1.- Dos detalles rompen la placidez madridista. Dos saques de esquina mal defendidos. Muy mal defendidos. Además, por gente alta y con buen manejo aéreo: Pepe, Xabi Alonso e Higuaín en el tanto de Sergio Sánchez; Pepe y Cristiano en el de DeMichelis. Más el hueco de Casillas, lento y torpe en su salida. Sorprendentes errores en una faceta donde el Madrid casi nunca falla.
2.- Los dos errores le cambian el rostro al partido, quizás también a la eliminatoria. Pero sobre todo, al partido porque encastilla al Málaga donde es más fuerte: en el eje de su centro del campo, ahí donde reinan Toulalan y Apoño, paradigmas del mediocentro. Ambos conocen todos los secretos de la posición y el manejo del momento: cuándo esperar, cuándo presionar y cuándo rebanar.
3.- Encastillado el equipo de Pellegrini, al Real Madrid se le ha presentado una de las opciones en las que no se siente cómodo: enfrentar a un equipo bien cerrado en su línea de medios. En el primer tiempo, todas las ideas de Xabi Alonso han agonizado en la orilla de los mediocentros malacitanos.
4.- La alineación local no colaboraba en la fluidez blanca: Higuaín no se ha movido con acierto entre tanto defensor rival y a Kaká se le ha hecho un mundo superar alguna línea. Así que no me ha parecido raro ni extraño que entrasen Benzema y Özil tras el descanso. Quizás lo de Khedira ya ha sido excesivo en cuanto a utilizar los tres cambios sin guardarse una posibilidad por si se lesionaba Casillas.
5.- El segundo tiempo ha vivido dos fases y un momento. La primera fase ha visto el enganche dulce entre Cazorla e Isco, que han interpretado algunos momentos felices al borde del área blanca. La segunda fase ha consistido en la conducción individual del Madrid. A falta de movimientos colectivos (como si los hubiesen olvidado durantes las fiestas), uso y abuso del recurso individual. Parecía un equipo de once jugadores peleando su batalla individual.
6.- El momento ha sido de Khedira: coraje, persistencia y tenacidad, virtudes clásicas del Madrid, especialista en remontadas. Insistir como un martillo pilón, sin importar la intrascendencia de la jugada. Ha contribuido a ello el cambio de Isco por Duda, quizás imprescindible por físico u otra razón. Hasta entonces, Isco era el imán que retenía el balón y daba pausa a su equipo. Duda no ha sido nada parecido, coincidiendo con el gol de Khedira.
7.- Pero ese momento no habría sido posible sin Benzema y su movilidad felina. Más allá de su intensidad, lo relevante es cómo desordena al contrario. Ni siquiera necesita balón ni compañeros. Le basta con abrirse en horizontal y remolonear en círculo para provocar pánico y desorganizar al contrario. Los centrales del Málaga han vivido una pesadilla navideña con el francés, coronada con el gol del triunfo tras asistencia deliciosa de Higuaín.
8.- Remontada sanguínea del equipo de Mourinho. Poco brillante si la analizamos desde el prisma de la creación de juego colectivo, totalmente huérfano del mismo. Pero excelente y contundente si la vemos desde el ánimo y las virtudes teologales del equipo, indesmayable en su coraje. Como ha dicho @ASFerminDLCalle el fútbol desordenado es el arma blanca. Con espacio para correr, el Madrid es muchísimo Madrid.
9.- Prestación irregular del Málaga: ordenado, bien plantado con el viento a favor, dos mediocentros colosales, Cazorla fino mientras le aguantó el cuerpo y un Isco superlativo. Su salida del campo ha resultado abominable para el equipo. La salida de Van Nistelrooy, homenaje espléndido del Bernabéu.
y 10.- Cuando el periodismo emplea el concepto «actitud» para razonar la mediocre prestación de un equipo, a menudo se le acusa de no comprender el fútbol. Mourinho ha basado todo su argumentario en rueda de prensa en esa misma «actitud» (en la actitud displicente) para explicar la floja prestación de sus hombres en el primer tiempo. En algún punto hay una contradicción.
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