La Juventus de Turín dibujó anoche un partido muy completo y doblegó al Chelsea por tres goles a cero. De este modo depende de sí mismo para estar en los octavos de final. De hecho, un empate en la última jornada ante el Shakhtar clasificaría a ambos para la siguiente fase y el actual campeón de Europa, el Chelsea, tendría que conformarse con disputar la Europa League.
La Juve es mucho más que un equipo con llegadores magníficos, pero sin duda que esos llegadores, personalizados en Marchisio y Vidal ayer, sobre todo Vidal, son un factor diferencial en el rendimiento del equipo, algo que Marco Tardelli hacía de forma magistral a primeros de los años 80.
El partido tiene un análisis profundo desde las alineaciones iniciales. La Juve formó con su clásica defensa de tres centrales con Pirlo por delante, flanqueado por esos dos llegadores excelsos que son Marchisio y Vidal.
La novedad y relativa sorpresa llegaba en la zona de ataque. El trequartista Giovinco se quedaba fuera del once, entrando Vucinic para jugar un poco más retrasado que Quagliarella. La Juve decidía jugar con dos segundos puntas, que en el contexto de este equipo están muy acostumbrados a jugar como delanteros centros.
El Chelsea, por su parte, decidió jugar sin delantero centro puro. Hazard fue el hombre más adelantado. La decisión no me parece criticable en principio. Torres no anda bien, el contexto de juego del Chelsea no le beneficia en exceso y, además, Hazard es un jugador que de cero a cien acelera rapidísimo y podía hacer daño a la contra.
Por detrás del belga, una línea de tres formada por Azpilicueta en la derecha, Oscar más centrado y Mata tirado a la izquierda. Obi Mikel y Ramíres como pareja de mediocentros.
La Juve comenzó mandando, de hecho lo hizo casi durante todo el partido, aunque fue más regular en la segunda mitad que en la primera. A Pirlo le costó entrar en juego, pero la intensidad de Marchisio y Vidal desde el inicio y un Lichtsteiner magnífico, que se convirtió en un puñal en la derecha, eran argumentos de sobra para dominar a un Chelsea que no parecía incómodo siendo dominado, saliendo en alguna ocasión a la contra y encontrándose un magnífico Buffon.
La opción Ivanovic-Azpilicueta en la derecha es respetable, y quizá en la intención de Di Matteo estaba protegerse de Asamoah, pero el equipo no tenía ninguna posibilidad de igualar el dominio del partido si no presionaba arriba para robar, y no lo hizo, quedando a merced de la Juve.
De tanto repetir la incapacidad del Chelsea para generar juego en la zona ancha ya cansa, pero es una realidad. Mikel trabaja y cumple en lo suyo, Ramíres como mediocentro (siempre fue un jugador de banda derecha) necesita metros para desplegar sus condiciones en la conducción y ayer no los tenía. Después está Oscar y merece un análisis especial.
El brasileño es un jugador magnífico, que a menudo se aisla del juego o el propio juego le aisla, pero lo que no se le puede consentir es la desidia. La pelota que le roba Pirlo por detrás ante su absoluta pasividad, concluye en un disparo del regista de la Juve que desvía Quagliarella poniendo el 1-0.
El gol era justo, aunque la Juve no terminaba de ser un equipo redondo y la llegada del descanso anunciaba una segunda parte abierta, con posibilidades todavía para el Chelsea.
Si el primer tiempo de la Juve fue bueno, el segundo fue aún mejor. Vidal, que hizo un partido majestuoso en lo suyo, llegó de nuevo al área una vez más para completar una magnífica acción entre Vucinic y Asamoah en banda izquierda.
El 2-0 remataba al Chelsea y afirmaba la superioridad de una Juve cada vez más entonada, con Pirlo creciendo y Asamoah emulando al suizo Lichtsteiner en la otra banda.
Di Matteo probó con Moses en sustitución de Azpilicueta y más tarde con Torres en lugar de Obi Mikel, pero el partido ya no tenía vuelta atrás. Sólo Mata, otra vez Mata, era el único que intentaba hilar juego y su esfuerzo era una vez más insuficiente.
La entrada de Cáceres por un agotado Lichtsteiner mantuvo el vigor ofensivo de la Juve por la derecha y finalmente la entrada de Giovinco, al que no se le echó tanto de menos como yo pensaba, sirvió para que el pequeño trequartista italiano pusiese el tercero ante un Chelsea ya descompuesto.
El partido premia a una Juve que supo a lo que jugaba desde el inicio, que fue adquiriendo regularidad y peso en el partido con el paso de los minutos y castigó a un Chelsea que no es capaz de encontrar un equilibrio, en un estilo, en otro, en el que sea, pero que sigue siendo un conjunto con talento en tres cuartos de campo y poco más.
Esta misma mañana Roberto Di Matteo ha sido cesado. Jamás le censuraré la forma en la que ganó la Champions. En aquel momento, mediada la temporada, ideó un plan, los veteranos creyeron en él y le funcionó, además de tener fortuna.
Esta temporada tenía que armar un equipo y ahí hasta el momento sí había naufragado. No me refiero en concreto a un equipo en torno al balón, ni a un equipo de contra, me refiero a un equipo compensado en cualquier estilo. En eso sí ha fracasado.
* Alberto López Frau es periodista.
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– Fotos: Chelsea FC
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