1.- Como lucecitas en la noche estrellada, del curso pasado quedaron colgando en el cielo blaugrana unos interrogantes centelleantes: la previsibilidad, el ataque posicional, las murallas rivales… Preguntas, cuestiones, interrogantes… El futuro, ¿cómo será el futuro?
2.- El Barça de Tito ha tomado una decisión: si no podemos (o no sabemos) responder aquellos interrogantes que quedaron sueltos, buscaremos nuevas preguntas y las contestaremos también a partir de respuestas nuevas. Y en ese punto estamos, en los nuevos rostros que muestran las antiguas caras. Cuando todo circulaba por la derecha, eligió transitar por la izquierda. Si el juego era inmensamente posicional, apostó por separar líneas y ampliar las transiciones. Aquel Barça era tan previsible que decidió dejar de serlo para volver a dominar desde otros registros.
3.- Jamás había sufrido menos el Barça ante un equipo de Unai Emery como esta tarde en Moscú. Quizás semejante afirmación resuma un partido resuelto con la contundencia del funcionario que sella por triplicado la petición administrativa que le acaban de pasar. Con la precisión del notario que da lectura al testamento del finado, el Barça de Tito se presenta sobre el césped artificial dispuesto a sajar al Spartak sin anestesia.
4.- Y lo hace desde el principio. Hay un duelo de jerarquías en el centro del campo. Emery refuerza su banda derecha para tapar a Thunderball Alba; junta a Carioca y Kallström en el doble pivote para cerrar a Messi y Cesc; y deja a Jurado como primer descargador de balones. El gaditano deberá encargarse de hacer respirar a su equipo.
5.- Enfrente, Sergio Busquets. Simplemente eso. Busquets con todos los mapas de la anticipación desplegados sobre la moqueta. Crecido y agigantado, dispuesto a cubrir todo el Luzhniki, a lo ancho y a lo largo, como si los dos partidos de ausencia le hubiesen abierto la glotonería de los espacios. Jurado gana alguna batalla, pero Busquets acabará aburriendo a todos los moscovitas, hartos de su avasalladora presencia.
6.- Lo que Emery tapa en su derecha, lo desnuda por su izquierda y ahí Pedro y Alves se dan un festín. Emery siempre está atento a lo que practican sus rivales y ahora es sabido que el Barça ha girado la circulación a la izquierda, así que intenta evitar esa sangría que Alba e Iniesta han venido ejerciendo. Tito, que lo sabe, ni siquiera planta un atacante por ese costado y refuerza el diestro con un Pedro revolucionado como si acabara de debutar hace diez minutos.
7.- Al espacio, Pedro es el electrón libre de este equipo y compone, junto a Busquets, la reserva espiritual del vestuario. Si Messi, Xavi e Iniesta, la Santísima Trinidad de Wembley 2011, representan la esencia del juego, Pedro y Busquets son los estajanovistas grises que mueven las palancas del navío.
8.- Animal competitivo, el Barça de Tito empieza en posicional y pronto separa líneas entre sí y regala espacios por el pasillo central a fin de obtenerlos en el intercambio. Digámoslo de otro modo: para encontrar facilidad en la transición ofensiva, reduce sus seguridades en la defensiva. Hoy se ha visto claramente que era algo buscado con premeditación.
9.- Ni siquiera les importa errar pases en zonas arriesgadas porque saben que de esos errores surgirán nuevas oportunidades. En ocasiones, el mayor peligro no llega en la primera acción, sino en la pérdida y recuperación o en un simple rebote. Entonces es cuando más peligroso se torna el Barça, al estilo del famélico Messi.
10.- Messi ya es capaz de asistir y rematar a gol en la misma jugada. Lo consigue en el segundo tanto del equipo, cuando asiste para Iniesta, pero el disparo de este es despejado por el meta Dykan y remachado por Messi. Poco antes se había producido otro fenómeno curioso: seis defensas del Spartak vigilan a Messi dentro del área y liberan a Dani Alves para que el brasileño fusile el primer tanto. Tanta es la atracción del Rey Gol.
11.- Como nunca dimite ni siquiera del balón más imposible, Messi acaba haciendo tiritar a los pingüinos. Convertido ya definitivamente (por este año) en centrocampista atacante, es decir, en el Busquets del piso de arriba, Messi ha aprendido de Xavi que no hay mayor velocidad que adormecer al contrario acunándolo dulcemente. Por momentos, uno ve a la serpiente atrayendo fatalmente al conejo por esa irresistible atracción del abismo que mencionara Pushkin. Messi es el abismo para el rival. La atracción fatal.
y 12.- El partido deja nuevas muescas para el argentino; a Iniesta bailando un tango en el triángulo minúsculo del córner; a los centrales un poco más encantados por haberse conocido; a Pedro y Busquets ejerciendo una presión muy física, aunque menos posicional; a las posiciones de partida, diluidas por completo a causa de la fluidez general: ya no parece haber posiciones demasiado fijas, sino el orden desordenado del líquido; y al equipo entero explicándonos que quizás no supieron responder los interrogantes que quedaron pendientes. Que quizás aquellas preguntas no pudieron contestarlas como merecían, pero que ya tienen nuevas respuestas y solo están esperando que lleguen las siguientes cuestiones.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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