1.- Xavi en la izquierda, interiores separados, atacantes próximos, rombo en el centro y laterales anchos y profundos. Un plan para enfrentar el guión repetitivo desde hace años: el rival pisa el Camp Nou con la prevención de quien se sabe inferior y busca defenderse muy encerrado, prácticamente con diez hombres en su área. La única concesión que puede hacer el rival es ceder los espacios exteriores. El problema para el Barça no es repetir el mismo partido de siempre, sino encontrar la finura precisa, el gesto técnico adecuado que rompa el plan del visitante.
2.- De este modo, los laterales son los hombres libres. En especial Dani Alves, que en este tipo de partidos se convierte en jugador fundamental. De entrada, porque los comprende e interpreta. Y porque interviene con acierto, por lo general, aunque el guión le conduzca a un escenario particularmente ingrato: el de centrar balones al área, una misión que ejecuta de forma irregular y que no es, por características, la más óptima para el Barça, aunque sume muchos goles con este procedimiento.
3.- Joaquín Caparrós ha jugado también innumerables partidos del mismo modo. Su Granada ha salido replegado, proponiendo que todo el partido se jugara casi en una única fase: la de defensa organizada de su equipo. Solo pretendía añadir un factor más: el despliegue enérgico de Success y Foulquier para que El Arabi pillase un balón decisivo. En los primeros 45 minutos ha dispuesto de tres acciones de este tipo, una de las cuales ha concluido en el travesaño. El resto ha consistido en defenderse en una porción escasa de terreno.
4.- Consciente que el plan sería similar al vivido el miércoles en Málaga, Luis Enrique ha cambiado a toda su defensa. Mathieu y Mascherano eran una garantía al sprint y Alves y Adriano se han mostrado muy superiores a sus compañeros cuando se trataba de atacar el muro granadino. La principal virtud del equipo ha sido invisible, pero sustancial: el ritmo no lo ha marcado Xavi, lo que ha evitado esa sensación de languidez que envenenó al Barça la pasada temporada. Más bien el ritmo lo ha impuesto Munir con sus desmarques permanentes, un allegro vivace.
5.- Durante treinta minutos, sin embargo, el plan de juego blaugrana no difería del representado en Málaga. Lo que mejoraba era la ejecución individual. Alves se mostraba inmensamente superior a Douglas, como Adriano mejoraba a Alba y Xavi a Iniesta. Pero el plan era similar: los laterales eran los libres y su recurso final consistía en el centro al área. Por momentos podía pensarse que un buen recurso consistiría en sobrecargar un costado del ataque al estilo del que Heynckes implantó en el Bayern de hace dos años, cuando Ribéry y Robben se juntaban en la misma banda con Lahm.
6.- Ni la libertad de Alves ni los desmarques de Munir bastaban para construir el contexto de juego que precisaba Messi. Y esto es un problema profundo, que supera la trascendencia de un resultado. Con el marcador a cero, el Barça no generaba situaciones que colocaran a Messi en superioridad posicional de remate. Messi pueden ser 73 goles en una temporada, es decir, una piedra preciosa demasiado fundamental como para no hacer todo lo posible para volver a situarla en boca de gol.
7.- Incluso así, el equipo de Luis Enrique se ha ido al descanso ganando por 3-0. En primer lugar, el conjunto de Caparrós se ha disparado en el pie, facilitando que marcara Neymar. Después, Messi se ha escapado de manera brillante por la banda y centrado con la derecha para un buen cabezazo de Rakitic, a quien Rafa Cabeleira retrata vestido de Conde Duque montando a caballo. Finalmente, un nuevo desmarque de Munir ha permitido que Neymar quebrara otra vez al Granada, decretando un descanso que bien podía considerarse el punto final del enfrentamiento.
8.- El segundo tiempo ha sido de ovaciones y poco más. A los de Caparrós ya no les quedaron fuerzas emocionales para seguir replegados, pero tampoco se desplegaron. En tierra de nadie, el Granada quedó expuesto a carreras y quiebros y el Barça se ensañó mientras iba sustituyendo jugadores básicos entre aplausos. Aunque Messi superó los 400 goles marcados y Neymar anotó otro hat-trick, la tarde quedó estampada en una acción que recordó los grandes tiempos: abrió Xavi en diagonal para Alves, que centró de primeras y cabeceó Messi a la red. Fue un relámpago, lo que no significa que haya que volver a las viejas asociaciones: al fin y al cabo Xavi suena hoy solo como remedio y no como solución.
y 9.- Los resultados que viene obteniendo Luis Enrique favorecen el crecimiento del equipo y la construcción de pautas y comportamientos de juego que corrijan las carencias. Aunque suene paradójico, la principal parece consistir en el propio plan que está aplicando el entrenador. Es un buen plan que viene dando magníficos rendimientos: aproximar a los delanteros, separar a los interiores y empujar arriba a los laterales. Pero es un plan que hasta la fecha aún no coloca a Messi en la plataforma del disparo final. La evolución del plan de juego será primordial en los próximos meses.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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