Guardiola está en el banquillo del Allianz Arena junto a Mathias Sammer. Hace unos minutos hemos visto una fotografía de ambos, con pelo, disputando un balón durante el Mundial 1994. Ahora, las dos calvas relucientes departen hablándose al oído, casi cuchicheando, susurrándose alguna idea alrededor del juego. Son dos enfermos del fútbol: el nuevo entrenador del Bayern de Múnich y su director deportivo, a cual más obseso del juego balompédico. Se les ve emocionados, entusiasmados con el desafío, una sensación que pocas veces se percibe en las presentaciones de entrenadores, por lo general despachadas con diplomacia protocolaria. En Múnich, sin embargo, asistimos a un fenómeno poco habitual: club y entrenador se muestran irresistiblemente atraídos el uno hacia el otro.
«Que el camino sea largo«, le dice desde la grada uno de tantos catalanes presentes esta fresca mañana de lunes. Pep se gira y matiza: «¡Que sea bueno!«. Saldrá bien o mal, pero no dejará indiferente. El Bayern recibe a Guardiola con la sensación de haber adquirido la pieza definitiva en su escalada gradual hacia la cumbre de este deporte. No hablamos de un cualquiera, sino del Bayern, uno de los más grandes lo miremos bajo cualquier óptica. Pero hoy, Rummenigge, Hoeness y Sammer se muestran eufóricos, entusiasmados, por haber sido capaces de convencer a Pep. Así lo expresan: por haber conseguido que Pep aceptara este desafío.
Rummenigge lo expresa en números: «Hemos conseguido restarle 10 puntos al Barça en el ranking mundial, pero todavía somos segundos. Aún no somos los primeros pese a los grandes éxitos conseguidos esta temporada. Estoy contento por haber podido fichar a alguien como Guardiola. Es un privilegio para el Bayern«. Rummenigge expresa su curiosidad: «Tengo ganas de ir de inmediato a los entrenamientos para saber qué cambiará Pep en el equipo«. Sammer lo dice con otras palabras: «Ahora es tiempo d conocer a Pep y que él nos conozca a nosotros y de trabajar juntos de la manera más honesta posible«. Sammer es mano de hierro.
Guardiola contempla el vídeo que ha preparado la cadena Sky para la ocasión. Quizás demasiado estimulante… «¿La llegada de Guardiola a la Bundesliga supondrá el inicio de una etapa de dominio?«. De inmediato, el nuevo entrenador saca a pasear su tradicional perfil bajo: «Sería demasiado presuntuoso decir que el Bayern puede marcar una era. Hemos de ir paso a paso. Las expectativas son muy altas y no es fácil. Estoy un poco nervioso. Estamos hablando de un Bayern que lo ha ganado todo este año y que es un club histórico«.
Todos quieren saber qué cambiará, si habrá revolución como aquella de Ronaldinho y Deco al llegar en el 2008 al Barça. Guardiola sacude la cabeza: «Las cosas a cambiar en el equipo son muy pocas. Cada entrenador tenemos nuestras ideas pero, en mi opinión, no hay que cambiar mucho en un equipo que ha ganado cuatro títulos (incluye la Supercopa 2012). El Bayern está muy bien, es un equipo muy bueno al que Jupp Heynckes colocó muy arriba. Espero mantener el nivel al que lo situó Heynckes, que es un gran entrenador al que admiro y no solo por sus éxitos de ahora sino por toda su carrera. Espero reunirme pronto con él porque me interesa mucho su opinión. Es un gran honor ser su sucesor. Todos mis respetos hacia él«.
Aunque ya ha recibido la información sobre los jugadores de las categorías inferiores, de momento no se permite opinar sobre ellos hasta conocerlos personalmente: «Para el primer amistoso del sábado espero poder entrenar un par de detalles y ponerlos en práctica«. Su equipo técnico queda confirmado: Domènec Torrent será el segundo entrenador y seguirá contando con Hermann Gerland, hombre de la casa, como entrenador asistente; Lorenzo Buenaventura se ocupará de la condición física y Carles Planchart será el responsable del equipo de scouting, que también ha incorporado a Lars Kornetka (del Schalke 04) para acompañar a Michael Niemeyer. Toni Tapalovic continuará como entrenador de porteros.
Guardiola no puede evitar mostrar su pasión: «Me gusta el fútbol. Me gustaba ya antes de ser futbolista. Me gusta jugarlo, me gusta verlo, me gusta hablar de fútbol«. A su lado, tres enfermos del fútbol como Hoeness, Rummenigge y Sammer mueven la cabeza afirmativamente, como sumándose a dicha fiebre. Ya advierte Pep que sus primeros seis meses «serán de enclaustramiento en Säbener Strasse (ciudad deportiva del Bayern) para aprender rápido todo lo que necesito saber del club, de los jóvenes de la cantera y, sobre todo, de los rivales en la Bundesliga«.
Ahí apunta Rummenigge: «Para nosotros, el título más importante es la Bundesliga porque son 34 jornadas. Aunque el título más hermoso es la Champions. En Champions no hay garantías de nada ni sirven los automatismos. Tengo muchas ganas de saber qué cambiará Pep en el equipo«. Y Pep hace con las manos un gesto de que cambiará muy poco, aunque ya veremos, ya veremos… No apostaría un euro al respecto.
Aparece el Barça, por supuesto: «No sé lo que sentiré cuando juguemos contra el Barça. No puedo saberlo antes de sentirlo, así que lo mejor es pensar que será un partido especial que nos servirá de preparación para la final de la Supercopa alemana (contra Borussia Dortmund, 27 de julio)». ¿La diferencia actual es 7-0? «No, el Bayern fue superior, pero conozco bien al Barça y la diferencia no es 7-0«. Se muestra reacio a seguir hablando del Barça porque ya se siente Bayern y solo es rotundo cuando le preguntan por posibles jugadores barcelonistas a los que fichar: «No hay que confundirse. Ningún jugador del Barça se irá del Barça porque le llame Pep. Y tampoco lo harán los del Bayern. El jugador del Barça solo se va por dos motivos: o porque te echan y se acabó; o porque no juegas suficiente y prefieres irte a otros lugares. Pero en general, el jugador del Barça no se va de un club tan extraordinario, le llame quien le llame. Que nadie piense que llamaré a alguien del Barça y vendrá”.
Deja atrás el Barça y repite: «Cuando te llama un club como el Bayern te pones firme. Yo estoy a punto, estoy listo. Para mí es un reto. Mi época en Barcelona fue fantástica, pero necesitaba un nuevo desafío y el Bayern me ha ofrecido esa posibilidad. Estoy preparado y aunque siento la presión tengo que ser capaz de vivir con ella. Como entrenador del Bayern siempre tienes que jugar bien y ganar. Aunque, repito, no creo que un equipo que ha ganado todo eso necesite grandes cambios”. Hoeness no quiso que la sesión concluyera sin evidenciar que la llegada de Guardiola es, para el Bayern, un acontecimiento fuera de lo común: «Al principio, cuando Pep dijo que podía imaginarse algún día entrenando aquí no nos lo podíamos creer…«.
Y fue entonces cuando el nuevo entrenador bávaro cerró su presentación con eso que tanto le gusta decir: «Mi idea del fútbol es simple: me gusta atacar, atacar y atacar«. Y bajaron al césped.
– Foto: dpa
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