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Bélgica ya es de las grandes
“L’union fait le force! Fier de mon pays, fier d’être Belge”. Este lema ocupa masivamente las redes sociales en Bélgica en los últimos meses. La selección ha vuelto a ocupar las conversaciones en las sobremesas y los belgas han vuelto a creer en su fútbol, a confiar en su fútbol, a soñar con su fútbol.
Tras un comienzo de siglo en el que se vio el final de una larga época dorada del fútbol belga, se había perdido toda esperanza en volver a hacer algo grande en un torneo internacional. Desde aquel cuarto puesto en México’86 hasta el Mundial de Corea y Japón del 2002: dieciséis años acudiendo a las citas mundialistas, pero desde entonces no se ha vuelto a pisar una. Al igual que en el ámbito de las Eurocopas, donde la última edición que disputó fue la que organizaron junto a los Países Bajos en el año 2000, cayendo en primera ronda ante su afición, un punto de inflexión sin lugar a dudas.
Por ello, esta generación mágica de futbolistas ha devuelto la ilusión a los belgas. Es la generación que logró el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. En el horizonte planea la más que posible oportunidad de volver a un mundial, el de Brasil. Y con la intención ya no solo de participar, si no de ganarlo. Al menos ese es el pensamiento de muchos belgas, que ven la mejor oportunidad de su historia futbolística de copar las portadas y abrir los telediarios de todo el planeta. Otros son más escépticos y piensan que ese mundial será una puesta en escena, mientras que será a partir de la Eurocopa que organizarán sus vecinos franceses en el 2016 cuando Bélgica pase al primer plano del fútbol mundial, con todas sus estrellas en el culmen de la carrera futbolística. Pero no solo se observa con cariño y atención a la selección belga dentro del país; fuera, muchos consideran a Bélgica una selección ya grande, no una selección en proceso de serlo. Yo soy uno de ellos, y aquí explicaré por qué.
Todo pasa por un buen seleccionador, o en el caso de Marc Wilmots, un excelente motivador. Al exjugador internacional se le pueden achacar algunos fallos en la táctica o en las elecciones de algunos jugadores para el once titular, pero ha conseguido algo que en diez años ningún seleccionador belga había logrado. Con George Leekens se veía una Bélgica con los mismos talentos que ahora, algo más inexpertos, eso sí, pero era una selección fragmentada, donde cada jugador buscaba demostrar por sí mismo lo que valía y no formar un conjunto sólido que puediera ganar campeonatos. Por ello no se clasificaba para ningún torneo internacional de categoría, y por ello no jugaban a nada. El cambio se produjo de casualidad, diría que la federación belga no lo tenía planeado. Leekens dimitió para entrenar al Club Brugge y su lugar lo ocupó su segundo, Marc Wilmots. Desde entonces se vio otra actitud en el equipo. Lo que empezó con un debut en casa, con un 2-2 ante Montenegro, y continuó con una derrota en Wembley por 1-0 ante Inglaterra, se mantuvo con una excepcional serie de nueve victorias en doce partidos, incluyendo un magnífico 4-2 ante los Países Bajos en Bruselas. Esa fue la carta de presentación de la nueva Bélgica de Marc Wilmots. Todo ello les ha aupado a su mejor clasificación en el ranking FIFA de toda la historia, el décimo puesto. Y se espera que sigan ascendiendo en dicha clasificación.
Marc Wilmots ha conseguido que los jugadores vuelvan a tener una razón por la que jugar con Bélgica más allá de demostrar su alto rendimiento individual; ha juntado a un grupo de amigos, todos se conocen desde las categorías inferiores belgas, y los ha puesto a jugar para conseguir un objetivo y hacer historia. Wilmots ha conseguido encauzar la situación de Fellaini, al que algunos acusan de falta de interés, al igual que hizo en el tema Courtois-De Bruyne del año pasado, un lío de faldas quizá inventado por los medios que se resolvió rápidamente con la visita del seleccionador a la casa de ambos, uno en Bremen y otro en Madrid.
Si analizamos uno a uno a los jugadores nos encontramos una selección de altísimo nivel. Con Thibaut Courtois en la portería (y Mignolet de suplente). Un muro de mucha altura, uno de los mejores porteros de la actualidad y que, en varias temporadas, podría convertirse en el mejor del mundo.
La defensa es quizá la zona más débil de Bélgica, pero aun así encontramos jugadores del nivel de Kompany, Vermaelen o Vertonghen, los tres consagrados en la Premier League.. El problema y el quebradero de cabeza de Wilmots y de todos los belgas llega en el lateral derecho. Actualmente lo ocupa Toby Alderweireld, central reconvertido al lateral, pero dicha reconversión limita sus incorporaciones al ataque, aunque lo hace más seguro en defensa que, por ejemplo, Gillaume Gillet. Pero Alderweireld sufre mucho con los extremos de nivel, además de tener problemas para tirar la línea de fuera de juego. Podríamos decir que ese lateral derecho es el talón de Aquiles de esta selección belga. Para paliar este problema algunos han propuesto cambiar hacia el 3-5-2. Sin embargo, es una opción poco viable ya que los interiores de la selección belga, Hazard y compañía, tienden a sacrificarse poco en labores defensivas por su rol más de extremo que de interior.
En el centro del campo encontramos un triángulo de mucha calidad. Una línea paralela casi autómatica formada por Axel Witsel y Marouane Fellaini, ambos jugadores box-to-box con una llegada y un recorrido bestiales. Por delante de ellos encontramos otra de las dudas; esta vez es una duda sana, de Wilmots. Tiene varias opciones: poner a De Bruyne, a Dembélé o incluso a Chadli como enganche entre los dos mediocentros de los que ya hemos hablado y la zona de ataque. El que más fuerza coge es el rubio del Chelsea, pero sería la posición más natural de Dembélé y permitiría colocar a De Bruyne en la banda, donde se siente más cómodo. Ambos rinden bien ahí y la decisión del seleccionador varía dependiendo del rival y de la forma de sus extremos.
Digo la forma de sus extremos porque tiene donde elegir. Si no aparece De Bruyne allí, apenas hay problema porque lo hacen Hazard, Mertens o Mirallas, o el antes mencionado Nacer Chadli. Todos de un nivel espléndido, especialmente la estrella del equipo, Eden Hazard, al cual le hemos visto echarse el equipo a la espalda en varias ocasiones.
La punta de ataque era la que se planteaba como principal problema de esta selección hace varios años, pero la juventud ha decidido negarlo. Desde abajo llegaron Lukaku y Benteke para explotar en Inglaterra y demostrar al mundo que Bélgica tiene delanteros de garantía y de futuro. Se puede decir que Benteke se ha adaptado mejor al juego de Bélgica que Lukaku, pero ambos poseen cualidades para hacerlo muy bien en su carrera.
Analizado ya el posible once titular, pasamos al banquillo. Porque para ser considerado un grande se ha de tener un fondo de armario al que acudir en caso de problemas. Ya hemos mencionado a Mignolet en la portería, un meta joven que ha demostrado su calidad en el Sunderland, lo que le ha llevado a ocupar la portería de un equipo importante como el Liverpool. Jugadores experimentados como Van Buyten (Bayern), y otros de nivel como Lombaerts (Zenit) o Pocognoli (Hannover 96) son los recambios en la defensa. Steven Defour (Porto) y Radja Nainggolan (Cagliari) son las alternativas para ese centro del campo tan fijo ya en Bélgica. Y arriba, los ya mencionados numerosos extremos además de delanteros como Jelle Vossen (Genk).
Pero esde abajo llega más. No solo la generación de Pekín 2008 es brillante: la sub-21 pide sitio en la absoluta. Y aunque ellos están teniendo los mismos problemas para ser el equipo colectivo que tenían los Hazard, Kompany y compañía hace varias temporadas, podemos encontrar jugadores de mucho nivel en sus filas. Apellidos como Lestienne, Praet, Van der Bruggen, Batshuayi, Arslanagic o Ferreira-Carrasco piden oportunidades en el primer equipo. Resaltaremos a uno no mencionado: Zakaria Bakkali. El extremo de 17 años del PSV se ganó a pulso su convocatoria para la absoluta tras un comienzo de temporada espectaular en Eindhoven. Solo una lesión le impidió debutar ante Francia. Con 5 goles en cuatro partidos oficiales con el PSV, ha demostrado ser una de las mayores promesas del fútbol belga; su juego es de un nivel altísimo a pesar de su edad.
Porque Bélgica tiene el apoyo de todo el pueblo, flamencos y valones, llegando a desplazar más de 10.000 belgas a Gales y sabiendo que en el próximo partido de clasificación estarán apoyados por casi 8.000 compatriotas ante Escocia. Porque Bélgica sabe a lo que juega, tiene la motivación de hacer historia, plantilla de sobra para competir con los grandes y el fenómeno belga tendrá continuidad… Por todo esto y mucho más, Bélgica ya puede ser considerada una de los grandes, una candidata a luchar por todo.
* Irati Prat.
– Fotos: Isopix – John Thys (AFP)
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