Olympique Marsella / Fútbol / Francia
La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.
Las ruedas de prensa de Marcelo Bielsa son como las películas de Tarantino. Intensas, emocionantes, cargadas de tensión y sin dejar indiferente a nadie. El técnico argentino atraviesa actualmente la situación más crítica desde su llegada al banquillo del Olympique de Marsella, y en vez de atribuir responsabilidades a sus jugadores, no les reprocha nada y los compara con objetos de resiliencia, aquellos que tras sufrir un golpe siguen manteniendo el mismo cuerpo y la misma forma. Adaptado al fútbol, un jugador con resiliencia representa lo que quiere Bielsa. Independientemente de los resultados, al exentrenador del Athletic solo le importa que su equipo luche los partidos y los dispute.
Pero dejando atrás los malos resultados, en Francia, agotados por las constantes innovaciones del rosarino, cuestionan bastante los pobres resultados que lleva el equipo en 2015. Un equipo que acabó el 2014 como campeón de otoño y que, por razones desconocidas, ha ido cayendo poco a poco como una gota en medio de un diluvio hasta estar sumergido en una posición temerosa que le puede dejar sin poder participar en la Europa League. Uno de sus mayores críticos ha sido Pape Diouf, precisamente uno de los dirigentes a los que Bielsa echó la culpa junto a Labrune y cía de no haber permitido la llegada de los jugadores que el Loco pidió en verano.
Diouf, actualmente periodista y en su día presidente del OM, tiene mucha influencia dentro del seno del club. El senegalés criticó hace unos días la falta de francés de Bielsa y sus constantes charlas en las que los jugadores no entienden ni una sola palabra. El propio periodista alabó el trabajo de Élie Baúp, quien pudo hacer frente al multimillonario PSG en su primera temporada en el club, pero que en su segunda rozó el ridículo y la desesperación. Bielsa, ante sus problemas de idioma, vuelve a quedar como un auténtico aristócrata en la rueda de prensa. “No hablo francés porque se me da mal y me da vergüenza hablar mal”, señaló tajante el técnico del OM.
Bielsa es famoso en Francia por sus habituales charlas. La primera se la dio a Mendy, al que le explicó que la fama te quita la felicidad. Pero sin duda, la más importante de todas las charlas de Marcelo se dio tras el encuentro ante el Lyon. El OM empató ante el entonces líder de la Ligue 1 en un partido que en el caso de haber sido victoria del equipo del sur de Francia, estaríamos hablando de una de las mayores exhibiciones del año en el fútbol francés. Bielsa, pese al empate, alentó a los suyos en castellano. ¿Entenderían sus jugadores lo dicho por Bielsa o solo sería una demagogia más del técnico argentino, como dice Diouf? Bielsa, tajante como siempre, respondió en rueda de prensa que sus jugadores nunca han tenido un problema de comunicación con él.
Todas las temporadas de Bielsa se parecen. Comienza como un rayo, se diluye a mitad de curso y, cuando parece que resurge para volver al estratosférico nivel del comienzo de la campaña, acaba fundido. Le pasó en el Athletic y le está pasando en Marsella, aunque en Francia los resultados negativos se dan por una serie de detalles, como por ejemplo la preocupante falta de gol que sufre el OM, cuando a principios de temporada era el equipo más goleador de Europa. Bielsa agota a sus jugadores, los mete en su rebaño, en su mundo, del que no quiere salir el argentino. Esa forma de exprimir a sus jugadores cambia por completo los valores tradicionales de los jugadores franceses, acostumbrados a ser tranquilos, sosegados, y con una vida nocturna bastante controvertida. Bielsa se ha convertido en un revolucionario, un proletario con chándal, como quieren definir algunos capitalistas en Francia. Devolverle la ilusión al OM, por muy mínima que fuera esta, es una labor al alcance de muy pocos hombres, y más si el club está más con el presidente que contigo.
¿Seguirá Bielsa en Francia la próxima temporada? Las apuestas dicen que no, pero Marcelo, fiel a su filosofía, continúa dejando en el aire su futuro. Seguramente no siga si el OM no consigue el objetivo de clasificarse para la Champions League, aunque al Loco solo le interese, como bien explica en rueda de prensa, disputar los partidos. ¿Está Bielsa intentando desviar la atención de sus malos resultados con el sacrificio al que se exponen sus jugadores partido tras partido? Seguramente no. Pero sí es cierto que hay partidos en los que sus decisiones alocadas le han costado bastante. El otro día, sin ir más lejos, perdiendo ante el Lorient –uno de los equipos más débiles de la Ligue 1 y menos fiables fuera de casa–, buscó con Andre Ayew de lateral izquierdo generar sus ansiadas superioridades en la banda y machacar al Lorient por dentro. El experimento le salió mal, muy mal, pero además, cuando se acercó el final, el OM terminó con tres defensas muy adelantandos, provocando un suicidio masivo que se tradujo en cinco goles encajados. Más allá del resultado, el elogio a Bielsa surge de su valentía. Decía Nelson Mandela que no es valiente aquel que no tiene miedo, sino aquel que sabe conquistarlo. Bielsa ha conquistado a la exigente afición del OM y le ha demostrado con sus esquemas y su sabia lectura de los partidos que pueden plantar cara a cualquier equipo. Su filosofía, llena de automatismos, llenos de emociones partido tras partido, sigue siendo un ejemplo modélico para cualquier entrenador.
Finalizando estas líneas, uno no puede saber de fútbol si no ha analizado profundamente a Bielsa. Imposible a día de hoy encontrar a un entrenador que viva el fútbol de tal manera, a su manera, a lo loco, mezclando la ciencia con el fútbol y demostrando al aficionado que lo imposible no existe. Quizás, cuando Bielsa deje de ser loco, cuando deje de sentir el fútbol, el deporte buscará a un filósofo traducido de entrenador que impere tales sentimientos al hombre que lo escucha en una rueda de prensa que roza la hora de duración. Para los amantes del fútbol francés, su presencia en los campos de fútbol es homologable a la presencia de Julio César en su día en las Galias, traducido: Bielsa es irrepetible.
* Andrés Onrubia.
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