"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
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1.- Porque es el más importante de los (aparentemente) menos importantes. Porque es el primero que está preparado en el banquillo para saltar al campo en cualquier momento para cambiar el rumbo un partido. Porque dio un giro a su personalidad, adquirió un carácter ganador imborrable que lo ha hecho campeón de Europa y del mundo. Porque la maldita Premier nos lo quita de nuestra liga para hacerlo un grande del continente. Porque llenará ese tarro aunque sea un renacuajo más rápido que el Correcaminos. Por todo ello y por muchísimo más, tenía que ser Navas el que marcase el penalti definitivo.
2.- Navas entró para asustar a Italia, para enseñarle los colmillos de guepardo de la sabana que luce desde hace años. Nadie, o muy poca gente, se esperaba una Italia tan quemada físicamente como en la Eurocopa del verano pasado, es decir, el público de Fortaleza no iba a disfrutar de otra goleada de España como sí hizo el de Kiev. Prandelli sabía cómo jugarle a España en Ucrania, pero fue en Brasil donde le salió casi perfecto.
3.- Pero como él mismo dijo, es casi imposible ganarle a España. ¿Qué hacer para superarla? Cabe hacerse esta pregunta, porque hoy Italia lo ha hecho todo para pasar a la final y repetir partido contra Brasil. Dominó con un centro del campo muy físico a la vez que técnico, agobió durante todo un período a la campeona del mundo y se encontró primero con Casillas y después con un milagroso palo, además de no recibir muchas ocasiones en contra. Es decir, ¿qué narices le ha faltado?
4.- Suerte. Nada más que suerte. Suerte es una palabra que cualquier español decía hace más de cinco años refiriéndose a Inglaterra, Italia, Francia u otra selección que nos eliminara en cuartos. Nunca eran mejores que España, o eso pensábamos todos. Sólo mandaban a casa a los nuestros por pura fortuna. Pues bien, Viena dio la vuelta a la moneda y la dejó fija enseñando la cara a todo el planeta. Ahora parece imposible que España pierda, da igual quién esté enfrente, que algo sucederá en beneficio de la selección. Hoy fue un palo y un penalti lanzado al cielo, ya veremos qué será el domingo.
5.- Ese día se entregará el premio a una generación de algo más valioso que el oro, qué se yo, de kryptonita o algo así. Un grupo de jugadores que parece inmortal (que no lo es, nunca nos olvidemos) y que después de un lustro de éxitos tendrá el privilegio de medirse a la pentacampeona mundial en su feudo, en Maracaná, por un título que aún no luce en Las Rozas, el único que falta en una colección que se amplía sin remedio.
6.- España nos emocionó en los dos primeros minutos del encuentro. Toques rápidos e imaginativos, movimiento de todos los hombres de ataque, líneas continuas de pase y llegadas al área. Sí, todo eso en dos minutos, después se acabó el duro. Prandelli sacó el libreto, que recalcó a sus jugadores hasta que se les grabó en el cerebelo a fuego. Líneas muy juntas, casi pegadas, con una cobertura de espacios amplísima gracias al 3-6-1 que en ataque se convertía sin temor en un 3-4-3 descarado, con dos extremos que otros llaman laterales. Objetivo: reducir las ideas de España, cansarlos mentalmente para agotarlos físicamente.
7.- Prandelli es un entrenador fabuloso, excelente por momentos. La maleabilidad de sus sistemas es asombrosa. Renunció en esta Confederaciones a su 4-3-1-2 habitual con un centrocampista más para ganar balón y siempre tener superioridad en la medular. Con España cambió al 3-6-1 y parecía que llevasen jugando así toda la vida. Se evidenciaba especialmente la cohesión del sistema en las basculaciones al unísono de todo el plantel. España toca el balón casi siempre con pases cortos y rápidos en una zona del campo para crear espacios en la contraria. Italia bascula hacia el lado del balón con todos sus hombres para presionar y robar antes de que España pueda crear.
8.- Esa idea se beneficia también de la escasa trascendencia de Xavi en el juego español. Apenas aparece entre líneas para ofrecerse y habilitar un pase importante, tampoco lo hace en la zona de creación inicial, el siguiente paso después de empezar por los centrales. España dependió hoy demasiado de la magia de Iniesta, rebosante de ella pero siempre escasa sin el acompañamiento de los demás. Y claro, con Xavi oculto y Xabi convaleciente, o hay mucho movimiento de los de arriba o por más que se lo curre Iniesta el juego de España se vuelve intrascendente.
9.- En cambio, Italia aprovecha los defectos de su rival. Prandelli sacrificó a un creador como Montolivo para añadir a un llegador más que aprovechara el espacio libre que genera la ausencia de un acompañante para Sergio Busquets. Una y otra vez, Marchisio y, sobre todo, Candreva encontraban espacios justo por delante de los centrales para obligar a cerrar a los laterales españoles y habilitar a los extremos italianos. La primera parte de Maggio rozó la perfección, con dos balones de gol.
10.- Estaba tan cómoda Italia que ni siquiera le hacía falta la continua participación de Pirlo en el juego. Iniciaba la jugada únicamente si se libraba de la presión de Torres. Si no, aparecía De Rossi para mandar un pase teledirigido a uno de los extremos. Eso sí, fuera De Rossi o Pirlo, Italia nunca regalaba el balón con un saque largo de Buffon. Varias veces en el partido se complicaron la vida atrás, pero siempre insistían. El juego, los valores del toque, siempre estaban con Italia. Culpa de Prandelli.
11.- Pero salió Navas en la segunda parte y la historia cambió, no mucho, pero cambió. La diferencia fue que Italia no fue tan valiente, aunque Prandelli quisiera más balón metiendo a Montolivo por Barzagli y pasando a De Rossi al lugar del líbero. El miedo que generaban los duelos de Navas con Chiellini les hacía prodigarse menos en ataque, asumir menos riesgos, por lo que España ganó comodidad, que no profundidad. El ataque español seguía parado, a la espera de un pase al pie previsible, nunca una asistencia que descompusiera la defensa azzurra.
12.- No creo exagerar al decir que desde el minuto setenta el partido apestaba a penaltis. El cansancio general de todos los jugadores nublaba las ideas y el pánico a recibir un gol definitivo minaba la moral de los atacantes. Parecía que la prórroga se iba a hacer eterna, con los dos conjuntos más cerca de arrastrase por el campo que de jugar a algo.
13.- A Del Bosque se le puede discutir cualquier cosa. Para eso hablamos del fútbol, deporte democrático por la cantidad tan diferente de opiniones que genera en todas las personas. Se le criticó en su momento que prescindiera de un mediapunta para meter a un pivote más. No se terminaba de ver el falso 9 como un recurso útil para este equipo y muchísimo menos factible se ha visto hoy que el que desarrollara ese papel fuese Javi Martínez. Pero Del Bosque o siempre acierta, o tiene mucha suerte. Y tanta suerte tan seguida no es demasiado probable.
14.- Con el ganador del triplete como referencia, España acorraló a Italia durante casi la totalidad de los treinta minutos extra. Iniesta seguía con cara de hecho polvo, pero recibía el balón y con un pase de baile dejaba en el retrovisor a tres italianos y generaba superioridades con Mata y Navas. Como ya pasara contra Portugal en la Eurocopa, a España le van las prórrogas. No ha marcado en ninguna, pero bueno, jugó mucho mejor que en el resto de los dos partidos juntos.
y 15.- La lotería de los penaltis dicen. Pues hombre, algo de suerte hay, está claro. Si el portero elige el mismo lado que el lanzador, hay menos probabilidades de marcar. Pero si los lanzadores son extremadamente precisos, no hay lotería que valga, por mucho que estén dos fenómenos bajo palos. Trece fantásticos penaltis se han lanzado en Fortaleza, casi imparables muchos de ellos, aunque fueran lanzados por gente inexperta en la materia como Busquets. Ni siquiera se puede hablar de fortuna en el tiro de Bonucci. Desacierto en todo caso. El último le tocó a Don Jesús, que cogió el testigo de Cesc y metió a la selección en su cuarta final en cinco años.
* Jesús Garrido es periodista.
– Fotos: Antonio Calanni (AP) – Jorge Silva (Reuters)
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