1.- Anquela copió de Emery, pero eso es casi irrelevante porque antes que ellos fueron varios los que aplicaron el mismo plan: 4-5-1, regalar bandas, cerrar laterales y no “saltar” a por Messi, no entrarle, sino “flotarlo”. La temporada pasada lo hicieron Chelsea y Levante mejor que nadie, así que no hay novedad alguna. La novedad llega desde el Barça, cada día menos Barça, cada día más Arsenal. Cada día con menos intencionalidad en su juego.
2.- Víctor Valdés saca en largo todos los balones; Dani Alves centra todos los balones desde el extremo; Tito no le da importancia a sacar el balón limpio desde atrás… Solo son tres detalles, pero la realidad se va percibiendo a base de conocer los detalles.
3.- Si alguien quiere comprender qué causó la fatiga que vació a Pep Guardiola no debería obviar el partido de hoy porque en él se han reunido muchos de los síntomas que se veían cociendo desde enero: el equipo está cada día más desagregado, más disperso, más distinto a sí mismo, realidad que se enmascara con los indiscutibles éxitos, con las victorias, con los innumerables goles de Messi.
4.- Digámoslo pronto: el Barça ha convertido sus virtudes casi en vicios, lo que no significa que no pueda revertirlo en cuanto se lo proponga. Hoy, los pases solo buscan pasar el balón, sin ninguna otra intención. La búsqueda permanente del tercer hombre, otra de las señas de identidad, se ha evaporado, como si la mayoría hubiese olvidado lo que les enseñaron en la escuela de La Masia.
5.- Naturalmente, en el fútbol no hay nada irreversible porque nunca es lineal, sino un proceso constante de acción y reacción, de construcción y desconstrucción: la destrucción creativa de Schumpeter, aplicada al juego del cuero. Pep lo comprendió: vivió en primera persona la evolución que sufrían los principios del juego de su equipo a medida que Messi acumulaba montañas de goles. Pero no supo encontrar las respuestas siguientes a los nuevos interrogantes. Tito Vilanova ha heredado las preguntas y está tocando todas las teclas posibles en busca de respuestas que le cuesta encontrar.
6.- Este triunfo ante el Granada se puede leer desde la óptica de la dinámica ganadora o desde la perspectiva del juego. Yo lo hago hoy desde este segundo punto de vista. Pienso –y puedo estar equivocado, pero alguna información tengo- que Xavi Hernández estaba en el banquillo analizándolo desde la misma perspectiva: la del juego. Y lo que ha visto durante 55 minutos no le ha gustado nada. Como no le ha gustado casi nada de lo visto desde enero.
7.- De enero a mayo, el Barça eligió el camino vertical, rápido y desagregado. Se fue Pep. Dejó los interrogantes, los recogió Tito y el equipo sigue desagregado. Antes buscaba ganar a partir de un modo concreto de jugar, como quien quiere llegar a la cima de una montaña siguiendo una ruta prefijada. Ahora busca ganar, sin importarle el camino a seguir. Es perfectamente legítimo hacerlo así, faltaría más. Pero está ocurriendo, no nos llamemos a engaño.
8.- Si decides que sacar el balón limpio desde atrás no tiene importancia a la hora de empezar a construir tu juego, estás mandando un mensaje muy potente a tu equipo. Si decides que el primer paso no es trascendente, probablemente muchos entenderán que tampoco lo es el segundo y no digamos el tercero. Y, por tanto, que aquel viejo mapa que indicaba la ruta deja de tener vigencia. En ese caso, probablemente seguirás ganando, pero quizás ya no importará como lo hagas y un día te darás cuenta que ya no eres diferente.
9.- Imagino a Xavi pensando en esto cuando sale a calentar de manera urgente porque el partido del Barça es un desaguisado, cada cual con su batallita a cuestas y Messi en la de todos. A base de una infinidad de goles y éxitos indiscutibles, el Barça se ha puesto tanto en manos de Messi, tanto, tanto, que en ocasiones no se encuentra a si mismo. Así que sale Xavi para darle un guantazo al equipo y hacerle volver en sí.
10.- No es la única pieza que se mueve. Alexis va, como el miércoles en momento de angustia, nuevamente a la posición de 9 para agitar a los centrales, factor decisivo; los extremos se sujetan para hacer el dentro-fuera-dentro; Xavi y Busquets, inconmensurables, sacan el viejo mapa. Las piezas se recolocan como antaño, los pases adquieren una intencionalidad y los jugadores buscan crear las condiciones idóneas para el compañero, no para sí mismos. Y entonces ya sí, entonces regresa la vieja avalancha blaugrana que ni siquiera un pulpo gigante como Toño puede frenar.
11.- ¿Por qué semejante cambio? ¿Por qué esa hora de juego totalmente opuesto al de la última media? No hablo de intensidad, de actitud ni de todos esos enmascaradores de la realidad, como la condición física. Hablo del juego. Puro fútbol. De la intención en el juego. De la ruta a seguir para alcanzar la cima. El Barça de Tito gana y gana, lo que le da un margen extraordinario de maniobra, pero no ha resuelto todavía ni uno solo de los interrogantes.
12.- No solo no ha resuelto los pendientes, sino que se han añadido otros: los pelotazos de Valdés, los centros al tun tun de Alves, la desatención en la salida de balón desde atrás, la búsqueda de la jugada individual como solución a los problemas, la desaparición de los hombres entre líneas, el olvido del tercer hombre…
y 13.- Los resultados positivos regalan tiempo para encontrar las respuestas adecuadas. En fútbol no hay nada inamovible y los mayores interrogantes pueden resolverse con un simple movimiento. Llega un día y todo se ajusta. Quizás, como dice Messi, solamente están”duros”. Pero quizás desde el banquillo Xavi ha visto, un día más, demasiada anarquía, demasiado individualismo en un equipo que llegó a la cumbre siendo extraordinariamente colectivo. Quizás Xavi esté meditando decirle a Tito que toca rescatar el viejo mapa.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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