La pompa de jabón

por el 30 enero, 2013 • 23:51

1.- Andrés Iniesta ahora mismo ya no es un futbolista, sino una pompa de jabón lanzada sobre el césped. Ya no corre: flota. No lee ni radiografía los partidos, sino que los comprime en un archivo, lo guarda en el pen drive y se pasea vestido de esmoquin con el partido completo en el bolsillo. Iniesta es hoy en día una pompa ingrávida que abarca todo el campo y todo el fútbol.

2.- A su lado, dos emperadores por nombres Varane y Piqué, cada uno transmutado en palo mayor de su navío. El jovencito francés no solo cubre las bajas, sino que mejora por mucho a los ausentes. No porque consiga el gol del empate, sino porque tapa, cubre, corta, seca, frena y despeja un mar de olas que le lanzan Iniesta y compañía. Varane se destapa en noche grande, en escenario mítico, en partido mayúsculo. Varane transpira todas las virtudes de Pepe y Ramos y no muestra ninguno de sus defectos.

3.- Piqué retorna al pedestal y recupera el cetro. Como si toda la temporada pasada apenas fuese un paréntesis, en el Bernabéu reaparece el Piqué de Wembley, el Piqué que tanto prometía en 2009, el que deslumbró en 2010, el que se convirtió en emperador en 2011. Apuntado desde hacía algunos meses, enero de 2013 pone el sello notarial a semejante regreso.

4.- Sale el Barça con su equipo de gala más Pinto y el Madrid con la intención de secar la nueva franja fuerte de los blaugrana: la izquierda. Y a fe que lo consigue. Essien y Callejón para detener a Iniesta y Jordi Alba, con el ghanés encargado de buscar el efecto que Arbeloa consiguió en Liga en el Camp Nou: cerrar todas las entradas de Iniesta por dentro.

5.- Como acostumbra, diez minutos de presión alta para el Madrid, acompañada por errores impropios del Barça, especialmente de Xavi, que recibe casi siempre de espaldas y tarda más de la cuenta en soltar el cuero. Con Varane y Carvalho en el círculo central, pero mucho espacio entre Xabi, Khedira y Özil, el Madrid recupera pronto, sale raudo y amenaza a Pinto. Son diez minutos de Barça gris, empeñado en combinar verticalmente en la zona de salida en una suerte de masoquismo imprevisto.

6.- A los diez minutos, Iniesta ha concluido su radiografía y emitido el diagnóstico: baja al centro del campo, se coloca en la tierra del peligro y cambia el partido. El Madrid varía la altura de su bloque, retrocede algunos metros y le suelta la correa al Barça, que empieza a sentirse Barça: de medio a medio y combino porque me toca.

7.- Xavi al larguero, Xavi contra Varane a puerta vacía, el campo empieza a inclinarse, pero Özil descubre las cosquillas de Alba. La fórmula ilumina el césped: si el costado fuerte del Barça es el izquierdo, con todo contra él. Ahí que van Özil, Callejón, Essien y hasta Khedira. Incluso Cristiano se acerca a la zona, por donde Jordi Alba boquea y padece mientras Iniesta intenta ayudar. El Madrid logra eliminar el lado fuerte del Barça… a cambio de desnudar el opuesto, lo que permite que Alves defienda sin penurias y ataque con libertad.

8.- Pésima gestión de los espacios de Jordi Alba, que no acierta con Özil, pero ni siquiera con Essien. En el costado opuesto, Arbeloa naufraga, sea por Alves, sea por Pedro, que se da un hartón de sacarle de sitio para que aparezca el lateral blaugrana. En el centro, resopla Callejón, exhausto y escasamente lúcido, en tanto Benzema vive otra noche de nihilismo inaudito. Ni está, ni se le espera, con lo que son los dos mediocentros, Khedira y Alonso, quienes se desparraman con profusión, tapando huecos y cortando balones.

9.- El Madrid realiza un desgaste formidable en el primer tiempo y se va al vestuario sintiéndose feliz: los malos augurios no fueron tales y ni siquiera en los minutos de vértigo en que el Barça no reniega de jugar a las carreras, con Xavi como gran damnificado, pierde el sitio ni se siente sometido como ocurriera en otros Clásicos.

10.- Pero el primer minuto del segundo tiempo es todo un símbolo. Mueve y mueve el Barça, persiguen los madridistas el balón y aunque lo recuperan y vuelven a asustar a Pinto, algo ha cambiado de manera profunda en el río del partido. El Madrid de la primera mitad ya no reaparecerá. Seguirá siendo un Madrid testarudo, brillante en el corte, rápido en el giro, peligroso en cuanto se encarrila por los tres pasillos, pero el Barça ha tomado el mando.

11.- Iniesta se sube a su platillo volante, a esa pompa de jabón escurridiza y sutil desde la que domina el planeta fútbol, y sobrevuela el Bernabéu como sin pisar el césped, pero dejando huellas de gigante. Como si tuviera entre los dedos el péndulo de las horas, maneja los ritmos y mueve todas las peonzas del campo. Convertido en rey sol del partido, durante largos minutos todo gira a su alrededor, como si jugase en medio de un silencio ensordecedor, ligero de pies, libre de mente.

12.- Llega el gol de Cesc y pueden llegar varios más. También del Madrid, que perdona ocasiones claras. Incluso más claras las tiene el Barça y más abundantes, en unos minutos tan poderosos que parece serán de sentencia contundente. Controla el cuero, aplica la posesión defensiva, se permite algunos rondos livianos y apunta al centro de los ojos merengues, pero ahí están Varane y Diego López, rotundos, sobrios, espléndidos, protagonizando una noche que ya quisieran haber vivido Pepe, Ramos y Casillas en el último medio año.

13.- Buen movimiento entonces de Mourinho sacando a Modric a la zona central y mandando a Özil a banda derecha para arrastrar hacia allí a Busquets, que siempre padece en esa zona del campo. El croata ha resultado primordial para que el Madrid recuperase juego y aliento y el alemán ha hecho un destrozo en el costado, que es lo que acostumbra: no hay forma de quitarle un balón, ni siquiera mediante Busquets, de nuevo pulpo gigante toda la noche, desmesuradamente brillante en sus acciones.

y 14.- El empate sugiere la tentación de sacar conclusiones, pero sería necio hacerlo con el partido de vuelta a un mes vista. Las buenas impresiones que desprendía el Madrid desde hace semanas han vivido un nuevo episodio, del que salen engrandecidos Özil, Diego López, Modric y, sobre todos, Varane, jovencito frankestein de la defensa. La dinámica soberbia del Barça no pierde el menor impulso con el empate, aunque abre una pequeña duda defensiva en el costado izquierdo. El equipo sale del Bernabéu con otro paso adelante de Alves, con la certeza perpetua de Busquets, la recuperación del cetro de Piqué y la indescriptible ligereza ingrávida de esa pompa de jabón apellidada Iniesta.

 – Real Madrid-Barça (Copa del Rey, 1/2 Ida) 30-enero-2013. Santiago Bernabéu. 1-1 (Cesc, Varane)

– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona) – Fernando Corneche (Real Madrid)




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