1.- Consigue el Barça un resultado excelente en un partido que no lo fue. Logra vencer en un campo difícil en el que ha protagonizado tramos dulces, aunque estériles; en el que ha dominado a placer, pero también ha sido dominado; en el que enfrentado a diez rivales ha podido ser batido; en el que ha generado escasa presencia en el área de Hart, pero muchísima en su balconada; en el que ha mostrado una gigantesca jerarquía competitiva frente a un rival en construcción que aún no la ha adquirido. A este paso, el Manchester City puede ser muy grande, pero aún le falta un buen peldaño para serlo, el mismo en el que está aupado el Barcelona y del que no se quiere bajar.
2.- Kompany, Touré y Silva conforman una columna vertebral formidable a partir de la que el City se organiza. Todavía no se organiza con precisión, se deja ir a ratos, cae en la confusión a menudo y no siempre elige las mejores vías para ir al ataque. Pero ese trío lo compensa casi todo. Kompany corrige cualquier paso en falso de sus compañeros en defensa; Touré ara el centro del campo como si a sus espaldas se movieran dos docenas de bueyes; y Silva es capaz de sobrevivir entre tiburones. Los tres sostienen al City y a poco que mejoren la organización alcanzarán la cumbre. El talento ya lo tienen.
3.- El Barça posee una gran organización. Su problema consiste en utilizarla con provecho. Durante largos tramos del partido esa organización desembocó en dominio y éste en nada. Recordó poderosamente a la prestación del pasado año en San Siro ante el Milan, en la misma etapa de octavos, solo que entonces la posesión defensiva arrojó un resultado negativo y hoy ha sido positivo. Es muy estrecho el filo que separa la posesión defensiva (la que se emplea para quedarse con el balón y que el tiempo transcurra sin incidencias) de la posesión de calidad: el filo reside en la intencionalidad.
4.- El Tata Martino puso a los buenos y acertó. La unión de Busquets y Xavi, Cesc e Iniesta más Messi asegura varias cosas: tener el balón, organizarse con él, destilar seguridad sobre el campo y dominar al contrario. Lo que no garantiza es profundidad y peligro porque eso depende de la intencionalidad con que los cinco manejen el cuero. Hace un año esa intención tenía tintes claramente conservadores: tener el balón para que corriera el reloj. Del juego de hoy en Manchester se ha desprendido un aroma idéntico, con la diferencia que algunos hombres se encuentran en muy buena forma y parecen capaces de aportar un plus que era inviable hace doce meses.
5.- Como si pensara que la eliminatoria podía hacerse tremendamente larga, el Barça ha sido rotundo en el dominio y tímido en el último paso. Es comprensible que fuera así por su costado derecho, donde la unión de Alexis, Xavi y Alves alcanzaba escasa profundidad y, además, el doble lateral preparado por Pellegrini (Clichy más Kolarov) era un martirio para Alves, cargado pronto con tarjeta y desbordado a menudo. Pero en el otro costado, el trío formado por Iniesta, Cesc y Alba podían haberse dado un auténtico festín y se han limitado a pequeñas guindas.
6.- Es probable que la ambivalencia que genera lo obtenido en Manchester (un gran resultado y un desempeño no exuberante) se produzca precisamente por hallarse ante una oportunidad no aprovechada en su totalidad. Frente a un magnífico rival, durante tramos alternos el Barça se colocó en una posición de dominio total que auguraba una verdadera andanada (una “hondonada” si se me permite el guiño) de bofetones, pero que se quedó en un par de cachetes.
7.- Usted dirá que no hay que pedir mucho más que esos dos cachetes que dejan el pase a cuartos a tiro de piedra y yo le responderé que tiene usted razón. Solo reflejo que la insipidez del ataque barcelonista convirtió en soso lo que pudo tener picante. Y pudo dar pie a algo mucho más peligroso: el City perfectamente pudo empatar el partido cuando ya jugaba con diez hombres.
8.- Ni uno ni otro equipo jugaron un partido feliz. El Barça por lo mencionado: porque su dominio tuvo mucho más de competitividad extrema (factor en el que sigue siendo extraordinario) que de juego colectivo. Tácticamente lo hizo todo bien, aunque quizás se echó en falta menor amplitud en banda mediante Alexis y una mayor profundidad del chileno. La dirección de Martino resultó excelente y también sus dos cambios.
9.- En el City, el entrenador consiguió una buena baza con su doble lateral izquierdo, pero el cuadrado que formaron los dos mediocentros (Touré y Fernandinho) y los dos centrales (Kompany y De Michelis) resultó demasiado liviano para el juego entre líneas de Messi, Fàbregas e Iniesta. Intentó resolverlo mediante salidas constantes de los centrales persiguiendo a Messi incluso hasta el círculo central y a fe que ambos se esmeraron. Acertaron cien veces en la anticipación, pero en dicho riesgo también venía adjunta la perdición.
10.- En ataque, los citizen fiaron mucho al genio individual: una arrancada bestial de Touré, un imposible giro de tobillo de Silva, la furia formidable de Negredo… Factores individuales que pudieron igualar el partido, pero que a su vez fueron secados por los excelentes Valdés, Piqué y Mascherano, rápidos, certeros y atentos.
11.- El equipo de Pellegrini aprovechó la inanidad de los interiores blaugrana en todo cuanto se relaciona con la organización defensiva, pero ni siquiera cuando el Barça se ablandó (y lo hizo varias veces) supo el City cargar con todo. A veces por desorganización y en otras por temor a una contra de Messi. Olvidando que le daba casi igual viajar al Camp Nou con un 0-1 que con un 1-1 (igual no era, pero no resultaba muy distinto), Pellegrini se desnudó retirando a Kolarov y entonces el Barça conquistó el costado derecho a través de Neymar y Alves y duplicó su ventaja.
y 12.- El Barça sale del Etihad con un gran triunfo, pero no con un triunfo brillante. Como en todos los partidos grandes que ha afrontado con Martino al frente, el equipo se ha encomendado a la posesión defensiva para evitar riesgos y al milagro perpetuo de Messi para crearlos. En ataque organizado se ha mostrado incapaz de generar peligro ni profundidad, salvo a través de la conexión entre Iniesta y Fàbregas, tímidos cual púberes, pero probablemente todo esto pasará desapercibido ante la importancia de la victoria.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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