Copa del Rey 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- Llegó este señor y se paró el tiempo. Llegó con las piernas de cartón y se movió con tanta prudencia que por momentos parecía llevar atadas las rodillas con un cinturón de ibuprofeno, como temiendo desatarse e ir demasiado rápido. Normal después de tanto tiempo. ¿Cuánto hacía que no jugaba este señor? Que no jugaba en condiciones, me refiero. Uno tiene la sensación que han pasado años desde aquella primera rotura en París, aquella primavera rota en París.
2.- Llegó Messi y se paró el aliento. Llegaba para jugar la media hora de rigor en quien regresa de una lesión muscular. Pero quien regresaba no era un señor cualquier, ni volvía de un lugar sencillo. Era Messi y llegaba del futuro porque no se puede concebir el futuro de este Barça sin Messi. Es así, signifique eso lo que signifique.
3.- Se ha situado de ‘9’, pero de inmediato ha olido que no olería el balón y se ha bajado a la zona habitual de Xavi para sobar el cuero y, de paso, mover el motor de un equipo que se estaba disgregando arriba y abajo. El Barça había jugado una buena primera hora de partido, coronada cómodamente con dos tantos, adornada por algunas ocasiones más, y replicada por un Getafe interesante y sobrio. Pero a la hora, el equipo agregado se iba dispersando y Messi se fue a ejercer de pegamento al círculo central, donde a veces hace de Xavi mejor que el propio Xavi.
4.- Se fue, acaparó el balón, desacartonó las piernas, transformó a Busquets en esa pared del patio de colegio que devuelve cada vez el pase perfecto y, como preludio, dibujó con su escuadra combada tres pases a la izquierda que fueron tres caramelos. Pasó el rato y aprovechó un mal control de Montoya, tras un alley-oop suave de Busquets, para ajusticiar al Getafe. Y luego soltó amarras, empezó a cabalgar y pintó otro de esos retratos al óleo que jalonan su carrera y convertirán en elefantiásico el dvd de sus mejores goles.
5.- Hasta entonces, el Getafe había planteado un partido sereno e interesante basado en tres principios: un repliegue medio-bajo bastante ágil y no excesivamente agresivo; la búsqueda de transiciones apoyadas en Ciprian como receptor, que aguantaba el balón en el primer instante y buscaba a hombres con buen pie como Sarabia y Gavilán; y el intento de explotar las deficiencias barcelonistas a balón parado. El balance general del equipo de Luis García estaba siendo positivo y el 2-0 no le debía parecer irreversible.
6.- El Barça había atacado en un formato más que adecuado para sus intereses vista la propuesta del cuadro visitante: en un 2-3-3-2 que dejaba vacía el área del Getafe para que penetrasen los tres hombres de la tercera línea (Iniesta, Cesc y Sergi Roberto) o los dos extremos (Alexis y Pedro), muy abiertos ambos en su primer paso y centrándose pronto el chileno para intentar finalizar con peligro.
7.- Cuando Cesc se movía en territorio de centrocampista, el Barça era auténticamente peligroso puesto que la presencia de Fàbregas otorgaba superioridad manifiesta en dicha zona, permitía al equipo enredar con sus pases el repliegue madrileño y facilitaba que Iniesta se moviera entre las líneas visitantes con fluidez, uno de sus terrenos preferidos. Sin embargo, cuando Cesc daba unos pasos hacia arriba, acercándose a la posición del ‘9’, esa superioridad se diluía y el Barça se espesaba.
8.- La noche había mostrado una sorpresa inicial más que notable, pues en apenas 28 minutos Sergio Busquets había perdido cinco balones, lo que es una noticia de calibre. Salvo en un caso, la causa de esas pérdidas no radicó en la presión acertada de los hombres del Getafe, sino en desaciertos del propio jugador barcelonista, dato que no posee mayor significado, pero que resulta destacable por la simple novedad de observar tantos errores en un hombre casi siempre impecable.
9.- Unos metros por delante suyo, y mientras Cesc se manejaba con una fluidez excelente, al igual que ambos extremos, Sergi Roberto mostraba dos de sus carencias sustanciales: la dificultad para ser influyente en el inicio del juego y la escasa facilidad para finalizar dentro del área, aspecto en el que había destacado como cadete, pero en la que se estancado. Por detrás, Puyol parecía lejos de ser el histórico salvavidas capaz de cualquier corrección improbable y, en general, el Barça iba camino de concluir victorioso un día más y con buenas señales en varios ámbitos y nombres, aunque dejando también ese regusto que siembran las transiciones defensivas y que proyecta un interrogante en el horizonte de las noches con mayúsculas.
y 10.- Pero entonces entró este señor y fue como el tomate con que se frota el pan, como el jamón que se añade al bocadillo, como el puñal de Macbeth y como la daga voladora. Fue el interruptor de la luz y toda la propia luz. Este señor viene del futuro.
– Foto: Germán Parga (FC Barcelona)
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