"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Internacional / Supercopa Europa 2013 / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- Javi Martínez es y será el símbolo del Bayern de Guardiola. Y también es símbolo de la dura pretemporada que ha vivido su equipo: Javi no ha podido completar todavía ni un solo entrenamiento al 100 % desde que llegó a Múnich el 15 de julio. Ni uno solo en 45 días. A su imagen y semejanza, el Bayern ha penado de lesión en lesión, de Schweinsteiger a Thiago, de Götze a Javi, ni un solo entrenamiento con la plantilla al completo, retardando el proceso adaptativo que ha propuesto el nuevo entrenador, que perdió en Dortmund la Supercopa alemana con un equipo diezmado y ganó en Praga la europea en una noche épica.
2.- Como si no hubiera mañana, Bayern y Chelsea se retaron hasta el amanecer en un duelo de mil recuerdos que enfrentó a dos estilos muy reconocibles, aunque ambos equipos estén en fase muy temprana de reformulación. La del Chelsea es simple: volver a ser el Chelsea de Mourinho, aquella formidable escuadra que dominara la Premier a mediados de la pasada década. El camino es claro pero aún queda muchísimo para llegar, pese a que se alinean varios de los mismos hombres, Petr Cech el principal, eterno guardameta de maniobras imposibles.
3.- En el Bayern el proceso será más lento, aunque el camino es igual de nítido. Guardiola está imprimiendo su sello, que no consiste precisamente en imitar al Barça por más que se empeñen, unos desde la buena intención, otros desde la factura pendiente. Sin disponer de cuatro hombres básicos (Thiago y Schweinsteiger lesionados; Javi y Götze, cojitrancos), el Bayern aún no puede fluir como pretende y sigue concediendo demasiados regalos en ambas áreas, especialmente en la de ataque.
4.- Los dos goles del Chelsea en esta final hermosa ejemplifican la blandura defensiva, que no es nueva. Con Toni Kroos de improvisado mediocentro, como ya hiciera a finales de junio en amistoso ante una peña de fans, la transición defensiva del Bayern palideció en cuanto Eden Hazard condujo con velocidad. Abrió a Schürrle, defendió horrible Alaba y peor Boateng y certificó Fernando Torres con una volea preciosa y precisa. A los ocho minutos, la final estaba donde le gusta al Chelsea…
5.- Precisamente dicho marcador desfavorable permitió al Bayern desplegar su propuesta sin tapujos. Pronto fue Lahm quien ocupó la plaza de mediocentro, permitiendo adelantar a Kroos a su posición natural de interior. Sorprendentemente desaparecida la presión alta de los londinenses, e incluso la intermedia, el campeón de Europa llegaba fácil a la zona de tres cuartos y una vez en ella buscaba lo que Guardiola exige: apertura a bandas y centros al área. Esta es y será la propuesta de Pep, totalmente opuesta a la que practicaba en el Barça.
6.- Ribéry y Robben como armas fundamentales. El Bayern será un equipo de exteriores más que de interiores. Ribéry cuajó otro partido mayestático y Robben otra noche espesa. Ambos y el resto de sus compañeros, otro partido de grandes llegadas y pésimas finalizaciones. Les ocurrió el sábado ante el Nürnberg y el martes contra el Freiburg y repitieron frente al Chelsea, que volvió a defender por acumulación pero concediendo nada menos que 37 disparos a sus contrincantes, una cifra colosal.
7.- Empató Ribéry, por supuesto, posiblemente el futbolista más punzante del momento. Y salió Javi Martínez como mediocentro, logrando estabilidad en el juego y aplastando al Chelsea durante diez minutos. Solo diez, en los que pudo ganar la final. Siguió el Bayern fallando el remate y permitió crecerse al equipo de Mourinho, que aprovechó un resbalón de Dante, un saque de esquina y una falta lateral para sembrar el pánico y obligar a Neuer a sacar sus manos mágicas o a delegar en el larguero.
8.- Se le fue la pinza a un jugador descontrolado como es Ramires y dejó con diez al Chelsea, lo que no parecía una buena noticia para nadie: para su equipo, que defiende mucho peor de lo que aparenta, porque se quedaba definitivamente sin oxígeno; y tampoco para el Bayern, que si tenía enfrente a un equipo encerrado pasaba a encontrárselo aún más bunkerizado.
9.- Pero en la prórroga esperaba el golpe de efecto de ese vampiro llamado Hazard, un bailarín con botas, casi ingrávido, futbolista sensacional que rompió a Lahm y Boateng, pasivos ambos, y burló a un desafortunado Neuer de disparo que botó delante del guardameta. Otra vez la blandura defensiva alemana y otra vez la remontada por objetivo. Hace años, de un equipo alemán se diría que remontaba seguro, pero en la última década se derrumbó el mito, hasta que en Praga ha vuelto a resurgir. De nuevo podrá decirse que mientras haya un equipo alemán sobre el campo, cualquier partido es remontable.
10.- En los treinta minutos de prórroga, el Bayern disparó 14 veces contra la portería de Cech, convertido en superman. Por arriba, por abajo, de costado o de rebote, Cech lo sacó todo para desesperación muniquesa, ya con Javi Martínez apostado como segundo delantero, Lahm y Alaba de extremos, Boateng de mediocentro y el resto empujando. Se defendía el Chelsea con cuatro centrales (Ivanovic, Terry, Cahill y David Luiz) y despejaba cuanto podía, que no fue todo, pues concedió ocasiones que un rival afinado en remate no habría malogrado.
11.- Contra toda certeza, el decimocuarto remate muniqués batió a Cech. Era el trigesimoséptimo y último, a cinco segundos del pitido final, pero con la izquierda marcó Javi Martínez, símbolo de un equipo que decidió transformarse justo cuando había llegado a la cumbre, a fin de permanecer más tiempo en ella, en apuesta contraria al tradicionalismo, pero que en el club de Säbener Strasse no admite duda ni discusión. Lo que había bastó para llegar y ganarlo todo, pero para seguir ganando hace falta otro paso más, incluso reconociéndose un paso arriesgado, difícil y complejo.
12.- Los penalties fueron de los lanzadores y no de los porteros, al revés que los 120 minutos anteriores. Mourinho eligió a Lukaku, previa consulta, para cerrar tanda y el joven belga disparó flojo para gozo de Neuer, que a la quinta dejó de tirarse a su derecha y lo hizo, acertando, al otro lado. En el Bayern, Guardiola decidió según las sonrisas que mostraban sus jugadores al ser preguntados. El lunes, por iniciativa propia, los delanteros habían organizado una larga tanda de lanzamientos después de que Alaba y Müller hubiesen malogrado tres penalties en competición oficial.
y 13.- Aquel día, Kroos, Robben, Müller, Shaqiri, Pizarro, Schweinsteiger y Götze dispararon 28 veces contra Starke y no fallaron ninguna. En Praga cambiaron algunos lanzadores pero se mantuvo el acierto y Guardiola sonrió porque la noche le sonreía y Ribéry le abrazaba. Les queda todavía mucho trabajo a ambos equipos para ser lo que quieren ser: el Chelsea, otra vez el Chelsea de Mourinho; el Bayern, un equipo de 45 llegadas por partido al área rival y ninguna en contra. Ambos están todavía lejos del objetivo.
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