Blagoje Marjanovic: el primer profesional yugoslavo

por el 3 mayo, 2014 • 12:50

Conocido popularmente como Mosa, fue una de las primeras figuras plavi de la historia del deporte rey. Lideró a Yugoslavia en el Mundial de Uruguay 1930, donde alcanzaron un excelente cuarto lugar, y a su regreso empezó a cobrar un salario por parte de su club junto con Aleksandar Tirnanic, siendo los pioneros en su país en este apartado. Nacido el 9 de septiembre de 1907 en Belgrado, se desempeñaba como delantero. Excelso rematador e impredecible, disparaba con cualquier parte del cuerpo (marcó de tacón e incluso con el pecho y el estómago), y a pesar de no ser muy alto tenía un gran remate de cabeza. Especialista en los lanzamientos de falta, su chut desde media distancia era muy poderoso.

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Comenzó a jugar desde niño en las filas del SK Yugoslavia y de allí pasó al Olimpia de Belgrado en 1925. Solo permaneció una campaña en el equipo capitalino al descubrirle el cazatalentos Radenko Milrovic, que de inmediato lo fichó para el BSK. En el conjunto blanquiazul marcó una época y junto con muchos compañeros internacionales yugoslavos dominaron el fútbol en su país durante una década. En sus primeras temporadas, Marjanovic se convirtió en un ídolo para los aficionados y los éxitos empezaron a llegar con la conquista del Campeonato de Belgrado en 1927 y 1929. En 1930 fue el máximo realizador del campeonato liguero y un año más tarde, en el curso 1930-1931, el BSK conquistó el título tras no perder ningún partido y aventajar en nueve puntos al Concordia. En aquel plantel figuraban, entre otros, Milorad Arsenijevic, Svetislav Glisovic, Dorde Vujadinovic y Aleksandar Tirnanic. Con este último, además, formó una gran sociedad conocida como la Banda derecha plavi. No pudieron revalidar el trofeo, pero lo recuperaron al año siguiente, en la temporada 1932-1933. Con tres puntos más que su inmediato perseguidor, el Hajduk Split, y con 16 goles de Marjanovic, que le convirtieron en el mejor artillero de su equipo, llevaron el segundo título liguero a las vitrinas de la entidad. En 1934 no se celebró la liga por diversos motivos, pero la temporada no terminó en blanco para Los Románticos, que obtuvieron la Copa yugoslava.

Con la reanudación de la liga continuaron los éxitos y lograron dos campeonatos consecutivos en 1935 y 1936. El primero de ellos de forma muy ajustada al superar en dos puntos al SK Yugoslavia con el formato de siempre y el segundo con un sistema de eliminatorias donde el BSK se deshizo consecutivamente de Radnicki, Ljubljana y Slavia de Sarajevo –este último en la final por la mínima–. Mosa además anotó 5 goles en seis partidos y se proclamó máximo goleador del curso. Dirigidos por el húngaro Antal Nemes, a la plantilla se habían incorporado en los últimos tiempos internacionales como el portero Franjo Glaser, el defensa Milorad Mitrovic, el centrocampista Gustav Lechner o el delantero Vojin Bozovic.

La racha se cortó en 1937, cuando finalizaron en tercera posición, a pesar de que Marjanovic hizo su mejor temporada (21 goles), ganando de este modo por tercera vez el premio de mejor realizador liguero. El curso venidero empató a puntos (26) y en el goal average (+20) con el HASK Zagreb, pero al conseguir los croatas una victoria más el título fue para ellos. Enrabietados y encorajinados, los pupilos de Nemes fueron muy superiores a sus rivales en la liga 1938-1939 y conquistaron el torneo con el Gradanski a cinco puntos y el SK Yugoslavia a nueve. Con ello se ganaron la posibilidad de participar en la prestigiosa Copa Mitropa de 1939, que reunía a los mejores conjuntos italianos, rumanos, checoslovacos y húngaros en aquella edición. En cuartos de final se enfrentaron al Slavia de Praga, al que arrollaron en casa por 3-0, perdiendo en la vuelta por la mínima pero logrando pasar de ronda. En semifinales el rival fue el potente Ujpest húngaro, ante el que el BSK, sin Marjanovic, recibió un global de 9-5 con el que quedó apeado del torneo.

Al término de esta temporada, Mosa dejó el BSK con unas estadísticas impresionantes de 574 goles en 476 partidos. Firmó por el Cukaricki, en el que estuvo desde 1939 a 1941, y después de estar en cautiverio en el campamento Firstenberg durante la II Guerra Mundial jugó varios años en el Dinamo Pancevo y colgó las botas en el Proletaria Osijek en 1949.

Con la selección yugoslava disputó 57 partidos y consiguió 36 tantos, cifra solo superada posteriormente por Stjepan Bobek y Milan Galic. Debutó con el equipo nacional en un duelo ante Checoslovaquia en Zagreb en 1926 que finalizó en un severo correctivo por parte de los centroeuropeos por 2-6. Sus primeros goles no se hicieron en esperar y en la tercera ocasión que vestía la camiseta plavi marcó los dos tantos de la victoria en Sofía ante Bulgaria en un choque amistoso.

En 1929 participó en su primer gran torneo internacional, la Copa de los Balcanes de Naciones. Esta competición recién creada duró dos años en su primera edición y reunió como participantes a Yugoslavia, Grecia, Bulgaria y Rumanía. En el debut frente a los rumanos cayeron por 2-1, anotando Mosa el tanto de su equipo. También cayeron en Grecia y el primer triunfo no llegó hasta el encuentro en Sofía ante Bulgaria, venciendo por 0-3, el segundo de ellos obra de Marjanovic. Ya en el año 1931 superaron en Belgrado a Grecia por 4-1 y a Bulgaria por 1-0, con una diana del delantero en cada encuentro, pero al perder el último partido del torneo frente a Rumanía (2-4) no conquistaron la copa y acabaron en segunda posición.

Selección de Yugoslavia (1930)

Selección de Yugoslavia (1930)

Mientras disputaron esta competición asistieron mediante una invitación al primer campeonato del mundo que tuvo como sede Uruguay en 1930. Allí quedaron emparejados en el grupo dos con Brasil y Bolivia. A priori no les daban muchas posibilidades de pasar de ronda, al enfrentarse con un equipo brasileño con jugadores como Preguinho, Nilo, Italia o Hermógenes. Sin embargo, en su duelo particular dieron la sorpresa y les ganaron por 2-1. Aquella tarde la alineación histórica alineada por el técnico Simonovic estuvo formada por Milovan Jaksic, Milutin Ivkovic, Dragan Mihajlovic, Milorad Arsenijevic, Ljubisa Stevanovic, Momcilo Djokic, Aleksandar Tirnanic, Blagoje Marjanovic, Ivan Bek, Djordje Vujadinovic y Branislav Sekulic. En la segunda jornada apabullaron a Bolivia por 4-0 con un gol de Mosa incluido y se plantaron en semifinales. El rival fue el anfitrión, que pese a encajar un tanto en el minuto 4 se mostró pletórico y endosó un doloroso 6-1 a los yugoslavos con el que les envió a casa. De esta forma se despedía Marjanovic de los mundiales al no obtener la clasificación Yugoslavia para los de 1934 y 1938. Para el de Italia quedaron por delante de ellos en el Grupo 6 Suiza y Rumania, y para el de Francia fue Polonia quien les dejó sin billete.

Yugoslavia, con Mosa en el equipo, siguió disputando la Copa de los Balcanes de Naciones sin demasiado éxito en 1931 y 1932, ocupando el último lugar y un segundo puesto respectivamente. La situación tomó un giro en el torneo de 1934-1935 con sede en Atenas. Marjanovic no fue alineado en los dos primeros choques frente a Grecia (perdieron 2-1) y Bulgaria (ganaron 4-3), pero sí jugó en el decisivo partido ante Rumania. Los brasileños de Europa se impusieron con comodidad por 4-0, el cuarto gol logrado por Mosa, y con ello conquistaron el trofeo por primera vez. Unos meses más tarde revalidaron el título en Sofía en la edición de 1935. Sumaron 5 puntos tras ganar a Rumania y Grecia y empatar con Bulgaria, y por la mejor diferencia de goles levantaron la copa. Marjanovic tiró del equipo y con los tres goles que marcó fue junto con Vujadinovic el máximo realizador del plantel.

En el año 1936, los yugoslavos no participaron en el torneo. El delantero de Belgrado se despidió del equipo nacional dos años más tarde, en el partido de vuelta ante Polonia clasificatorio para el Mundial de Francia. Vencieron por la mínima, pero el resultado era insuficiente tras el 4-0 encajado en Varsovia meses antes.

Posteriormente fue un reputado técnico y su debut en los banquillos tuvo lugar en el equipo de su vida, el BSK. Permaneció tres temporadas (1953-1956), en las que obtuvo un subcampeonato de liga (1955) y dos copas, en 1953 y 1955, después de vencer al mismo rival, el Hajduk Split, por idéntico resultado (2-0). A continuación se marchó a Italia y tomó las riendas del Torino la temporada 1957-1958 y del Catania en la campaña 1958-1959, despidiéndose de la parcela técnica en el FK Pobeda Prilep macedonio en 1960.

En 1929 y 1939 recibió el premio de mejor jugador del año por parte de la Asociación de Fútbol de Yugoslavia. Falleció el 1 de octubre de 1984 en la ciudad que le vio nacer a los 77 años.

* Alberto Cosín.




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