1.- Viajó en autobús, pero pareció hacerlo en el tiempo. Pareció retroceder un año y medio atrás. Al Piqué que apuntaba a nuevo Kaiser de las áreas. El que fue creciendo junto a Márquez y madurando con Puyol. El campeón de todo, el “central perfecto”. Hasta que se olvidó de seguir siéndolo. Iba regresando lentamente, como quien vuelve de una batalla consigo mismo, hasta hoy, en que un viaje en autobús quizás le ha recordado aquellos tiempos del Cadete A barcelonista, con Cesc y Messi de compañeros y Tito de entrenador.
2.- Y como surgido del túnel del tiempo, todo lo que se apuntaba se ha quedado pequeño: regresó el gran Piqué. Ante el Córdoba, es cierto, digámoslo bien alto porque ahí enfrente no estaba Falcao, ni Cristiano, ni siquiera Llorente. Digámoslo bien claro, pero también que ha sido un Piqué imperial, incluso si ha cometido algún error. Excelente atrás marcando la línea a compañeros despistados (Alves y Mascherano); soberbio en esa función de pseudomediocentro virtual, supliendo carencias de Song, imponiendo su visión del juego, superando rivales con diagonales largas o con toques breves.
3.- Era el Córdoba, pero ha sido un gran Córdoba peleando su “partido del año”. Era su Champions y ha salido a por ella. No solo valiente, sino intenso, continuado, agresivo, punzante y tenaz. Dubarbier, por mencionar al más efervescente, ha demolido a Dani Alves, pálida sombra de lo que fue. Puede alegarse que el brasileño sale de una lesión muscular encadenada con otra, pero su partido ante el zurdo argentino entra de lleno en uno de sus peores como jugador del Barça.
4.- Tirado arriba, con Rennella haciendo sufrir a Mascherano y Fede Vico azotando a Song, el equipo de Rafa Berges le ha apretado tanto las tuercas al de Tito Vilanova que por momentos parecía una de aquellas “noches de barro” en que el Barça se encasquillaba. Ahí ha aparecido Piqué, justo cuando a su equipo se le ponía cara de plomo. Lijando y pasando el trapo, el central ha derrochado todas sus virtudes hasta un punto en que ha parecido hipnotizar a los jugadores cordobeses y hasta a algún barcelonista, que parecía conformado con que el defensa resolviera todo.
5.- Ha sido un mal partido del Barça desde el punto de vista colectivo. Repleto de errores individuales en defensa, unos por la derrota de Alves ante Dubarbier, otros por la agitación del atribulado Mascherano, que sigue sin encontrar el temple que le hiciera famoso. Desacertado en el centro del campo, donde Song sigue engrandeciendo a Busquets por más que, en el segundo tiempo, se haya mostrado más cariñoso con el balón, como si cada día aprendiera una pequeña vocal del abecedario blaugrana
6.- A Song le ha ayudado Xavi a base de retroceder para buscar el balón, aquel viejo oficio de “aguador” pre-Rijkaard. Menos le ha ayudado Thiago, inferior como interior que cuando imita a Iniesta en el extremo izquierdo. Durante año y medio, Thiago realizó un master en organización defensiva a fin de compensar sus carencias. De retorno también tras sus lesiones, se ha mostrado débil en este aspecto, aunque sutilmente brillante cerca del área, allí donde se siente a gusto.
7.- Los dos compañeros de ataque de Messi han resuelto el partido, aunque los goles los ha ejecutado Leo. Pedro y Villa han brillado tanto en desmarques y apoyo como errado en controles y remates. Desde esa ambivalencia extrema, el Barça parecía predestinado al triunfo con la certeza de que Messi acertaría. El primer tanto ha sido un portento de visión por parte de Pedro, bien continuado por Villa con generosidad y rematado a puerta vacía por Messi.
8.- El segundo era indefendible, pues Thiago y Alexis han combinado de forma tan veloz y precisa que no tenía solución, como tampoco el remate de Messi, que suma 15 goles en los últimos 9 partidos. Añadamos que Villa se ha mostrado intenso en la búsqueda de espacios entre lateral y central y también interpretando las subidas de Jordi Alba para incorporarse al centro. Así se resume la aportación positiva de los dos acompañantes de Messi.
9.- La negativa ha consistido en los malos controles del propio Villa, prolijamente desacertado en esta faceta; y en las dos ocasiones espléndidas de Pedro solo ante el guardameta Saizar, con lo que ya acumula tres jugadas iguales en tres días, todas ellas desperdiciadas, algo chocante en quien era capaz de ametrallar una moneda de diez céntimos sin pestañear. Es cierto, no lo obviemos, que hasta Messi le ha imitado, disparando también al cuerpo del guardameta, desoyendo aquel viejo consejo de Gerd Müller: “Yo no apunto al portero, apunto a la portería”.
y 10.- La discreción del desempeño colectivo, alejado de las excelentes noches recientes, contrasta con el retorno contundente de Piqué, al que harán faltan más tardes de este tamaño y ante rivales de igual categoría, para alcanzar la bienvenida definitiva. Pero a la espera del certificado notarial, y mientras Messi continúa recitando odas al fútbol, como en esa cabalgada eterna driblando rivales cordobesistas, digamos que el Kaiser ya ha llamado a la puerta.
– Foto: EFE
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