Sergio Rodríguez y Felipe Reyes se pusieron el traje de súperhéroes y llevaron a su equipo a la final, venciendo al Barça por 74-67. Con ellos en pista, el Barça no encontró respuesta en ningún lado de la canasta, se mostró siempre a remolque de lo que proponían los madridistas y se vio superado en los últimos minutos del partido, después de llegar a tener 9 puntos de ventaja a falta de 8 minutos para el final.
Seguramente se va hacer especial mención en la forma de dirigir al equipo de Sergio Rodríguez, pero con lo que fue tan importante, o más, fue con su defensa en los últimos minutos a Navarro, que ni siquiera pudo tirar o recibir, y cuando lo hacía le forzaba una pérdida de balón. Los puntos de la estrella culé fueron sin el Chacho en pista.
La conexión de Felipe y Sergio fue sensacional. El base encontraba bajo canasta al pívot y así martilleaban la defensa culé, incapaz de detener esa jugada. Hasta tres veces seguidas la hicieron en el último cuarto, cuando el Barça había adquirido una gran ventaja, y levantaron el ánimo de los suyos. El partido cambió y el Madrid terminó ganando.
Antes, el encuentro había sido una montaña rusa. Un primer cuarto en el que el Barça mandó de la mano de un gran Marcelinho, de un imparable Tomic y un inspirado Navarro. En el segundo, el Madrid sacó a Sergio y Felipe y desarboló por completo al Barça. El Madrid tomó el mando y comenzó a liderar el marcador. Anotó 28 puntos en el segundo cuarto, se fue al descanso con 6 de ventaja después de terminar perdiendo por 7 el primero. Los números en ese cuarto de Sergio hablaban por si solos: el canario repartió 6 asistencias en 10 minutos y estuvo muy acertado en el tiro. Acompañado por un Llull inspirado en el lanzamiento, ambos imprimieron un ritmo de partido que el Barça no pudo mantener.
En el tercer cuarto, con la pareja letal del Madrid en el banco, el Barça pareció recuperar aire. Con el Madrid atascado en ataque, Ingles cogió la batuta culé en el perímetro, mientras Tomic continuaba encontrando los espacios debajo de canasta para anotar con facilidad.
Pero llegó el último cuarto y las fuerzas del equipo de Xavi Pascual se terminaron. Quizá producto de una corta rotación por los problemas físicos de sus hombres altos, o tal vez como consecuencia de un enorme trabajo blanco en el rebote ofensivo, lo cierto es que en cada ataque el Madrid tenía dos o tres oportunidades, ya que los de Pascual no cerraban el rebote defensivo.
El Barça desperdició 9 puntos de ventaja y cuando el Madrid se puso por delante, se vino abajo. Los fantasmas de la semifinal del año pasado sobrevolaron la mente de los jugadores. Oportunidades de tiro en las que no se lanzaba, pérdidas no forzadas y malas decisiones en ataque lastraron lo que habían hecho hasta el momento.
En esos instantes decisivos no apareció Navarro y la luz se apagó para los azulgrana. Mucha culpa la tiene Sergio Rodríguez, quien sí supo encender la luz para los suyos, y de ello se aprovechó Felipe Reyes. Su fe y trabajo debajo de canasta ayudaron mucho a que el Madrid juegue su primera final de la Euroliga en el presente siglo. Con ambos al mismo nivel el domingo, todo puede ser posible.
* Daniel Arias.
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– Foto: Helios de la Rubia (Real Madrid)
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