Seis semanas son suficientes para hacer un dibujo de cómo se encuentra este nuevo Barça de Xavi Pascual e intuir qué camino está tomando y cuál puede ser su devenir en la presente temporada. Hay una expresión que a pesar de los esfuerzos del cuadro técnico por evitar pronunciarla en sus discursos, se hace inevitable tenerla presente, ya que define a la perfección la situación. Nos referimos a “temporada de transición”.
El cambio de rumbo del Barça es mucho más profundo de lo que parece a simple vista. No solo ha habido cambios en la plantilla, sino en toda la concepción de la sección. Una apuesta renovada por la juventud, con búsqueda y captación de talento para moldearlo en casa. Se aprovechó la ocasión que ofrecía la actual situación económica de muchos equipos para hacer jugar al filial en la categoría inmediatamente inferior a la ACB. El mensaje está claro: se apuesta por el futuro.
Los últimos cuatro años del Barça han sido sensacionales. 3 Ligas, 2 copas, 1 Euroliga, más dos presencias en la Final Four, llegando siempre hasta la final en todas las competiciones. Nada mejor que el colchón de los títulos para construir las bases de lo que pretende ser un futuro tan exitoso como el pasado más reciente.
Pero mientras llega ese futuro, el Barça no puede dejar de competir, ya que como recuerda constantemente Pascual, la exigencia siempre es ganar. Para ello, el técnico culé ha renovado la plantilla, en especial el juego interior, dotando al equipo de más juventud y amplitud de recursos, pero desnudándola de la experiencia.
El inicio de curso no ha sido todo lo bueno que se esperaba. Las derrotas en la Liga Endesa y la sensación de inferioridad respecto al Real Madrid que dejó la Supercopa han hecho despertar las dudas y los miedos. Pero más allá de los resultados, el verdadero enigma está en descubrir a qué quiere jugar el Barça. Saber si pretende ganar explotando su talento ofensivo o si quiere vencer intentando imponerse en defensa. Adivinar sí quiere jugar rápido y a marcadores altos o si quiere cerrar los partidos planteándolos a 60 puntos.
La configuración de la plantilla nos hace pensar que sería mejor lo primero, ya que por las características de muchos de los jugadores nos resulta difícil pensar en repetir la intimidación defensiva de años atrás. Los dos pívots recién llegados, Jawai y Tomic, no destacan por su sacrificio atrás. Nunca han sido grandes defensores y si se pretende cambiarlos, costará mucho más de lo previsto.
Hasta ahora, en las derrotas del Barça los hombres altos del equipo rival han hecho unos números superlativos, contrarrestando las buenas prestaciones atacantes de Jawai y Tomic. Este aspecto nos resulta decisivo en el caso que Pascual opte por el camino de la defensa para competir. Porque no es que en el perímetro el equipo sea muy fuerte defensivamente hablando.
Con Navarro mermado, con Saras con 36 años, con un base titular como Marcelinho que no es un defensor nato, solo Pete Mickeal (si la salud se lo permite), Sada y Rabaseda aportan dureza en defensa. Quizá en este desequilibrio entre poderío ofensivo y debilidad defensiva está la clave de la indefinición vista en la cancha hasta el momento.
Aunque seamos incapaces de prever qué camino es el que ha elegido Pascual, seguro que el técnico lo tiene claro. Por lo que se ha podido ver en estos primeros encuentros el Barça es un equipo que cuando ha intentado jugar rápido y con ataques cortos le ha fallado el tiro exterior y que cuando ha decidido jugar a pocos puntos y con ataques largos no ha logrado imponer su defensa. Con semejante panorama, lo normal sería alarmarse.
Pero no debería ser así. El margen de mejora del equipo es amplísimo. Primero, porque con Navarro físicamente bien y Saras más metido en la dinámica del equipo, los porcentajes desde la línea de tres mejoraran. Eso permitirá que la ya de por sí buena circulación de balón del equipo pueda generar más espacios para que Lorbek, Jawai y Tomic hagan más notorio su dominio en la pintura.
Para que así sea, Navarro y Mickeal deben mantenerse sanos todo el curso, ya que son, junto a Lorbek, los pilares del equipo y los que con su aportación ayudan a que la dirección de juego se sienta más cómoda y pueda adquirir la confianza necesaria para comandar el juego del equipo. Junto a la defensa, el puesto de base es la gran laguna del equipo.
El gran debate del año pasado era saber de quién era la culpa del pobre rendimiento de Marcelinho. Unos apuntaban a las carencias de brasileño a la hora de decidir en los momentos claves. Otros, a los sistemas rígidos del técnico. Cuando mejor jugó el Barça de Pascual fue en el 2010, cuando Ricky y Sada estuvieron superlativos. Para alcanzar ese nivel, ahora o en el futuro, los bases deben acercarse a lo ofrecido por esa pareja.
Pascual está moldeando la forma de jugar del equipo a las características de su plantilla. Serán pocas las veces que veamos a los rivales quedarse por debajo de los 60 puntos, algo habitual el año pasado. Pero quizá se recuperará parte de la alegría del 2010 y que enamoró a toda Europa.
Eso no asegurará ningún título, ya que los rivales se han reforzado mucho. El Madrid ha subido un peldaño (o dos) su nivel con la llegada de Rudy; en Europa al CSKA se han sumado los equipos de Turquía con un nivel de plantilla que asusta. Pero a pesar de los posibles tropiezos inesperados que puedan suceder durante el año, se verá un Barça más alegre que luchará hasta el final por los títulos, a la espera de seguir fortaleciendo el proyecto en los próximos cursos y así intentar repetir la hegemonía de los últimos cuatro años.
El éxito o el fracaso de este curso dependerá de la capacidad táctica que tenga Pascual de esconder la debilidad defensiva de sus hombres en la pintura, del físico de Navarro y Mickeal para permitirles imponerse a las aptitudes atléticas de sus máximos rivales, así como de la mejora en la dirección de juego que posibilite ver el baloncesto dinámico de hace dos años. Lo que no funcione será lo que se intente mejorar en el próximo año para asentar el nuevo proyecto. Y para eso es necesaria la paciencia en el aficionado.
* Daniel Arias.
– Fotos: ACBMedia – Álex Caparrós (FC Barcelona) – El Periódico
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