Lo que tiene una eliminatoria son ese tipo de situaciones donde no valen ni los registros ni las trayectorias. Son momentos. Lo mismo en un minuto estás dentro que cinco después todo salta por los aires sin explicación concreta. Solo existe la doble versión: sí o no; tú o yo; caes o ganas; blanco o negro; victoria o derrota. No vale el punto conseguido ni las buenas sensaciones. Es triunfo o eliminación. Y eso mismo le ha ocurrido a un gran Barça que compitió y batalló, pero en los momentos y pequeños detalles cayó derrotado despidiéndose de la Champions de una manera dura y amarga a pesar del gran juego desplegado durante muchas fases de la eliminatoria.
Al Barça solo le valía la victoria en el Ashton Gate de Bristol. El 0-1 forzaba la prórroga y todos los siguientes resultados con victoria azulgrana valían una clasificación para cuartos de final. No era un resultado difícil de remontar en un partido que se avecinaba duro y muy largo. Por ello, Xavi Llorens metió en el once titular a Gemma Gili en lugar de Sonia. Un cambio muy llamativo porque fuera se quedaba la goleadora del Barça, pero nada sorprendente ya que el dúo formado por Gemma y Virginia aseguraba mayor presencia en el centro del campo y se traducía en dominio, mayor juego de posición y la liberación de Vicky en la zona de ataque. Esta combinación ha dado unos resultados inmejorables porque ante el Slavia aplastaron el centro del campo checo y hoy, hasta el minuto 53 que Virginia y Gemma han jugado juntas, el Barça ha jugado más y mejor.
Xavi Llorens buscaba que el partido llegara muy igualado a la fase final, y lo ha conseguido, además con 0-1 hasta el minuto 81. Su cambio en el once tenía una intención muy clara: dominio de la posesión, jugar en campo rival, evitar el vértigo y mover el balón de lado a lado sin desprotegerse ante las pérdidas. Vicky se encontraba muy cómoda porque sabía que su espalda estaba flanqueada por un doble pivote colosal que ha vuelto a reafirmar y confirmar que ante cualquier gran partido es un seguro de plenas garantías. Marta Corredera y Alexia abrían el juego por fuera, mientras que Jenny y Vicky tenían total libertad para moverse en entre líneas sin referencia clara paras las centrales inglesas.
El Barça comenzó a mover el balón y a balancear al Bristol. De lado a lado, con paciencia y madurez, buscando el sitio que dejara libre el conjunto inglés cuando se cansara de correr detrás del esférico. El gran juego de posición azulgrana aculaba cada vez más a las inglesas, que se encontraron con un partido que no querían. En 20 minutos, el Barça ya había votado cuatro córneres. No había grandes ocasiones de gol, pero sí un dominio implacable de un Barça que no sufría tras la pérdida porque con su gran movimiento de balón estaba ta ordenado que la recuperación era inmediata. Cortaba de raíz con una rápida y efectiva presión cualquier tipo de contragolpe del Bristol.
Jenni avisó a la media hora con un gran disparo y diez minutos después, una rápida acción azulgrana en ataque acabó con una falta muy peligrosa. Vicky la botó y le cayó el rebote de la barrera para conectar un zurdazo majestuoso a la portería inglesa. El cerebro y brújula azulgrana conducía a sus compañeras a la remontada con un sensacional disparo. La maestra de Terrassa sacó a relucir su fina y poética técnica para igualar la eliminatoria a cinco minutos del descanso. Un Barça dominador tenía el premio del gol antes del intermedio. Una parte del trabajo estaba hecha y el plan para Xavi Llorens estaba saliendo a la perfección porque tenía el encuentro donde quería y con lo más complicado realizado: empatar la mínima ventaja que el Bristol consiguió en el Mini Estadi.
El segundo tiempo fue muy diferente. El Bristol avisó en el primer tramo que adelantaría líneas y comenzaría a imponer su juego directo. Xavi Llorens quitó a Gemma Gili y dio entrada a Sonia, un cambio que hizo perder al Barça sus distancias en las líneas y retrasar la posición de Vicky, que libre domina el choque con mayor superioridad. El panorama comenzó a cambiar y era el momento del Bristol para volver adelantarse en la eliminatoria. Ahora les tocaba a ellas jugar en campo contrario y salir de la asfixia a la que el Barça les estaba sometiendo. En el minuto 61, Natalia avisó con un disparo al travesaño; cuatro después, Marta Torrejón tuvo que parar un peligrosísimo ataque inglés que acabó en una gran parada de Ràfols a James. Era otro partido diferente y el Barça tenía que ganarlo a base de sufrimiento.
Xavi Llorens veía que todo había cambiado. La salida de Gemma dejaba más huérfana a Virginia en los duelos de segunda jugada y decidió sustituir a Jenni por Nuria Garrote. Quería blindar el centro del campo con dos jugadoras de banda muy trabajadoras (Marta Corredera y Nuria Garrote) para ayudar a las laterales y evitar los peligrosos centros laterales. El intercambio de golpes estaba en su máximo apogeo. Virginia realizó un potente disparo que Earps sacó con una gran parada. Mientras, el Bristol seguía con su juego directo y la segunda jugada. Una y otra vez, con un partido que se estaba rompiendo cada vez más. A nueve minutos del final, una jugada local acabaría con penalti de Melanie a Harding. Watts lo transformó para delirio de los 2457 espectadores presentes en las gradas del Ashton Gate.
El Barça tenía diez minutos para tirar de épica, corazón y todo lo que le quedase si quería estar en los cuartos de final. Lo intentó a la desesperada y colgando balones, pero no el gol. Ruth tuvo un cabezazo y en el descuento, Vicky y Marta Torrejón, por partida doble, vieron cómo en la línea de gol le sacaban sus disparos. Era la desesperación de un balón que cinco días antes tampoco quiso entrar y que se escapaba por no dominar los pequeños detalles, los que algunas veces deciden este tipo de partidos y eliminatorias. El Barça mostró una gran imagen con un dominio abrumador por momentos en un excelso juego de posición. Volvió a quedar claro que el dúo que forman Virginia y Gemma maneja mejor este tipo de situaciones y le deja a Xavi Llorens la llave para futuros partidos importantes. El Barça se despide de la Champions de la manera más dolorosa, viendo cómo le quitan en la línea de gol el balón que significaba los cuartos, jugando en campo rival y acorralando al contrario contra su portería. Dos detalles que en una liga pasarían inadvertidos, en una eliminatoria de 180 minutos son decisivos: gol en propia puerta y penalti a diez minutos del final. Dos jugadas, dos goles encajados y las dos caras de una eliminatoria.
* Fran Moreno es periodista.
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– Foto: Bristol Academy
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