1.- La mano de Valdés cuando ya suenan las trompetas del final; la persistencia de Pedro persiguiendo un gol improbable; la frialdad de Xabi Alonso para atemperar los ánimos y serenar los espíritus en medio de la batalla ardiente… La selección conquista una gran plaza en una noche no especialmente brillante, irregular más bien, altamente competida por una Francia encomendada al talento febril de Ribéry y en la que España vuelve a mostrar su rostro de los torneos: paciencia, control y más sobriedad que burbujas.
2.- Desde el minuto inicial, Francia se defiende en 4-2-3-1 con Valbuena y Ribéry metidos junto a sus medios en el repliegue, combinado con una línea defensiva muy alta que adelantan Varane y Koscielny. España titubea a partir de unos errores inauditos de Busquets al inicio que dan oxígeno al ataque local, aunque el primer balón filtrado por Iniesta desemboca en un remate de Xavi que era gol o gol, pero que no es gol.
3.- A efectos prácticos, el 4-5-1 francés obliga a España a buscar por fuera lo que no encuentra por dentro. Pero por fuera la selección no posee sus mejores activos. Monreal se retiene en las subidas y Arbeloa repite su tradicional movimiento de retorno hacia atrás, con lo que el camino exterior desemboca indefectiblemente en un regreso hacia dentro.
4.- Pronto busca la selección una combinación de movimientos coordinados que resulta interesante. Mientras Villa se junta con los centrales azules, Iniesta se escora a la izquierda, Xabi se retrasa en su clásico movimiento de Quarterback y Xavi se adelanta como receptor. A partir del minuto 20, España empieza a encontrar terceros hombres cerca del área de Lloris y Francia deja de sentirse cómoda.
5.- Los exuberantes primeros minutos de Xabi Alonso, que sujeta en solitario a una desconcertada línea medular española, empiezan a tener émulos: pronto se suma Piqué, después Busquets y luego Iniesta. Uno tras otro empiezan a rendir a su nivel de los buenos días.
6.- Francia planea robar con Pogba y Matuidi y prolongar desde Valbuena a Benzema o Ribéry, que mantiene la electricidad y exige de Piqué las mejores coberturas del central catalán, aunque en una de tantas el francés se va de Piqué y obliga a Valdés a hacer la de Casillas ante Robben.
7.- España domina el ritmo y el juego, pero solo posee dos receptores de pases: Iniesta y Xavi, el segundo muy mermado en su convalecencia. Semejante precariedad de elementos reduce enormemente las posibilidades de fructificar dicho dominio, por más que Xabi Alonso -jugando desde una atalaya imperial- se harte de filtrar pases y superar líneas. Es el Quarterback en su esplendor pero con pocos receptores para sus regalos. Y en ese punto, donde no llega Alonso en largo lo hace Busquets en corto, soberano en el engaño.
8.- Enfrente no hay un cualquiera. Es una Francia efervescente que promete grandeza futura. Deschamps, animal competitivo, ha logrado responder la pregunta clave: ¿A qué juega Francia? Y la respuesta es: a engrandecer la individualidad. Francia posee un enjambre de futbolistas maravillosos y a falta de una propuesta colectiva construida y definible, Deschamps es un potenciador de dichas individualidades. Busca sacar el mejor jugo de cada uno. Mautidi, Pogba, Cabaye, Valbuena, no digamos Ribéry, lo confirman en cada acción.
9.- Acercándose la primera hora de partido, ambas selecciones parecen más temerosas que nunca, como si intuyeran que basta un golpe para ir a la lona. Y Pedro da el golpe. Pedro inicia y finaliza el gol. Lo empieza en la divisoria burlando a Pogba, cruzando lejos para Monreal y acudiendo al remate sobre la boca de Lloris, entrando por la espalda de Evra, sorprendido.
10.- No es un gol fruto del aplastamiento y el dominio, sino de una acción puntual, eléctrica y efectiva en la que aciertan todos: Pedro en sus primeros dos amagues y posterior diagonal; Monreal con un control exacto, en el momento preciso; Villa arrastrando centrales fuera de línea; y de nuevo Pedro persistiendo para llegar a sentenciar. Basta un golpe y a la lona.
11.- Activa España el modo Posesión Defensiva. Del Bosque ubica a Pedro de ‘9’ y deja a Navas en el mano a mano contra Evra. A la contra tiene España un par de oportunidades más, pero Francia aproxima a Valbuena y Ribéry y exige un esfuerzo redoblado a defensas y mediocentros españoles, que por el otro costado también son amenazados por Menez. Deschamps suelta a sus galgos y a Xavi, superado también en esos momentos, le cuesta congelar balón y tiempo, su especialidad.
12.- Incluso con diez tras la expulsión de Pogba, Francia juega con el cuchillo entre dientes, transportada por un Ribéry punzante y desatado que percute sin cesar pero se estrella en el último paso, sea ante Piqué, sea ante Arbeloa, mientras en el ambiente crece aún más la impresión de estar viviendo un cuarto de final decisivo de un gran torneo. Discutidos tantas veces, Arbeloa y Piqué salen victoriosos de la pelea con el gran francés. El lateral porque consigue alejar a Ribéry del área; el central porque solo yerra una cobertura en toda la noche y a fe que debe cubrir multitud.
y 13.- La mano de Valdés en el 86′ es de esas manos que solo aparecen en las grandes noches. La del propio Valdés en ese mismo estadio ante otro francés (Henry) hace siete años o la de Casillas en la final mundialista. La mano de las grandes noches, la selección de casi todos los días.
– Foto: EFE
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