajar de la barrera de los dos minutos, porque la marca anterior la tenía Osaka’07, cuando cinco mujeres corrieron por debajo en las series.
Solo cuatro atletas superaron la exigente marca de clasificación directa, aunque el paso a la final fue barato. La última vez con solo cuatro atletas metidos directamente en la final fue en Paris’2003.
Ryan Whiting se fue hasta 21,51 m, la segunda mejor marca de la historia de la clasificación del peso, solo por detrás del italiano Alessandro Andrei, subcampeón en Tokio’91 tras llegar a la final lanzando 21,57 m.
El único finalista sin llegar a 20 metros será Antonín Žalský (19,76 m); es la marca más baja de un clasificado desde que Saulius Kleiza se metió en la final de Atenas’97 con 19,71 m.
* David Fernández es estadístico.
– Foto: AFP
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