Innovación y nueva filosofía

por NICOLAS GALLIARI el 24 octubre, 2014 • 11:09

Tan solo una semana había transcurrido. River se hacía con el torneo de Primera División argentino, bajo el mando de su entrenador más ganador históricamente, pero esa ciclotimia que lo envuelve desde hace tiempo reaparecía. Ramón Díaz dejaba el cargo poco después de consagrarse en su tercer período como técnico del club. Su figura se había elevado a un nivel mayor para los aficionados, que vieron nuevamente cómo otro proceso debía comenzar cuando aún se encontraban celebrando el título.

Más allá de que asumió un hijo pródigo de la institución, el equipo campeón comenzaba a desarmarse (Cavenaghi, lesionado; Carbonero, Ledesma y Lanzini fueron bajas). Marcelo Gallardo, exjugador del club, tomó el puesto que dejó Díaz y, más allá de las armas con las que contaba, expuso su modelo de juego. El mensaje fue asimilado rápidamente por los jugadores. De hecho, en sus primeros días hablaba de la importancia de la comunicación: “La posibilidad de comunicar es una de las fuerzas que tiene que tener un entrenador. Hay que saber comunicar. Porque desde la comunicación se puede lograr un montón de cosas. Por ejemplo, generar compromiso e identificación con una idea”. De inmediato, River exhibió una funcionalidad completamente diferente en el campo y los futbolistas la entendieron de forma correcta para llevarla a cabo.

Con el perfil de un DT moderno, innovador por lares argentinos y capaz de renovarse en diferentes períodos según lo que el certamen determine, Gallardo forma parte de una nueva camada de técnicos jóvenes que brindan nuevas ideas, establecen esquemas ofensivos e intentan ser protagonistas con balón. En ese contexto, el Muñeco dijo una y otra vez que el objetivo sería ser competitivos y expuso una filosofía de juego que marcó diferencias en el inicio del torneo.

Bajo un sistema de cuatro defensores, un mediocentro puro, dos interiores, un enlace y la pareja de delanteros, River tuvo que encontrar nuevos caminos ante contrincantes que tomaron nota de sus ambiciones. Además, la lesión de Kranevitter fue un golpe realmente duro por el talento para abrir partidos del centrocampista. En el transcurso de las jornadas, el conductor desde el banquillo mostró una gama de recursos para leer los cotejos que manifiestan su lectura de campo (ante Newell’s Old Boys, obturó caminos centrales con un doble pivote y dos falsos interiores). Durante gran parte de lo que lleva de competición, ha acertado con la mayoría de los cambios en los juegos disputados.

Su estilo no ha variado frente a las medidas tomadas por los rivales, pero sí que se ha hecho un equipo que puede enfrentar las adversidades e imponerse. Además, posee una mayor seguridad defensiva y una gran capacidad reactiva. Desde el primer momento el conjunto de Gallardo destacó por generar superioridades en cualquier sector del campo, ante la cualidad de cada uno de sus dirigidos de sumarse a una línea próxima o trasera en el campo para asociarse o ayudar en la recuperación.

El entrenador llevó a la escuadra el concepto de la presión alta. En la mayoría de los partidos jugados hasta el momento, River ha asfixiado al rival y se hizo común ver varios goles con ataques cortos posrobo en campo contrario. Los delanteros ejercen de primera barrera, aunque también suelen sumarse el enlace y ambos interiores. Así, destrozó a Independiente, que siempre intenta salir con el balón jugado desde atrás. De cualquier manera, muchos elencos evitaron las pérdidas en terreno propio jugando balones largos a sus delanteros.

A través de una defensa adelantada que posee dos zagueros capaces de jugar a campo abierto, que achica metros considerablemente y se posiciona cerca de la mitad de cancha, el equipo se hace corto y puede recuperar cerca de la zona donde le han quitado la pelota. Así genera superioridades constantemente y ha mostrado una gran precisión en velocidad para asociarse y ser directo. Incluso hubo partidos en donde encontró soluciones de forma muy rápida en la zona de tres cuartos de campo. Llega con muchos efectivos al área rival, lo hace jugando al primer toque, combinando con calidad, y ya ha convertido una gran cantidad goles. Ante la idea exhibida ha destacado Teófilo Gutiérrez, con la sapiencia de esperar el momento exacto para finalizar la jugada. El colombiano entiende el juego como pocos en Argentina y es un futbolista muy conceptual e inteligente para hacer valer sus virtudes. Los desmarques de arrastre de Mora ayudan con frecuencia a Teo, que es máximo goleador.

En el mismo orden, la proyección de los laterales es elemental para dar amplitud a los ataques. Tanto Mercado por la derecha como Vangioni por la izquierda apoyan con asiduidad y muchas veces lo hacen por delante de la línea del balón. En la banda izquierda, el peso del marcador de punta ha sido mayor, dado que el conjunto ha formado por ese lado un trinomio de desnivel. Rojas, Vangioni y Pisculichi se complementan con mucha pulcritud para gestionar el juego y tener superiodidad numérica por el sector.

La aptitud de los interiores para romper líneas por dentro con pases verticales o generar opciones de pase a espaldas de los hombres que presionan se transformó en una condición vital para hacer daño. Rojas se encuentra cómodo actuando en esa posición –en el semestre pasado jugaba en un lugar similar, cerrándose desde la banda para dejar pasillo al lateral–, y Sánchez hace de box to box cubriendo todo el carril central, ayudando en la marca y llegando para convertir o asistir. Tal vez Rojas se acerca a esa demarcación por sus características, pero ninguno lo es por naturaleza, y se han sabido adaptar a su nueva función.

En medio del Torneo de Transición argentino, la lesión de Kranevitter fue un inconveniente frente a la satisfacción por el gran juego desplegado. El joven volante organiza el juego y perfila el cuerpo de manera correcta para jugar con precisión. Como único mediocentro, supo desenvolverse en su parcela para iniciar el juego, ofrecerse por detrás del balón o cortar muchas transiciones adversarias por su gran sentido de ubicación. Gerardo Martino lo tenía en mente para citarlo a la selección, pero una fractura ósea en el pie no le permitirá jugar hasta el próximo año. Quién lo ha sustituido, un hombre de mucha experiencia como Ponzio, es un jugador con peculiaridades muy distintas. Dispone de mayor juego en largo y agresividad desde la medular. Sin duda, el equipo sintió el cambio, y Sánchez ha pasado algunas jornadas hasta volver a recuperar el nivel que traía.

Por otro lado, Gallardo también ha dado lugar a varios chicos que salen del club. Muchos de ellos habían debutado con Díaz, pero en la actualidad son piezas a las que el entrenador recurre con mucha asiduidad. Driussi, Simeone, Boyé o Tomás Martínez constituyen el primer recambio en la ofensiva, así como Rodríguez llegó a primera por patrones de juego similares a los de Kranevitter. Mientras, Balanta, el joven central colombiano, ha perdido su lugar en la zaga con Funes Mori tras no ser transferido.

El físico obliga al recambio para mantener esa competitividad que anhela quien ya se coronó dirigiendo al Club Nacional uruguayo en su primera experiencia como DT. Hasta el momento cuenta con niveles individuales altos. Asimismo, el paso de las jornadas evidenciará si puede mantener el rendimiento o incluso dar un nuevo giro para continuar por la misma senda.

* Nicolás Galliari.

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