1.- El Real Madrid es un estado de ánimo. Probablemente hasta Jorge Valdano subrayase esa prolongación de su frase que expresaba lo mismo sobre el deporte que practican los blancos. Es decir, en el fútbol se necesita querer ganar, querer ser el mejor, para ganar los partidos. El Madrid necesita querer superarse para ganar. En varias ocasiones en esta temporada le ha bastado con la pegada que le caracteriza, con un par de arrancadas de Cristiano, un recorte de Özil o un remate de Benzema. Pero eso ya en la Liga no se aprecia, al menos no últimamente, porque no le motiva.
2.- La Copa desde hace años ha sido considerada generalmente por los dos grandes como un torneo secundario, de menor alcurnia que las competiciones de Liga y Champions. Pero este año puede ser una vía de escape que permita al Real Madrid sacar fuera ese animal salvaje que lleva dentro y que el año pasado dejó hecho un amasijo a sus rivales. Hoy no ha sacado toda la furia, pero sí buena parte de ella. A ello también ha ayudado la envergadura del rival y su predisposición a desarrollar un fútbol eléctrico y atrevido, el que más gusta al Real Madrid que le hagan.
3.- Valverde llegaba a este primer duelo de los tres con el Real Madrid en una semana sin volantes tapones. Albelda se quedó en Valencia y Gago no está en plenas condiciones para ser titular. De esta manera, se vio obligado a desplegar un centro del campo de jugadores más propensos al toque que a la contención. Tino Costa fue el más parecido al ‘5’ clásico, tratando de comenzar las jugadas desde atrás y siendo el más retrasado con el balón en posesión del contrario. Parejo enlazaba con un Banega espléndido en lo físico, en lo posicional y en lo organizativo. Dominó la medular durante una hora de partido con enorme suficiencia y encontró con asiduidad a Jonas y Soldado.
4.- La alegría creativa che convirtió el partido en un toma y daca continuo a un ritmo alto. La bestia blanca empezaba a asomar el hocico alertada por un aroma intenso a contragolpe apetitoso. Cristiano Ronaldo mostró las garras desde el principio, hambriento por no haber probado bocado en todo el fin de semana. Tenía además a su amigo en las noches de caza, Benzema, aunque les faltaba quizás algún que otro refuerzo más en su escueta manada.
5.- Ese trataba de ser Sami Khedira. La ausencia de un acompañante a los dos cazadores hacía que el más avanzado de los tres volantes pareciera más mediapunta. Sin ser su posición más natural, el alemán sabe desenvolverse con mucho desparpajo y, sobre todo, voluntad. Lo mismo se podría decir de Essien, cada vez más asentado como lateral, dejando hoy incluso a Arbeloa en el banquillo (pura rotación, supongo).
6.- Modrić, por su parte, sigue con su proceso de aclimatación al sistema de Mourinho. Como pivote organizador se encontró en varias ocasiones muy alejado de Xabi Alonso. El donostiarra sufría para sacar el balón por la falta de apoyos, encontrando a Marcelo como mejor solución, aunque el lateral esté todavía lejos de su mejor condición física. Eso sí, siempre aporta, siempre suma. Aunque no esté fino, Marcelo es una pieza más del mejor Madrid, solo le falta engrasarse. Lo cual no quiere decir que Coentrão reste, al contrario. Quizás ningún club en el mundo, o solo el Barça, puede decir que tiene dos laterales izquierdos de tal magnitud.
7.- El dominio del Valencia debía traducirse obligatoriamente en gol para conseguir pasar la eliminatoria. Antes del partido, a pesar del mal momento merengue, cualquier valencianista reconocería como fundamental marcar en el Bernabéu para tener opciones en Mestalla, sabedores de que el potencial ofensivo del Madrid iba a conseguir algún tanto. Pero ahí pecó el Valencia, o más bien pecó Jonas. Dos ocasiones infalibles y un disparo sensacional no encontraron la red de Casillas. El portero, por cierto, parece estar apto para defender esa portería. Igual que Guaita. Ambos salvaron a su equipo de varios goles cantados. Bien lo saben Cristiano y Jonas.
8.- El que no se percató de ello fue Benzema. En un margen de unos veinte segundos, Casillas obraba un milagro y el francés marcaba. Fue el tiempo que necesitó el Real Madrid para recuperar su juego, su contragolpe, su arma más mortífera. Essien para Khedira y este para Benzema, que controla y marca. El Madrid volvía a sonreír; aún no estaba cómodo, no podía ser todavía él mismo, pero algo era algo. Del dragón que fue aún hay tan solo un cocodrilo.
9.- El gol no hacía justicia a lo visto, pero eso no cambió el planteamiento de Valverde. La reacción che mantuvo el nivel demostrado antes de la alteración del marcador, mientras que el Madrid no tenía problemas en ceder el control. Es más, lo deseaba. Mourinho consiguió llegar con ventaja al descanso y metió a Coentrão, mejor defensor que Marcelo y más ahora que el brasileño está todavía flojo. Frenó en seco a João Pereira e hizo desaparecer a Piatti. Pero Banega seguía libre y con fuerzas, hasta que entre Guardado y la mano (involuntaria) de Higuaín pusieron el 2-0.
10.- La moral valencianista se vino abajo. Cristiano se disponía a rematar a su presa, pero no conseguía dar el bocado definitivo. El Madrid mejoró con Higuaín en el campo. El Pipa se desplegó por todo el campo, cayendo a banda con habilidad y ayudando en la salida del balón. Di María después abrió el campo hacia la derecha y ahí el Valencia sufrió para mantener viva la eliminatoria.
y 11.- Essien-Albiol-Carvalho-Coentrão. El que apostara a principio de temporada por una defensa así, hoy se habrá embolsado una fortuna. Y de esos cuatro quiero destacar a Ricardo Carvalho. El portugués ha pasado de defenestrado a titular, de deprimido a líder de la zaga. Cuando parecía que estaba más cerca de abandonar el fútbol, Carvalho está dejando bien claro que aún le queda cuerda para rato. Un profesional como la copa de un pino.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Juanjo Martín (EFE)
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