Barça-Madrid: cerebro contra músculo

por RAFAEL LEON el 28 agosto, 2012 • 18:30

Un Clásico más. Otro en el que las constantes se repiten: el Barça buscará el balón; el Madrid, el espacio. A partir de esta fórmula, cada uno tratará de imponerse a uno de los pocos equipos que, estando cerca de su mejor nivel, puede plantearle dificultades.

Para la ejecución del dominio culé, el hallazgo de la profundidad y la buena colocación que evite contragolpes a partir del dominio del cuero, la cualidad primordial es la inteligencia. En cambio, para abarcar el máximo terreno posible en pos de evitar fisuras y contragolpear a la velocidad de la luz, la característica imprescindible es el físico. Ello al margen de que, lógicamente, los azulgrana necesiten un nivel físico mínimamente apto para competir, así como los merengues una cierta frescura de ideas.

A partir de tan distintas prioridades, los dos colosos del fútbol español configuran sus plantillas (o viceversa, pues el orden de los factores no altera el producto). Como cualquier generalización, nunca es totalmente válida, pues jugadores como Song o Arbeloa podrían contradecir esta teoría. Sin embargo, en la mayoría de los casos, resulta chocante comprobar el distinto perfil que tienen en uno y otro conjunto jugadores a los que apriorísticamente corresponde un rol similar. En el centro de la defensa blaugrana, un jugador lento (Piqué) y otro bajito (Mascherano) han conformado, cuando se han encontrado en sus mejores estados de forma, una pareja de centrales prácticamente insuperable, pues gracias a su inteligencia futbolística han suplido sus carencias físicas y han brillado en otras facetas en las que verdaderamente destacan. Por el contrario, la zaga merengue está comandada por dos de los tres centrales con mejores cualidades físico-técnicas del mundo. No obstante, en este caso, es una peor lectura del juego o una fácil tendencia a perder los estribos la que les impide llegar a la perfección.

Con todo, cuando tanto unos como otros consiguen suplir sus carencias, es difícil saber quién está a un nivel superior, siendo el mismo seguramente el de cada pareja el más propicio para los intereses de sus respectivos equipos. Sin embargo, se da una peculiaridad: los jugadores del Barça necesitan un nivel de concentración mayor para no verse superados. Mientras que Pepe puede suplir un error en la colocación con su velocidad, Piqué no. Lo mismo podría decirse de Ramos y Mascherano respecto a un balón aéreo. Por el contrario, un peor estado físico repercutiría más en los jugadores del equipo de la capital, pues el mismo adquiere una mayor importancia en su juego. Una comparación similar podría hacerse respecto al centrocampista más recuperador (Busquets y Khedira, respectivamente) o incluso en cuanto a las estrellas de cada equipo.

Obviamente, la conjunción de individualidades influye en el colectivo, hasta tal punto que los distintos estados de forma obligan a los técnicos a ejecutar variaciones tácticas. Sin embargo, en contra de lo que se piensa, la fatiga física es mucho menos acusada que la cognitiva, y he aquí un punto a favor del Real Madrid que se torna en su contra cuando hablamos del comienzo de la temporada. De este modo, la fecha de la Supercopa se adapta peor a las necesidades del equipo de Mourinho mientras que la de un derbi situado entre encuentros trascendentales una vez avanzada la temporada es aún más perjudicial para el de Vilanova.

Con todo, estamos hablando de duelos en los que la calidad técnica es tal que un mínimo detalle que probablemente no guarde relación con lo apuntado puede decantar la balanza de uno u otro lado. No obstante, en el 99 % de las ocasiones, un Barça en plenitud mental derrotaría al Real Madrid si ninguno de los dos se encontrara en un buen estado físico; del mismo modo que los blancos se impondrían estando a tope físicamente aun no estándolo ninguno de los dos conjuntos en la faceta cognitiva.

* Rafael León Alemany. En Twitter, @_rafaleon_

– Fotos: Reuters