"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
“Daremos todo para que estéis orgullosos de vuestro equipo”. Esa fue una de las frases que pronunció Rudi Garcia en la presentación del equipo el pasado mes de agosto. Dicho y hecho. A finales de octubre, la Roma es líder y, además, de una manera autoritaria e imperiosa. Nueve jornadas, nueve victorias, 23 goles a favor y sólo uno en contra, lo que convierte a la Loba en el equipo menos goleado de las grandes ligas europeas, repitiendo el récord de Cagliari e Inter en el curso 1966/67 al encajar sólo un tanto en nueve jornadas.
Por el camino, corto todavía pero intenso, han caído grandes como Lazio, Inter o Napoli. El último hito de este equipo ha sido hacer trizas el fortín que tenía el Udinese en su Stadio Friuli. El conjunto de Francesco Guidolin no perdía en casa desde el 2 de septiembre de 2012. Un año y casi dos meses después, Rudi Garcia llegó a la región friuliana con una escuadra coja en ataque (Destro, Gervinho y el capitán Totti estaban lesionados) y con la posibilidad de igualar el récord de nueve victorias en las primeras nueve jornadas que consiguió Fabio Capello en la polémica Juve de la 2005/06.
El encuentro no fue una obra de arte romano. Incluso se puede considerar el resultado de corto para Udinese. La Roma, con Borriello de delantero centro, no es la misma que con Totti en el campo. No hay tanta imaginación. Sí es cierto que Pjanic comandaba la nave y que Ljajic se fue haciendo grande a medida que pasaban los minutos; pero falta esa magia que pone Francesco. Además, Guidolin había tramado un plan que se cumplía casi magníficamente. Atrás defendían sólidos las embestidas del líder, y arriba lanzaban mordiscos con contraataques dirigidos por Luis Muriel, que es un digno sucesor de Alexis Sánchez en las zebrette, pero no entraba el gol.
No entraba porque Rudi Garcia ha tocado a sus jugadores con una varita mágica. Esta varita no concede deseos, pero sí les imprime coraje, fuerza, intensidad, resistencia y mentalidad competitiva. Desde Benatia hasta Ljajic. Elementos muy importantes para que, si no está tu mejor jugador por lesión, no estés jugando tu mejor partido y, además, juegas con uno menos los últimos 25 minutos, acabes ganando el partido. Porque esta Roma es capaz de jugar con diez hombres (Maicon expulsado) y mantener las ganas de ir a por la victoria, sin caer en la locura, hasta conseguir el tanto de la victoria en el minuto 83, por mediación de Bradley.
Todos los amantes del calcio se preguntan hasta dónde llegara esta Roma, cuándo perderá y si aguantará todo el curso en este nivel de juego, físico y de resultados. Hasta diciembre, el calendario es benévolo (Chievo, Torino, Sassuolo, Cagliari y Atalanta), pero después llegarán casi seguidos los cocos que quedan (Fiore, Milan y Juve) en la primera vuelta. Lo que sí se puede asegurar es que Rudi Garcia ha cumplido su palabra. Los romanistas están orgullosos de su equipo.
* Rafael Medel.
– Foto: Paolo Giovannini (AP-Polfoto)
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