La vida y el deporte algunas veces premian el esfuerzo, el trabajo en silencio, la constancia, la ilusión, no rendirse, en definitiva, el afán de superación y lucha sin límites. El Cajasol de Huelva ha protagonizado en Melilla una historia épica de un conjunto que ha vivido con la soga al cuello por los problemas económicos y la marcha de las mejores jugadoras, pero que nunca ha perdido aquello que le ha hecho estar donde ha llegado este domingo: la humildad y el trabajo a fuego lento.
Las onubenses son campeonas de la Copa de la Reina y de forma muy merecida. Lo han logrado y han conseguido escribir un cuento maravilloso en la historia del fútbol femenino. En una semana se han cargado al Rayo Vallecano, al Atlético de Madrid en los penaltis y al Valencia a cinco minutos del final. Son justas merecedoras de este premio que saborearán como si fuesen campeonas de la Champions. Son un equipo en una esquina del país, en una provincia que sufre muchos problemas a nivel económico en todos los deportes. A pesar de recorrer en los últimos años varios campos por tierras onubenses para disputar sus partidos, hoy son las soñadoras de un país entero.
El que hubiese predicho una final Cajasol de Huelva-Valencia se ha hecho de oro, porque ni Barça, ni Athletic Club ni Atlético de Madrid han llegado a la final. Las vascas se quedaron en Madrid a las primeras de cambio y los dos mejores equipos de la liga vivieron unas semifinales de pesadilla. Era una final inédita.
Ha sido un choque entretenido, de mucho ida y vuelta y que se ha decidido en un final apasionante y emocionante. Las onubenses se adelantaron en el marcador con un gol de su estrella, Martín-Prieto, que ha machacado al Valencia. Las onubenses estaban mucho mejor que el Valencia y con ataques directos y verticales sobre su delantera creaban mucho peligro. Cristian Toro vio el problema y en el segundo tiempo las valencianistas comenzaron más enchufadas, con mucho más ritmo y teniendo más balón en campo contrario. La mejor jugadora del Valencia en Melilla, Carol Férez, empató el choque en el minuto 63. La final se igualó, pero las onubenses dieron el paso adelante definitivo. Un error de la defensa valencianista en un balón largo fue aprovechado por la delantera sevillana del Cajasol de Huelva, que ante Mariajo no falló para poner el 2-1 cuando quedaban cinco minutos para el final.
Las onubenses estallaron de alegría. Nadie daba un solo céntimo por ellas, pero en Melilla han firmado un hito histórico. Han alcanzado el cielo a base de trabajo, trabajo y más trabajo. No han tenido otra fórmula para llegar a este éxito que han conseguido de manera extraordinaria. Hace unos meses conquistaron la primera edición de la Copa de Andalucía, pero hoy han saltado al olimpo consiguiendo ser campeonas de la Copa de la Reina, un título que les ayudará en su situación económica, pero sobre todo se les recordará como esas heroínas que, con humildad, ilusión y superación, han conseguido una proeza histórica.
* Fran Moreno es periodista.
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