Billy McNeill: el capitán de los Leones de Lisboa

por el 21 abril, 2016 • 13:03

Uno de los mejores defensores que ha tenido Escocia y miembro del one-club men. Desarrolló toda su carrera en el Celtic, donde fue el líder en uno de los periodos más importantes de la historia del club que desembocó, con la conquista de la Copa de Europa. Nacido el 2 de marzo de 1940 en Bellshill (Escocia), se desempeñaba como central. Futbolista espigado (cerca de 1,90 metros) y fuerte, iba muy bien de cabeza, era contundente al cruce y leía con enorme sabiduría el juego. Además, desde la zaga imponía mucho respeto y con su carácter era todo un líder sobre el césped. Se le conoció con el apelativo de Cesar.

mcneill

 

En su etapa juvenil jugó en el Blantyre Victoria, hasta que con 17 años le descubrió Bobby Evans y el Celtic le incorporó al equipo en 1957. En el club de Grasgow jugó 18 temporadas, en las que conquistó numerosos títulos de rango nacional e internacional.

Sus primeros tiempos no fueron fáciles y le costó consolidarse en el once inicial; incluso llegó a plantearse aceptar una oferta del Tottenham Hotspur. Sin embargo, en 1965 Jock Stein se hizo cargo del Celtic y todo cambió. Para el mítico técnico fue insustituible en el centro de la zaga y le convirtió en su extensión en el terreno de juego.

Se estaba formando un equipo legendario donde además de McNeill también figuraban ya John Clark, Tommy Gemmell, Bertie Auld, Bobby Lennox, Jimmy Johnstone y Bobby Murdoch. El primer título que ganaron fue la copa escocesa de 1965, tras vencer en la final al Dunfermline Athletic con una diana fundamental del defensa. Al año siguiente se llevaron la liga después de doce años, al aventajar en dos puntos al Rangers.

El debut del Celtic y McNeill en la Copa de Europa del curso 1966-1967 se produjo ante el Zúrich en el Celtic Park. En la ida ya encarrilaron la eliminatoria con un 2-0 y en Suiza confirmaron el pase tras imponerse por 0-3. En la segunda ronda, el Nantes francés tampoco fue rival y en cuartos tuvieron que remontar ante la Vojvodina, que ganó en Novi Sad por la mínima. En semifinales doblegaron al Dukla de Praga de Masopoust por un global de 3-1 y en la final les esperaba el Inter de Helenio Herrera. Los nerazzurri, muy favoritos y con Mazzola, Corso, Fachetti y Domenghini en su plantel, se adelantaron pronto en Lisboa. Sin embargo, los católicos sacaron casta, orgullo y juego para sobreponerse y ganarse el apodo de los Leones de Lisboa. En una gran segunda mitad, Gemmell y Chalmers pusieron el 2-1 en el marcador y los últimos ataques interistas fueron bien repelidos por la defensa comandada por McNeill. El Celtic levantó la orejona y McNeill se convirtió de este modo en el primer capitán británico que alzaba el entorchado más prestigioso del Viejo Continente.

En noviembre de ese año no lograron ganar la Copa Intercontinental contra el Racing de Avellaneda (cayeron en el desempate en Montevideo por 1-0), pero esa temporada comenzaron una hegemonía en Escocia que duraría casi una década. Ocho ligas consecutivas (1967-1974), a las que se sumaron seis Copas de Escocia y cinco Copas de la Liga, completaron el extraordinario palmarés de McNeill. No volvieron a ganar la Copa de Europa, pero para el recuerdo dejaron otros momentos brillantes como la final de 1970 contra el Feyenoord o la legendaria semifinal de 1974 contra el Atlético de Madrid, que acabó imponiéndose por 2-0 gracias a su triunfo en el Vicente Calderón.

En 1975, tras más de 800 partidos vistiendo la elástica del Celtic, casi 500 de ellos oficiales, McNeill colgó las botas y en su último partido fue sacado a hombros del campo por sus compañeros mientras los aficionados católicos le brindaban una ovación de varios minutos.

Con la selección de su país fue internacional en 29 ocasiones desde 1961 a 1972 y marcó tres goles. Debutó en un partido del British Home Championship frente a Inglaterra en Wembley de infausto recuerdo para su país y para él. Los locales, con Greaves, Robson o Haynes desatados, aplastaron a la Tartan Army por un sonrojante 9-3 en el marcador. Pese a ello, McNeill se ganó la confianza de Ian McColl y fue titular en los cuatro partidos de la clasificación para el Mundial de Chile. En esos tres partidos, Escocia venció a los irlandeses en dos ocasiones y a los checoslovacos en casa, sin embargo, la dura derrota en Bratislava le obligó a jugar un desempate contra los centroeuropeos. En ese encuentro, dsiputado en Bruselas, McNeill no fue de la partida y Escocia se quedó fuera de la Copa del Mundo.

Selección escocesa (1968)

Selección escocesa (1968)

En 1962 participó activamente en el triunfo de Escocia en el British Home Championship, algo que alcanzaba en solitario desde 1951. Con el zaguero en el once, la Tartan Army se deshizo de Irlanda del Norte por 1-6 y de Inglaterra por 2-0 en un Hampden Park hasta la bandera. También jugó varios amistosos contra importantes selecciones continentales que se resolvieron con victoria ante España por 2-6 en Madrid o un 2-2 frente a Alemania Occidental en Hannover.

La siguiente cita mundialista se aproximaba y en la fase de clasificación para la Copa del Mundo de Inglaterra disputó tres partidos. Escocia quedó encuadrada en un difícil grupo con Italia, Polonia y Finlandia y de nuevo volvió a quedarse fuera. McNeill tuvo minutos en el empate cosechado en Polonia, en la victoria a domicilio contra los finlandeses y en la derrota en casa a mano del conjunto dirigido por Ryszard Koncewicz, pero se quedó sin actuar en el doble enfrentamiento contra los italianos.

Sus últimos coletazos como internacional tuvieron lugar a finales de los 60 y principios de los 70. Bobby Brown le incluyó en la convocatoria de varios encuentros decisivos en la búsqueda de un billete para México 70, pero Escocia, por tercera vez consecutiva, no estuvo en el Mundial. Goleó con facilidad a Chipre, pero el hueso duro del grupo fue Alemania Occidental, que en Hamburgo, tras imponerse por 3-2, obtuvo la única plaza en juego. McNeill, para despedirse, jugó el British Home Championship de 1972 que Escocia ganó de manera conjunta con Inglaterra. Estuvo en el césped en los triunfos ante Irlanda del Norte y Gales. En su despedida, Inglaterra ganó en Glasgow por la mínima y Escocia no pudo hacerse con el trofeo en solitario.

Tras el paso por el césped, su vida discurrió por los banquillos británicos durante dos décadas. Empezó entrenando al Clyde y poco después firmo por el Aberdeen, donde estuvo algo más de una temporada. El Celtic se fijó en él en 1978 y en el siguiente lustro vivió su etapa más exitosa como entrenador. Llevó a los católicos al título en tres ligas en 1979, 1981 y 1982, una copa escocesa en 1980 y la Supercopa en 1983. Fueron tiempos en los que el Celtic contaba con jugadores como McGrain, Provan, Pat Bonner, David Moyes o el veterano Lennox, y donde ni Rangers ni Dundee United lograron hacerle frente en los torneos nacionales.

Al acabar su ciclo con el Celtic tomó la decisión de irse a Inglaterra y fichar por el Manchester City, que por entonces acababa de bajar a la división de plata. Con su tesón y trabajo les guió al ascenso en 1985 tras ser tercero en la Second Division y pudo dirigir un curso al cuadro citizen en élite del balompié inglés. En 1986 hizo las maletas con destino al Aston Villa, en el que estaría una única campaña, y en 1987 volvió a casa, al Celtic. Este segundo ciclo no fue tan victorioso como el anterior, pero sí alcanzó un doblete de liga y copa en 1988 y otra competición copera al año siguiente. En 1991, con 51 años, puso punto final a su carrera como entrenador.

En el siglo actual se presentó en las elecciones al Parlamento escocés por el Scottish Senior Citizens Unity Party y en 2008 la Universidad de Glasgow le premió con un título honorario que reconoció su fantástica labor como futbolista y embajador deportivo escocés. Hoy en día ejerce como embajador internacional del Celtic.

* Alberto Cosín.





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