Bienvenidos al mundo real

por MARTI PERARNAU el 1 junio, 2013 • 23:26

Hay que congratularse de que Sandro Rosell haya mostrado la orientación que tendrá su mandato presidencial, después de casi tres años de lenta toma de posesión. Aunque en este largo período inicial se fueron viendo suficientes rasgos definitorios, ha sido con Abidal cuando se ha producido la definitiva declaración de intenciones, ya sin carraspeos ni sloganes confusos que proclaman una cosa mientras se ejecuta otra. Ya todo ha quedado claro y nítido: el rumbo es este y no hay más que hablar, lo que será gratamente recordado por cuanto significa de despejar interrogantes y mostrar las cartas.

El presidente del Barça, que es una persona inteligente, ha decidido que el camino del club pasa ahora por caminos distintos a los recientes, decisión para la que se encuentra perfectamente legitimado. Sirva Abidal como paradigma del nuevo rumbo adoptado. Podemos imaginar que el club se habrá pertrechado con argumentos de todo tipo para validar la decisión de prescindir del jugador francés, tanto desde el punto de vista físico, como estratégico, médico, económico o incluso moral (la moral siempre es adaptativa). Y, muy especialmente, desde el enfoque de las escuelas de negocio, santo y seña de un porvenir en el que ha trascendido el color de las fotocopias.

Uno piensa que el fútbol posee tantas estrellas rutilantes, tantos popstars de medio pelo, que cuando surge alguien ejemplar y modélico es inevitable que nos genere un respeto imponente y, sin pretender meterme donde no me llaman, uno advierte numerosos beneficios manteniendo un año más a Abidal en la plantilla. Con riesgos, sí. Igual que hay riesgos (diferentes) en otros jugadores. El Barça tenía que elegir entre aprovechar a un futbolista modélico y ejemplar o darle con la puerta en las narices. Optó por la segunda opción y, con ello, el presidente Rosell nos ha dado la bienvenida a su mundo real.